De los 'hippies' a las marcas locales: así han cambiado los puestos en las fiestas

Pasearse estos días por las casetas de la plaza de los Sitios o del paseo de Sagasta es asomarse también a cómo conviven las nuevas tendencias de consumo con otras más tradicionales.

Uno de los puestos del paseo de Sagasta, especializado en cosmética natural hecha en Aragón.
Uno de los puestos del paseo de Sagasta, especializado en cosmética natural hecha en Aragón.
H. A.

En los 80 lo de "ir a los hippies" era sinónimo de hacer una incursión a los puestos de complementos y caprichos varios que se despliegan con motivos de las fiestas. La plaza de Aragón o el paseo de la Independencia eran el centro neurálgico de esta manera temporal de ir de escaparates y de, con ánimo festivo y caprichoso, llevarse para casa una pendientes, una pulsera de hilos, una bolso artesano, una varita de incienso o un foulard para protegerse de los primeros embates del cierzo.

En los últimos años, este tipo de oferta continúa viva y con adeptos, pero convive también con otras, desde las llegadas de diferentes culturas hasta las consagradas al diseño y las marcas locales.

El paseo de Sagasta es un buen ejemplo de esta diversidad. En esa céntrica vía de la capital aragonesa, se pueden encontrar desde bolsos de cuero de inspiración africana, jerseys de aires andinos a cosmética o bisutería 'made in Aragón'. La naturaleza nómada de unos se mezcla con las iniciativas pegadas al territorio de otros. Un fenómeno floreciente gracias, entre otros factores, a una doble vía que estas pequeñas marcas tienen para llegar a su público: por un lado, internet, por otro, precisamente la presencialidad y cercanía que les dan estos mercadillos.

El puesto de papelería creativa de Verbbena.
El puesto de papelería creativa de Verbbena.
H. A.

Es el caso de Verbbena, un proyecto zaragozano, en concreto del barrio de San José, que si bien solo apuesta por la venta 'online' se anima estos días a salir a la calle. Para Julia, la creadora de esta marca de papelería, la Fiestas del Pilar suponen "una forma de encontrarme con los clientes habituales, pero además de hacer otros nuevos, es un buen escaparate". "Me gusta mucho hablar con la gente, explicarles cómo hacemos las cosas, todas con materiales nacionales o aragoneses".

Para Julia, es el segundo año con puesto en Sagasta en el Pilar, si bien ya está baqueteada en muchos mercados de la ciudad, particularmente en el de Las Luces, que se celebra periódicamente en el barrio de San Pablo. Estos mercadillos, que en la capital aragonesa tomaron impulso y se asentaron sobre todo desde que se creara el pionero de Las Armas, han generado nuevas formas de consumo de lo local que no se abandonan estos días de cambios de rutina.

Otra de las marcas que salen al encuentro del público es Alme, que hace de los almendros de Alfamén su razón de ser en una cada vez más amplia línea de cosméticos. De su primer lanzamiento, un aceite multiusos, Alme se ha ampliado hasta otros productos, como sérums, jabones o productos para cuidar la barba. Para estos días, por ejemplo, resultan muy interesantes como regalo para las Pilares sus velas aromáticas en envoltorios muy cuidados.

La ropa de niño hecha de punto de la firma Libélula o las espectaculares joyas de Catherine Massyon son otros de los puestos interesantes de ese enclave, amén de la oferta más tradicional en este tipo de mercadillos.

Sin salir del centro de la ciudad, la plaza de los Sitios es el lugar para la artesanía, concebida en sus formas más variadas. Todos los allí reunidos lo hacen en torno a la Asociación de Artesanos de Aragón. El abanico es variadísimo. Desde la gastronomía hasta el diseño de moda. Desde caprichos que a muchos les conectarán con la infancia, como los bolis y plumas hechos con bambú, a otras tendencias como la ropa sostenible o los complementos para los móviles.

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