Alexandra Jiménez: "Preestrenar ‘Menudas piezas’ en Zaragoza ha sido apoteósico"

La actriz zaragozana protagoniza la película, que se estrena mañana en cines.

La intérprete zaragozana, la pasada semana, en la capital aragonesa
La intérprete zaragozana, la pasada semana, en la capital aragonesa
Guillermo Mestre

Alexandra Jiménez (Zaragoza, 1980) da vida a Candela en la película ‘Menudas piezas’, un largometraje del cineasta zaragozano Nacho G. Velilla que narra una aventura de superación inspirada en el caso real que protagonizaron los alumnos del colegio público Marcos Frechín de la capital aragonesa, que ganaron el campeonato de España de ajedrez escolar en 2018 compitiendo contra otros 38 centros educativos. Tras su preestreno la pasada semana en Zaragoza, donde transcurrió buena parte de su rodaje, la cinta llega mañana a la cartelera.

¿Había rodado antes una película en su ciudad?

Ha sido la primera vez y ha resultado muy emocionante estar grabando en lugares que han sido importantes para mí durante mi infancia y mi adolescencia. Poder estar contando esta historia que está inspirada en algo que sucedió en mi ciudad es una acontecimiento muy especial para mí.

¿Cómo vivió esos días de filmación en la capital aragonesa?

Cada rincón es especial y rodamos secuencias muy divertidas y muy significativas para la película, como la pelea de gallos en un solar del barrio de la Magdalena y otras escenas en el paseo de la Independencia, la calle de Alfonso I… Hubo un montón de momentos que, si me lo cuentan hace unos años, no me lo hubiera creído.

¿Cómo cree que la va a recibir el público en las salas de cine?

Espero que conecte de forma automática con la historia porque es una película cargada de humanidad, con unos personajes llenos de dignidad, precisamente porque aparentemente se les considera perdedores y consiguen realizar una hazaña maravillosa, sin pretender emocionar, pero emocionando a pesar de todo. Las historias contadas desde ese lugar tan poco maniqueo y tan auténtico conectan de forma sencilla con el espectador y ese es mi mayor deseo.

La película también demuestra que en Zaragoza, en Madrid o en cualquier lugar del mundo existen historias extraordinarias…

Efectivamente, la conclusión, al final, es que muchas veces damos por hecho que dependiendo de las cartas que nos tocan o de las circunstancias estamos destinados a vivir una serie de cosas y otras no. Es muy motivador e inspirador cuando te das cuenta de que contra todo pronóstico las cosas sí que pueden salir bien. También es verdad que hay ciertas cosas que no dependen de uno, pero que otras sí. En esta película, ver cómo unos chavales que no creen en sí mismos, porque han recibido el mensaje constante de que no valen, se cruzan con alguien que les dice: «Tenéis valor, sois muy capaces y pongámonos a ello», y recuperan una parte importante de la autoestima. Es muy significativa la figura del buen profesor, de la que tanto se habla en la película, de alguien que puede reconducir el camino de muchas personas que no creen en sí mismas para que encuentren una forma de potenciar sus valores. Por eso es tan importante la educación. Es una película que habla de muchas cosas muy actuales contadas de una forma moderna, dinámica y muy emocionante.

‘Menudas piezas’ también contiene un gran regalo sonoro a la capital aragonesa, la canción ‘ZGZ’ de Amaral...

Es preciosa, y un homenaje a la ciudad brutal. La película también los es porque retrata Zaragoza de una manera preciosa, resulta superfotogénica, algo que también me parece que es bonito que se muestre, y esta canción es la guinda para una celebración de una ciudad maravillosa como es Zaragoza.

A la hora de construir el personaje de Candela y la relación con su padre, ¿se valió de alguna experiencia similar en su propia familia?

Sí, pero yo con mi padre tengo una relación maravillosa (ríe). Mi abuelo le enseño a mi padre a jugar al ajedrez cuando era pequeño, y es verdad que me contó que esto cambió radicalmente sus resultados académicos, y como consecuencia su trayectoria. Para él era muy emocionante que yo contara esta historia, y por eso se convirtió en una película importante para mí. Me llenó de una responsabilidad, en el buen sentido, de querer abordarla queriendo poner toda la carne en el asador. Todas las secuencias con el personaje de mi padre me resultaban especialmente emocionantes, porque lo son y porque me parece preciosa esa relación de intentos constantes de acercarse y no saber cómo porque son los dos muy vehementes. En el fondo son iguales y no saben relacionarse si no es a base de dentelladas o de coces. Pero ves claramente el amor que sienten el uno hacia el otro, y también la recuperación de la autoestima del personaje de Candela.

¿En qué sentido?

La cinta no solo aborda la cuestión de los chicos jóvenes, también habla de cómo Candela trata de tapar una parte de su vida y se avergüenza de un pasado, de su manera de ser, de ese barrio que vive dentro de ella y que de alguna manera trata de esconder al principio. Es algo que tiene que ver con los complejos y con recolocar la autoestima.

El largometraje se preestrenó en los cines Palafox la semana pasada. ¿Cómo vivió aquel momento?

Ha sido apoteósico. Voy a ese cine desde que tengo 4 años. Nunca había estrenado una película en Zaragoza, me parecía increíble, y hacerlo en esa sala ni le cuento. La cantidad de veces que he ido con mis padres y con mis hermanos a alimentar mi fantasía, como todos cuando vamos al cine, pero además yo tenía esa fantasía añadida de poder hacer películas algún día, y, de pronto, encontrarme allí, presentando una película rodada en mi ciudad, rodeada de mi familia, de mis amigos... Ha sido uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Dentro de poco volveré a estar en Zaragoza para participar en el ciclo ‘La buena estrella’. Todo lo que está ocurriendo es muy bonito, muy entrañable y muy inesperado.

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