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Muchos bebés ya no toman purés y puede ser peligroso

El BLW es un método que está de moda y opta por iniciar la alimentación complementaria con alimentos enteros, alegando diversos beneficios, aunque los defensores de esta técnica reconocen un mayor riesgo de atragantamiento.

con el BLW es el niño el que coge con sus manos los alimentos para llevárselos a la boca y puede crecer el riesgo de atragantamiento.
con el BLW es el niño el que coge con sus manos los alimentos para llevárselos a la boca y puede crecer el riesgo de atragantamiento.
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Muchos bebés ya no comen purés. El baby-led weaning (BLW) o alimentación autorregulada por el bebé, como se podría traducir en español, ha provocado que muchos padres opten por iniciar la alimentación complementaria a los seis meses en forma de alimentos enteros, en lugar de triturados, siendo el niño el que coge con sus propias manos los alimentos para llevárselos a la boca y el que elige además cuánto comer. David Bisbal y Rosanna Zanetti o Laura Escanes y Risto Mejide son dos parejas de famosos que han compartido en sus redes sociales este método de introducción de la alimentación complementaria que aplican con sus hijos. Y es que es una técnica tan habitual, que en las consultas pediátricas se ha convertido en una de las cuestiones más planteadas. “En la actualidad, existe una preocupación paterna sobre la nutrición de los niños, porque cada día los padres son más conscientes de que la alimentación durante los primeros años de vida contribuye en la salud futura”, explica Ignacio Ros, especialista en gastroenterología y nutrición pediátrica del Hospital Miguel Servet.

Los partidarios del BLW defienden que aporta unos mejores hábitos alimenticios más saludables, que respetan el hambre y la saciedad, además de que estimula el desarrollo psicomotor del niño, al ser él mismo quien agarra los trozos de la comida, y que también mejora la transición a la alimentación sólida puesto que se trabaja la masticación desde los seis meses. Sin embargo, los defensores de este método también reconocen los inconvenientes, ya que existe un mayor riesgo de atragantamiento y un riesgo de que no se alcancen las necesidades energéticas. “A pesar de que no están demostrados ni los beneficios ni los riesgos, porque no hay resultados concluyentes, sí que parece más probable que el riesgo de atragantamiento aumente al tomar los niños trozos en vez de purés”, anota Ros. “Sin embargo, aunque se tiende a pensar que el BLW solo es que los niños coman sólidos, en su filosofía se exponen unos cambios que ya ha habido en la alimentación y que de verdad hay que recomendar”.

“Por ejemplo, permitir que el niño coma hasta que se sacie es independiente del BLW. También se puede hacer con los purés”, alega el facultativo del Miguel Servet. “De hecho, siempre hay que respetar el hambre y la saciedad del niño”, añade el mismo. “El mensaje de cuánto más mejor es el que hay que evitar. Hemos pasado de una época, en la posguerra, en la que la mayoría de los niños no tenían para comer y que se asociaba el estar más gordico con la salud. Ahora es al revés. Los niños deben tener una alimentación adecuada, pero no en exceso, para evitar los riesgos del sobrepeso el día de mañana”.

“Lo mismo ocurre con la variedad de la alimentación”, señala Ros. Y es que el BLW alega que los niños desarrollan menos aprensión a determinados alimentos. “Como ocurre tanto con los beneficios como los riesgos no hay un resultado concluyente. Sin embargo, si se opta por los purés también se puede favorecer la introducción de alimentos”, continúa. “Y es que se debe evitar la introducción tardía de algunos alimentos, porque ya ha quedado demostrado que el riesgo de alergias no disminuye por darlos más tarde. Por lo que siempre se debe apostar por la variedad y evitar ese puré de verdura con un calabacín, una zanahoria, un puerro y media patata todos los días. Los purés deben tener diferentes texturas y sabores, pero no necesariamente se deben dar trozos, es decir, apostar por el BLW, para que la diversidad alimentaria sea mayor”.

También es cierto, que tampoco puede ser que los niños estén tomando purés hasta los dos años. Tienen que aprender el desarrollo de la masticación mucho antes y desde los nueve meses se debe empezar a introducir alimentos progresivamente”, indica. “Sin embargo, si se hace antes de esta edad, como el BLW recomienda, se debe tener en cuenta que los bebés no tienen masticación rotatoria”. Es por este motivo por el que los padres que optan por este método suelen hacer un curso de reanimación cardiopulmonar. “El problema de los trozos es el riesgo de atragantamientos y aunque no se ha comprobado, lógicamente parece más probable”, anota el especialista en gastroenterología y nutrición pediátrica. De hecho, por esta razón principalmente, pero también para que los niños tengan un correcto aporte energético, nació el método baby-led introduction to solids (BLISS), que es una técnica modificada del BLW que hace hincapié en los alimentos ricos en hierro y energía, pero también en aquellos con los que es menos difícil que sufran un atragantamiento.

Como conclusión, el facultativo recuerda que “para adoptar algunas de los beneficios que promueve el BLW no solo este método los aporta, ya que se pueden adoptar con los purés. Eso sí, si se decide apostar por el BLW o por el método modificado, el BLISS, se debe estar siempre muy bien asesorado, atendiendo a qué alimentos se pueden tomar y cuáles no. Además de ser conscientes de que cada niño tiene un desarrollo individual”.

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