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Sí, comer queso es bueno para la salud (y este estudio lo confirma)

Una investigación sugiere que los antioxidantes de este alimento reducen el sodio del organismo y el riesgo cardiovascular.

Queso
El queso es un manjar que encuentra en Aragón (y su ganadería) un gran aliado.
Pixabay

Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Penn State (Estados Unidos) ha mostrado que los antioxidantes que se encuentran de forma natural en el queso pueden ayudar a compensar el daño que provoca la sal a los vasos sanguíneos.

"Si bien hay un gran interés para reducir el sodio en la dieta, para muchas personas es difícil. Posiblemente poder incorporar más productos lácteos, como el queso, podría ser una estrategia alternativa para reducir el riesgo cardiovascular y mejorar la salud de los vasos sin reducir el sodio total", han dicho los investigadores.

El exceso de sodio en la dieta está asociado con factores de riesgo cardiovascular como la presión arterial alta. De hecho, la Asociación Americana del Corazón recomienda tomar menos de 2,3 miligramos de sal al día. Ante esto, investigaciones anteriores han demostrado una relación entre los productos lácteos, incluidos los quesos con alto contenido de sodio, y una mejor del corazón.

"Los estudios han demostrado que las personas que consumen la cantidad recomendada de porciones de lácteos cada día generalmente tienen una presión arterial más baja y una mejor salud cardiovascular en general. Queríamos ver esas conexiones más de cerca y explorar algunos de los mecanismos por los cuales el queso puede afectar la salud del corazón", han comentado los investigadores.

Para ello, analizaron a 11 adultos sin presión arterial alta y los dividieron en cuatro grupos: uno que siguió una dieta baja en sodio y  sin lácteos; otro con una dieta baja en sodio y alta en queso; otro con una dieta alta en sodio y sin lácteos; y uno con una dieta alta en sodio y alta en queso. Las dietas bajas en sodio hicieron que los participantes consumieran 1.500 miligramos de sal al día, mientras que las dietas altas en sodio incluyeron 5.500 miligramos de sal por día. Las dietas de queso incluían 170 gramos de varios tipos diferentes de queso al día.

Al final de cada dieta semanal, los participantes regresaron al laboratorio para someterse a pruebas. En concreto, los investigadores insertaron pequeñas fibras debajo de la piel de los participantes y aplicaron una pequeña cantidad del medicamento acetilcolina, un compuesto que les indica a los vasos sanguíneos que se relajen. Al examinar cómo los vasos sanguíneos de cada participante reaccionaron al medicamento, los investigadores pudieron medir la función de los vasos sanguíneos.

Los participantes también se tuvieron que someter a un control de la presión arterial y tuvieron que proporcionar una muestra de orina para asegurarse de que habían consumido la cantidad correcta de sal durante la semana. De esta forma, los científicos compraron que después de una semana con la dieta alta en sodio y sin queso, los vasos sanguíneos de los participantes no respondían tan bien a la acetilcolina y tuvieron más dificultades para relajarse, si bien no observaron esto después de la dieta alta en sodio y alta en queso.

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