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Un estudio revela que padecer depresión antes o después del diagnóstico de cáncer de mama reduce la supervivencia

Los resultados sugieren que diagnosticar y tratar la depresión en el momento del diagnóstico del cáncer de mama y después puede ser fundamental para la atención y la supervivencia de las pacientes.

cáncer de mama archivo
Una imagen de archivo de la lucha contra el cáncer de mama.
Unsplash

Un estudio reciente, realizado en 6.054 pacientes diagnosticadas de cáncer de mama y cuyos resultados han sido publicados en 'Cancer', revela que padecer depresión antes o después del diagnóstico de cáncer de mama se asocia a una menor probabilidad de supervivencia.

Para llegar a esta conclusión, el investigador del Centro Oncológico Markey la Universidad de Kentucky, Bin Huang, y sus colegas analizaron los datos del Registro Oncológico de Kentucky para identificar a las mujeres adultas diagnosticadas de cáncer de mama invasivo primario en 2007-2011.

Utilizando los datos del registro de cáncer vinculados a las reclamaciones sanitarias, el equipo clasificó a las pacientes en pacientes sin diagnóstico de depresión, con diagnóstico de depresión solo antes del cáncer, con diagnóstico de depresión solo después del diagnóstico de cáncer o con depresión persistente definida como depresión antes y después del diagnóstico de cáncer. El equipo también evaluó si las pacientes habían recibido el primer tratamiento recomendado por las directrices de tratamiento del cáncer de mama de la National Comprehensive Cancer Network.

De las 6.054 pacientes, el 4,1 por ciento, el 3,7 por ciento y el 6,2 por ciento tenían depresión persistente, depresión antes del diagnóstico y depresión después del diagnóstico, respectivamente. Los análisis indicaron que el 29,2 por ciento de las pacientes no recibieron el tratamiento del cáncer de mama recomendado por las directrices. Además, durante una mediana de seguimiento de cuatro años, el 26,3 por ciento de las pacientes fallecieron.

La depresión solo antes del diagnóstico y la depresión solo después del diagnóstico (pero no la depresión persistente) se relacionaron con una peor supervivencia en comparación con la ausencia de depresión. En concreto, la depresión previa al diagnóstico se asoció a un riesgo de muerte un 26 por ciento mayor, y la depresión posterior al diagnóstico, a un riesgo un 50 por ciento mayor. Además, los pacientes que no recibieron el tratamiento recomendado por las directrices se enfrentaron a un riesgo de muerte un 118 por ciento mayor que los que recibieron la atención recomendada.

En comparación con las pacientes sin depresión, las pacientes con depresión posterior al diagnóstico o persistente tenían una probabilidad similar de recibir el tratamiento recomendado por las directrices, pero las pacientes con depresión solo previa al diagnóstico tenían un 25 por ciento menos de probabilidades de recibir atención acorde con las directrices, aunque este hallazgo fue marginalmente significativo ya que se necesita más investigación para investigar las posibles causas de esta asociación.

Los resultados sugieren que diagnosticar y tratar la depresión en el momento del diagnóstico del cáncer de mama y después puede ser fundamental para la atención y la supervivencia de las pacientes.

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