Tercer Milenio

En colaboración con ITA

El desmitificador

Los secretos científicos de los test de antígenos

Que si el zumo de naranja da positivo, que la luz ultravioleta revela el resultado sin aplicar la muestra… Descubramos la verdad, y la ciencia, detrás de estos experimentos caseros.

Los test son una tira de papel impregnada con décadas de avances científicos, anticuerpos y nanopartículas
Los test son una tira de papel impregnada con décadas de avances científicos, anticuerpos y nanopartículas
Adobe Stock

Por fin, parece que los casos de coronavirus vuelven a bajar, pero seguro que muchos todavía recordáis las navidades y el mes de enero con hastío. El bicho jorobó las reuniones familiares y consiguió que acabáramos hasta las narices, nunca mejor dicho, de los famosos test de antígenos. Y, hablando de estos test, ¿no os hartasteis también de los mitos sobre su funcionamiento? Que si el zumo de naranja daba positivo, que la luz ultravioleta revelaba el resultado sin aplicar la muestra… Descubramos la verdad, y la ciencia, detrás de estos experimentos caseros

El mito

La pandemia de SARS-CoV-2 ha dado pábulo a cientos de mitos sobre el virus, las vacunas, las pruebas diagnósticas… Tenemos para elegir. Durante los últimos meses, los bulos más famosos circulaban en torno a los test rápidos, también conocidos como test ‘de antígenos’. Los vídeos cortos en Tik Tok y Twitter demostraban visualmente como goticas de zumo de naranja provocaban positivos, incluso cómo un examen rápido de los test bajo luz ultravioleta parecía revelar los resultados antes de llevar a cabo el análisis. 

También crecieron las críticas alrededor de la simpleza de los test, muchos se mostraban indignados al descubrir que las cajitas de plástico de la farmacia escondían dentro una sencilla tira de papel. ¿Cómo son tan caros, entonces?

Verdadero o falso

Sorprendentemente, resulta que muchos de estos experimentos son verdad. Sí, es posible que el zumo consiga dar positivo y las lámparas ultravioleta revelan las bandas invisibles del test. Y, efectivamente, los test consisten básicamente en una tirita de papel, la caja de plástico que los envuelve simplemente facilita la distribución y la ejecución de la prueba. Pero no hay ninguna conspiración detrás de todo esto. Los test son una tira de papel impregnada con décadas de avances científicos, anticuerpos y nanopartículas, y la explicación de los experimentos con el zumo y las lámparas de CSI aficionado es muy sencilla, tal y como veremos a continuación.

Primero, expliquemos de dónde viene el nombre de test ‘de antígenos’. ¿Qué es esto? Los antígenos son sustancias que provocan una respuesta inmunológica. Nuestras defensas reconocen a estos antígenos gracias, entre otras cosas, a los anticuerpos, unas proteínas con forma de Y especializadas en identificar y neutralizar elementos extraños. Como este reconocimiento antígeno-anticuerpo funciona tan bien, los científicos lo han copiado para fabricar pruebas diagnósticas, como los test más exitosos de las pasadas navidades.

Como muestra esta infografía de Verificat, la tirita de papel tiene varias zonas recubiertas de anticuerpos, entre ellas la línea del test (T) y la zona de control (C). Cuando ponemos la muestra, el líquido empieza a moverse por la tira de papel gracias a la capilaridad, el mismo fenómeno que utilizan las plantas para absorber agua, y también el culpable de que, a veces, se ‘corra’ la tinta sobre el papel al mojarse. Si la muestra tiene suficientes antígenos (es decir, tiene una carga viral alta), las mezclas de anticuerpos reconocen al intruso y provocan un cambio de color. La zona de control también reacciona gracias a sustancias presentes en el propio test, para asegurar que el proceso ha funcionado correctamente.

Pero ya vale de palabrería. ¿Y las naranjas? ¿Y las lámparas ultravioleta? Vamos con ello. Las naranjas a veces dan falsos positivos (y también resultados poco concluyentes) porque alteran el pH de las muestras. Como hemos explicado, los anticuerpos son proteínas, y estas moléculas llevan muy mal los cambios de acidez, temperatura y disolventes. Normalmente, los test se distribuyen con una disolución ‘tampón’ para preparar la muestra y mantener el pH estable y en condiciones óptimas. Las naranjas son muy ácidas y alteran el resultado. Algo parecido ocurre, como explican en Newtral, si utilizamos Coca-Cola, cerveza, incluso agua del grifo.

La supuesta fluorescencia también tiene una explicación sencilla. Las proteínas son cadenas de unas biomoléculas llamadas aminoácidos y, por su estructura química, hay varios aminoácidos con propiedades fluorescentes, como la tirosina, el triptófano y la fenilalanina. Al iluminarlas con una lámpara de luz ultravioleta, estos aminoácidos absorben radiación y, más tarde, la emiten dentro del espectro visible. Igual que los carteles luminosos de los garajes. Gracias a este mismo fenómeno, los CSI de verdad utilizan las lámparas ultravioleta para detectar manchas de sangre y huellas dactilares, ambas pistas acumulan proteínas y otras biomoléculas fluorescentes. En resumen, la lámpara no predice el resultado, simplemente revela las zonas del test recubiertas de anticuerpos. Deberíamos preocuparnos si no viéramos nada.

De propina

Quizás la parte más fascinante de los test de antígenos es algo que hemos nombrado de pasada al comenzar el artículo: las nanopartículas. Y es que el temido cambio de color de blanco negativo a rojo positivo es culpa, precisamente, de la nanociencia.

Muchos test tienen los anticuerpos unidos a unos marcadores hechos de nanopartículas de oro (mira, igual por eso subieron tanto de precio). Al producirse la unión antígeno-anticuerpo el entorno químico de la nanopartícula cambia, y cambia también cómo interaccionan con la luz, lo que provoca el viraje al rojo. 

Pese a lo moderno que suena todo esto, resulta que este efecto lo conocían ya los romanos (y, posiblemente, también los mayas). Hace más de 1.600 años, los artesanos romanos sabían fabricar vidrio que cambia de color gracias a las nanopartículas de plata y oro. Si os interesa este fenómeno, los divulgadores Anna Morales (@SizeMattersBaby) y Pedro Pérez (@ElCubildePeter) explican toda la ciencia subyacente en sus canales de Youtube. Son dos vídeos chulísimos sobre la copa de Licurgo, el artilugio artístico romano “más espectacular de su época” y el color azul maya. Este pigmento se considera actualmente el descubrimiento nanotecnológico más antiguo: una mezcla de indigoferina, un colorante vegetal, con un mineral nanoporoso. 

Copa de Licurgo, fabricada con un vidrio dicroico: de color rubí cuando la copa es iluminada desde atrás y verde cuando se la ilumina frontalmente.
Copa de Licurgo, fabricada con un vidrio dicroico: de color rubí cuando la copa es iluminada desde atrás y verde cuando se la ilumina frontalmente.
Wikipedia

Si os apetece aprender más sobre nanotecnología, echadle un vistazo a los vídeos de Anna, una divulgadora fantástica que mezcla ciencia con música, arte, películas de Marvel… ¡De todo! Porque, aunque parezca ciencia-ficción, el mundo nano está más conectado con nuestro día a día de lo que pensamos.

Fernando Gomollón Bel Químico y divulgador científico

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