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¿Qué es la anorgasmia?

Existen soluciones terapéuticas para esta disfunción sexual, que se da más habitualmente en mujeres, aunque no son las únicas.

Está relacionado con el placer y la posibilidad de alcanzar el orgasmo.
Está relacionado con el placer y la posibilidad de alcanzar el orgasmo.
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No poder llegar al orgasmo es una de las preocupaciones más frecuentes que llegan a las consultas de las asesorías sexológicas. Puede deberse a diversos factores de mayor o menor relevancia, pero cuando la problemática persiste y se convierte en una disfunción sexual, bien sea a solas o en pareja, a esta imposibilidad de alcanzar el clímax se la denomina anorgasmia.

"Cualquier persona de cualquier edad y condición podría sufrirla aunque si es verdad que ciertos factores hacen que aumenten las probabilidades de su aparición", detalla la sexóloga Nayara Malnero, colaboradora de la compañía de bienestar sexual especializada en juguetes innovadores Tenga. Estos factores se pueden dividir en tres: 

1. Personas con discapacidad o con tratamientos médicos muy potentes: determinadas condiciones físicas afectan a la sensibilidad y al reflejo orgásmico.

2. Toma de medicamentos habituales como antidepresivos, ansiolíticos, hipertensivos, antihistamínicos, etc. puesto que si bien por sí mismos es poco probable que causen anorgasmia, sí que dificultan la llegada al orgasmo a nivel general.

3. Mala educación sexual, mitos y tabúes o desconocimiento sobre tu propio cuerpo. "Según el barómetro TENGA cada vez más personas reconocen masturbarse y estar satisfechos sexualmente también a solas, esto es genial porque nos asegura un buen conocimiento de nosotros mismos y un aumento de las probabilidades de experimentar orgasmo a solas y en pareja", señala la especialista. No obstante, todavía siguen existiendo deficiencias educativas que pueden producir anorgasmia con mayor probabilidad que las causas médicas. "Las mujeres descubren sus cuerpos más tarde que los hombres y se masturban menos, por lo que sufren esta problemática con mayor frecuencia", apunta.

Los síntomas están claros: "el orgasmo no aparece y el placer sexual va haciéndose cada vez más pequeño. Por supuesto, también afecta al deseo sexual, que va a menos", repasa la sexóloga. Existen, a su vez dos tipologías: primaria y secundaria. "Es una forma habitual de diferenciar entre las disfunciones sexuales que ocurren desde siempre. La primaria sería aquellos que nunca han tenido un orgasmo, y la secundaria los que, después de un momento dado, por ejemplo la menopausia, no han vuelto a tener orgasmos".

¿Cuál es la solución?

Esta pasa por la terapia. Por ello, Malnero anima "a todas las personas en esta situación a acudir a terapia sexual", y añade: "Si bien los terapeutas no podemos prometer el soñado orgasmo, si podemos asegurar una gran mejora en la satisfacción sexual".

Para ello, explica, además del trabajo psicológico y de la educación sexual que brindanen consulta, los terapeutas también trabajan "con ejercicios físicos e incluso con juguetería erótica tanto para mujeres como para hombres".

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