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Cubiertos de Gloria

Una máquina quitanieves en la N-234 en la provincia de Teruel.
Una máquina quitanieves en la N-234 en la provincia de Teruel.
Antonio García / Efe

No sé qué ha sido más histórica, si la nevada que ha dejado aislados a decenas de pueblos o la descoordinación entre las administraciones para abrir paso a sus habitantes. Ante una situación de emergencia como la que desató la borrasca Gloria entre el lunes y el martes en el sur de la provincia de Zaragoza y en Teruel, es lógico que sea prioritario abrir las carreteras principales. Pero que el miércoles, e incluso el jueves, siguieran cientos de personas sin poder acceder a esas vías clama al cielo. Imaginen la impotencia de los padres de niños enfermos que no podían llevarlos al hospital porque no había llegado la quitanieves, como ocurrió en Villarroya del Campo. O las peticiones de auxilio en vano de los alcaldes. O la perplejidad al divisar las quitanieves dándose la vuelta antes de limpiar el pueblo porque no era de su competencia. Como si una población de 40 habitantes pudiera costearse una de esas máquinas. "Cuantas más administraciones nos ponen a los ciudadanos, peor servidos estamos", resumía un ganadero de Langa del Castillo, en la comarca de Daroca. Hay muchas explotaciones ganaderas a las que aún no se ha podido acceder para alimentar a los animales. ¿Quién puede mantener un negocio en estas circunstancias? ¿Alguien cree que se puede revertir el fenómeno de la España vaciada a la vista de estas situaciones propias de la Edad Media?

Lejos de asumir responsabilidades, ahora vendrán los balones fuera y las acusaciones mutuas entre los distintos gestores (Gobierno central, Comunidad, diputaciones, comarcas...). No estaría de más una reflexión seria para que, ante una situación de emergencia, no vuelvan a cubrirse de gloria.

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