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Señales de un consumo problemático de las pantallas y 5 consejos para prevenirlo

Charo Molina y Jesús de Echave, psicólogos clínicos del Centro Muncipal de Atención y Prevención de Adicciones, explican cómo actuar en estos casos.

Consejos para saber reconocer el abuso de videojuegos, redes sociales y otros puntos de entrada a las adicciones comportamentales, como la ludopatía.

Ante el aumento del número de atenciones por adicciones comportamentales, que han vuelto a cifras prepandemia, los psicólogos clínicos del Centro Municipal de Atención y Prevención de Adicciones ofrecen algunos consejos para detectar los síntomas de un consumo problemático de las pantallas, redes sociales y vídeojuegos, posibles "puntos de entrada" a estos trastornos cuando no se hace un uso adecuado de ellos.

"El adolescente no desarrolla per se una capacidad de autocontrol. Si no tenemos unos límites en casa y otra forma de socializar, lo que nos ocurre es que el chico o chica se acaba encerrando en su habitación. Por eso, es importante encontrar un equilibrio", defiende Charo Molina, psicóloga clínica del Cmapa, que trabaja en la prevención de adicciones en los jóvenes. Tres de las señales más claras para saber reconocer un consumo problemático de las pantallas o los videojuegos sería cuando el niño deja de hacer cosas que antes le gustaban, interrumpe sus hábitos y baja su rendimiento. "El problema se crea cuando no hay compatibilidad entre lo que yo tengo que hacer y lo que verdaderamente hago", señala.

"No podemos suplir con tecnología lo que es educación"

Para evitar esto, Jesús de Echave, psicólogo clínico del Cmapa, aconseja a las familias llevar un buen "control" y poner límites desde la infancia, tanto en casa como en la escuela, por parte de los profesores. 

 "Un buen control no quiere decir que porque el menor esté en casa sin salir vaya a estar mejor. Puede que esté a las 3.00 de la mañana jugando a un videojuego en su habitación o en la cama con el móvil. Si tiene su rato para jugar, perfecto, pero si no tiene límites acaba la persona zombi que ni duerme. Es ese tipo de cuestiones a las que tenemos que estar atentos. No podemos suplir con tecnología lo que es educación", sostiene este psicólogo. 

¿Qué modelos tienen los menores y cuáles se deben dar?

  1. "Cuanto más se alargue la edad de posesión del móvil, mejor". Los psicólogos señalan que la tenencia de estos dispositivos se ha adelantado a edades cada vez más tempranas, y esto repercute en la infancia. En este sentido, advierten de que muchas de las frustraciones o miedos se traspasan de padres a hijos, lo cual puede ser también contraproducente. "Se generan unas situaciones de estrés y de angustia por parte de las familias que además se trasladan a los hijos. Ese 'no, es que como yo me voy a trabajar y él se va al instituto... ya que se lleve el móvil y lo tengo localizado'. Estas madres o estos padres no tenían móvil cuando tenían 15 años y han sobrevivido, luego no sirve de nada ese afán de súper control hacia los hijos cuando realmente no estás controlando nada", señalan.
  2. Entrar en conflicto con tu hijo por el uso del móvil es complicado, pero hay que hacerlo desde el principio. Los psicólogos subrayan que esta parte genera un trabajo y un esfuerzo extra a las familias, que deben revisar y comprobar el tiempo que dedican a las redes los menores además de instalar controles parentales. 
  3. Poner "interruptores" externos. "Hay veces que los padres se cansan de decir: 'deja el móvil', 'ya vale' o 'deja el juego'. Y eso es también muy agotador para los padres. Aquí se da la pauta de recurrir a un interruptor externo, una alarma, y que cuando suene, ese chico o esa chica sepa que lleva una hora jugando para que sea capaz de interiorizar lo que es el tiempo", añaden.
  4. Buscar espacios para la desconexión digital. Tanto Molina como De Echave aseguran que están viendo personas jóvenes que "están volviendo a los teléfonos antiguos", que consumen mucho menos, y no tienen acceso a datos. "Con ellos se apañan más que de sobra y luego otra gente, sobre todo parejas o familias, tienen la cestita en la entrada para dejar el móvil igual que las llaves. Otra cosa es que se tenga una urgencia o una necesidad de llamar, y entonces se coge, pero no que estemos comiendo y cada uno con su móvil", detallan. 
  5. "Creernos que la influencia de la familia va mucho más allá y que la actitud sea intentar estar ahí". Compartir espacios de ocio, actividades en espacios de tiempo libre fuera de casa es "importantísimo" a juicio de ambos para demostrar que hay otras alternativas al uso de las pantallas. "Ser padres y educadores supone una responsabilidad y un esfuerzo, y hay que asumirlo", concluyen.
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