cine. ocio y cultura

Paula Ortiz alumbra con brillo las dudas de Teresa de Jesús en diálogo con la inquisición

La realizadora recibió el sábado el premio Panorama en el festival de Fuentes y estrenó la película sobre la mística que llega a los cines el 11.

Blanca Portillo realiza un formidable trabajo como Teresa de Jesús.
Blanca Portillo realiza un formidable trabajo como Teresa de Jesús.
Archivo HA.

Paula Ortiz (Zaragoza, 1979) cultiva la belleza y la intensidad en su cine. Se enamoró, ha contado, desde joven, desde los años universitarios de Teresa de Cepeda y Ahumada (Ávila, 1515 - Alba de Tormes, Salamanca, 1582), y andando los años ha encontrado un texto y un autor que le han conducido a ella: ‘La lengua en pedazos’ (2013) de Juan Mayorga. Premio Nacional de Teatro. Un texto nada fácil, hermoso y apasionante, que se suspende con la imaginación y la tensión dramática del escritor sobre ‘El libro de la vida’ de Teresa de Jesús. La película se proyectaba el pasado sábado en el Festival de Cine de Fuentes, y la realizadora, acompañada de Javier García y Arantxa Ezquerro, recibió el ciervo del premio Panorama.

En el guión definitivo de la puesta en escena del cuarto largometraje de Paula Ortiz han intervenido el autor, la directora y Javier García Arredondo, e intentan superar lo teatral con varios recursos, esencialmente los ‘flash backs’ que dan claves de su vida de niña (Ainet Jounou), de su adolescencia y juventud (Greta Fernández), de la relación con la familia. La película es, ante todo, como ha contado Paula Ortiz, un duelo entre dos puntos de vistas y dos actores: Blanca Portillo, como Teresa, y Asier Etxeandia, como ese inquisidor que quiere saber, que le tiende trampas, que desea armar un discurso para probar que Teresa se ha llevado mal con los suyos, que ha tenido la osadía de fundar la orden de las Carmelitas Descalzas y que, en el fondo, es una mujer herética.

Paula Ortiz pretende esclarecer la oscuridad del barroco como ha dicho: se trataba de intentar entender a una mujer iluminada, inconformista, radical, rebelde, y de eso va la película. Es un combate único y sostenido de dos intérpretes, de concepciones teológicas, de la inspiración y del coraje

La película es exigente. Ofrece pocas concesiones. Transcurre en el convento de San José y es un diálogo, un interrogatorio con vaivenes. Si al principio, la apesadumbrada o asustada es Teresa, luego lo parece el inquisidor, que en el fondo encarna a un teólogo atormentado. O quizá desbordado por los hechos y la seguridad de la interrogada, que parece tenerlo todo bastante claro: revela que se le aparece la figura de Dios y le da algunas consignas.

La obra no es fácil ni ligera: Paula Ortiz incorpora elementos contemporáneos -el lugar de la mujer, las razones y la libertad, la duda y, sobre todo, el torbellino de la palabra con sus complejidad semántica-, realiza una película donde todo ha sido medido e intenta aligerarla con una buena fotografía, excursos al pasado, situaciones límite o fantásticas (la muerte, la levitación, el vínculo con el padre, la rica e inexpugnable personalidad de la protagonista…), con breves relatos paralelos. . La estética aquí, más espigada (como en ‘La novia’ vuelve a dominar el blanco), propone una inmersión en la religión y el misticismo con una voluntad de interpretación. Teresa se juega la libertad, el presidio o incluso la hoguera.

Paula Ortiz crea una película personalísima, arriesgada, de indudable hermosura, exigente con el público, honda y verdadera, muy bien planificada en sus escenarios y movimientos, que quizá sea la más depurada de todas las que ha hecho hasta ahora
Blanca Portillo, la niña Ainet Jounou y Greta Fernández, tres rostros para Teresa.
Blanca Portillo, la niña Ainet Jounou y Greta Fernández, tres rostros para Teresa.
Archivo HA.

Eso sí, Paula Ortiz, con todos los elementos de cine, con ecos de Terrence Malick y el Terence Davies de ‘Historia de una pasión’ (centrada en Emily Dickinson, interpretada por una excepcional Cynthia Nixon), crea una película personalísima, arriesgada, de indudable hermosura, exigente con el público, honda y verdadera, muy bien planificada en sus escenarios y movimientos, que quizá sea la más depurada de todas las que ha hecho hasta ahora. Los actores, especialmente Blanca Portillo, camaleónica, y Asier Etxeandia están a un altísimo nivel: no es fácil dar credibilidad a sus parlamentos, basados en la duda religiosa y en las propias palabras de la monja, palabras del siglo XVI, palabras de una mujer audaz y formada, y lo logran, aunque no sean leves los conceptos ni la dialéctica honda y espiritual ni la ambición de la cineasta. Y eso también es un atributo de ‘Teresa’.

*'Teresa' se estrenó en el Festival de Cine de Fuentes el pasado sábado. Llegará a la cartelera el 24 de noviembre.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión