salud

La OCU alerta de que Zaragoza supera los niveles de contaminación por partículas

Las PM2'5 irritan e inflaman las vías respiratorias, agravan el asma y elevan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón.

Contaminación en Zaragoza
Imagen de archivo de la contaminación sobre Zaragoza.
HA

La Organización de Consumidores (OCU) ha alertado de que Zaragoza se encuentra entre las ciudades que superaron en 2018 los niveles de contaminación por partículas en suspensión (PM 2,5) que recomienda la OMS, pero no figura entre las que superaron las emisiones de partículas gruesas (PM10).

De las diez ciudades analizadas, Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Palma, Las Palmas, Bilbao y Valladolid, la capital aragonesa fue la que menos emisiones de PM 2,5 emitió en 2018 y se quedó justo en el valor recomendado por la Organización Mundial de la Salud, 10 microgramos por metro cúbico, si bien, la única estación de medición de esta ciudad superó en algún momento los 25 µg/m³ diarios, otro límite de emisiones que establece la OMS.

Como recuerda la OCU en una nota de prensa, las partículas en suspensión irritan e inflaman las vías respiratorias, agravan el asma y elevan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer de pulmón y hacen referencia a un estudio publicado en el European Heart Journal que duplica la estimación actual sobre el número de muertes prematuras producidas cada año por la contaminación del aire, hasta alcanzar los 660.000 fallecidos solo en la Unión Europea.

Entre los principales responsables de estas muertes estarían las partículas más pequeñas (PM 2,5), para las cuales no existe un umbral seguro motivo por el que los científicos recomienden al menos rebajar los límites permitidos por la Unión Europea para ajustarlos a los fijados en las directrices de la OMS y que en el caso de partículas en suspensión supondría que reducirlos a la mitad, señala la organización de consumidores.

Aunque las fuentes de emisión varían según la ciudad, la principal sigue correspondiendo a los vehículos diésel, sobre todo de los modelos más antiguos. Por ello, la OCU pide a los Ayuntamientos de las grandes ciudades el desarrollo urgente de protocolos de actuación con límites vinculados a las directrices de la OMS, más exigentes que las de la UE.

También urge al Gobierno a que obligue a establecer zonas de bajas emisiones en las grandes ciudades, tal y como contempla el anteproyecto de Ley de Cambio Climático, y que en la actualidad solo existen una en Barcelona y otra en Madrid. En todos los casos, las medidas deberían contemplar la restricción del acceso y el aparcamiento a los vehículos más contaminantes, acciones de refuerzo del transporte público (y de rebaja en su coste), así como la reducción de la velocidad en la ciudad. Consideran que habría que tratar de reducir el impacto de otros emisores, como las calderas de carbón y gasóleo de las comunidades de vecinos, las derivadas de los puertos y aeropuertos o las generadas por la industria cercana.

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