El trabajo de la estilista Raquel Díez y el de las tres compañeras que completan su equipo en Aragón TV va a menudo un poquito más allá de lo profesional. En su cuartel general, lleno de burros con ropa, zapatos y accesorios, se realiza un trabajo en el que se despliega una cercanía tanto física como anímica con los presentadores de la cadena. Y a los dos terrenos se atiende en realidad desde ese departamento, sujeto tanto a condicionantes técnicos o editoriales como a la propia personalidad de quienes cada día se presentan en un plató ante miles de espectadores.

"Si no se ven bien, se cambia toda la ropa, por mucho que yo considere que es la adecuada no se puede entrar inseguro a un plató. Mi trabajo es también el de generar confianza y para eso primero han de confiar en mí", explica Raquel. 

Ella lleva 17 años en este trabajo al que llegó desde el mundo del textil, en concreto de la sastrería. Y es ese oficio el que considera que le dio las claves para convertirse en estilista: "Nuestra labor no tiene que ver con el diseño de moda, más bien con el corte y confección, vestimos para un fin y a cuerpos muy diversos, nuestro objetivo es favorecer en las concretas condiciones que se requieren para la pantalla".

El primer mandamiento es, cuenta Raquel, "la limpieza visual", que pasa sobre todo por el monocolor y los tonos coordinados. El segundo es el tipo de programa para el que se está eligiendo la ropa y de acuerdo a un parámetro de "serenidad". Si el espacio es informativo, la ropa será más serena, en una graduación descendiente hasta llegar a los programas de entretenimiento.

Oliver Duch

Esta circunstancia es tan crucial que uno podría llegar a saber qué tipo de contenidos ofrece un canal con solo asomarse a su departamento de estilismo. "¿Ves mucho estampado?", pregunta Raquel. La respuesta es no, casi todas las prendas, ya sea para presentadores como para presentadoras, son lisas, con predominio de negros, marinos, blancos... Lo que significa que, en el momento actual, la mayor parte de los programas, muchos de ellos en directo y diarios, tienen un tono eminentemente informativo.“En un programa de ese tipo, la ropa no puede hablar por el presentador", apunta Díez.

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Aparte del contenido y el tono del programa, Raquel y su equipo piensan en el plano. No será lo mismo un estilismo para alguien que permanece sentado que para quien se dirige a los espectadores de cuerpo entero o, incluso, como es cada vez más habitual hoy en día, caminando por un plató. Algo que ha obligado a las estilistas a pensar en una indumentaria completa, "incluidos –advierte– los calcetines o las medias o, incluso, la ropa interior".

A este ‘escrutinio’, consciente o no por parte del espectador, al que de alguna manera se someten quienes aparecen en la televisión se ha añadido recientemente el HD. Un adelanto tecnológico que para Raquel es una ayuda: "Para nosotras es mucho mejor porque se aprecian las texturas y las calidades de la ropa".

Oliver Duch

En la tarea del equipo no está solo la de elegir qué ponerse, sino cómo. Y ahí entran una serie de trucos a los que Raquel se refiere humorísticamente como "el antiglamur".

"Menudos meneos y tirones nos da, a veces parece que nos están vistiendo como a toreros", dice riendo la periodista Sylvia Herrero, que esa tarde presenta ‘Conexión Aragón'. "Una vez que los presentadores se han puesto la ropa hay que colocarla bien, ajustarla, estirar las perneras de los pantalones o las mangas", explica Raquel, quien aparte de los ‘tirones’ tiene muchísimos más trucos.

Uno por ejemplo, el de poner una goma del pelo en las mangas para que no se bajen. O usar cintas adhesivas de doble capa para ajustar escotes indiscretos o bajos de los pantalones. Otros son de carácter puramente visual, como el de intentar que el pantalón y los zapatos vayan a tono, "porque alarga la pierna".

Toda la ropa que lucen los presentadores son cesiones, tanto de grandes almacenes como de pequeñas tiendas locales, a los que Raquel está "muy agradecida" porque sin ellos "este trabajo sería imposible".

Para componer ese armario que viene y va, el equipo de estilismo ha de llevar un gran orden espacial y mental. No se pueden repetir modelos ni, en la medida de lo posible, improvisar. Son muchos presentadores, casi todos en programas diarios, cinco estilismos por semana, que se programan con mimo. Por eso, Raquel y su equipo no van a escoger la ropa desde el capricho sino con "una lista". "Nos apuntamos los estilismos por los nombres de los presentadores: dos Blancas Lisos, un Miriam Sánchez...".

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