La inteligencia artificial genera debate en el arte: de la oportunidad a la gran amenaza

El poder de crear a partir de lo aprendido reduce (que no elimina) el factor humano de la ecuación

El fotógrafo alemán Borid Eldagsen, ante la foto hecha por IA que ganó el Sony Award.
Boris Eldagsen, el pasado abril, junto a la fotografía hecha por AI que ganó el premio de creatividad Sony World Photography 2023.
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La llegada de la herramienta Chat GPT en su versión 3.5 (la primera es de 2018) ha popularizado a nivel masivo el concepto de inteligencia artificial, IA en castellano, AI en inglés porque el idioma de Shakespeare suele preferir el adjetivo antes del nombre. Se trata de un software desarrollado por la firma Open AI de Sam Altman, el penúltimo de los gurús informáticos, que tan solo unos meses después ya experimenta con la versión 4.0. Es solamente la punta del iceberg, aunque en virtud de esa propia metáfora es la más visible, las campanas que se oyen sin saber aún exactamente donde doblan y por quién.

La capacidad de generar discursos, responder preguntas, crear presentaciones muy completas o analizar cuestiones de actualidad con una precisión e inmediatez tremendas hacen que sea legítimo preguntarse por su impacto en la creación artística a corto y medio plazo. El pionero en esta materia, como en tantas otras cosas, es Alan Turing, autor en los años 50 del artículo ‘Computing machinery and intelligence’. La paternidad del término, empero, corresponde al informático John McCarthym y data de 1955.

La escritora aragonesa Ana Alcolea resume el sentir de muchos creadores de manera tan escueta como directa. “No la he utilizado, y espero no hacerlo, aunque no me siento con la autoridad necesaria para establecer una opinión al respecto”. El arte de las IA se genera por el método del aprendizaje automático; lo que asombra es la capacidad de la herramienta para crear a partir de ese aprendizaje, aunque para ello necesite de un mínimo parámetro humano. Necesitan datos, como el robot número 5 de la película ochentera ‘Cortocircuito’.

Más aplicaciones

En el área plástica, la creación de obras con IA tiene ya una década larga de historia a nivel popular. El desarrollo y popularización de DALL-E 2, también de Open AI (sí, léanlo rápido y les aparecerá un señor con bigote de Cadaqués) permite crear imágenes complejas a partir de órdenes simples. La primera versión, de enero de 2021, se estrenó con una silla en forma de aguacate, pero ahora mismo se le puede pedir que recree al instante un babuino con gorro de cosaco haciendo la declaración de la renta, y lo crea en dos segundos. El debate, por tanto, reside en la aplicación de ese potencial a obras a las que se pueda otorgar un valor artístico notable.

Cada revelación lleva a la sorpresa, aunque esa sensación tenderá a desaparecer ante la acumulación de evidencias. El productor ejecutivo estadounidense Mitchell Block, nominado a un Óscar por el cortometraje documental ‘Poster girl’ en 2011, entendió que esta nueva tecnología iba a cambiar la industria cuando vio el documental de Morgan Neville ‘Anthony Bourdain: un chef por el mundo’ (2021), que homenajeaba al difunto chef. Allí aparece un diálogo generado por IA, hecho que no fue capaz de descubrir hasta recibir la información de una fuente externa.

La reciente huelga de guionistas en Hollywood también tiene una reivindicación relacionada con la IA. Una de las exigencias de los sindicados era que al haber tantas producciones ‘de fórmula’, con desarrollos y desenlaces muy previsibles, no sería extraño que los estudios se planteasen utilizar herramientas de IA para generar ideas de guiones o incluso guiones completos. Por ello, exigían que los estudios se comprometieran a contratar a seres humanos para sus proyectos en el futuro. Suena apocalíptico, pero la frase es literal y la preocupación, a la vista está, parece muy fundamentada.

La música no se libra

Hace apenas tres meses saltó a la superficie una canción que reunía a artistas superventas en el mercado estadounidense y mundial. ‘Heart con My Sleeve’, de Drake & The Weekend, fue un exitazo en las plataformas, con reproducciones millonarias en su estreno. Eso sí, tuvo una vida efímera. La causa es un pequeño matiz de nada: no era real., la había creado un tal Songwriter977 usando inteligencia artificial. Universal Music Group mandó al instante amenazas de acciones legales si la canción no desaparecía al momento. de servicios tan populares como Tik Tok, Apple Music, Spotify, Youtube, Deezer o Tidal.

No obstante, hace tiempo que no se pueden poner puertas al campo, y hay versiones ligeramente modificadas del tema listas para ser descubiertas por navegantes interesados. Por cierto, también tenía vídeo, con los dos protagonistas en interacción. El futuro ya está aquí... y asusta.

La honestidad brutal de Boris Eldagsen

‘Edmond de Belamy’ –creada por Obvious– fue la primera pintura hecha por inteligencia artificial subastada en Christie’s, con un valor de 393.000 euros al cambio actual. Esa llamada de atención fue un primer hito en este camino, pero el verdadero aldabonazo lo dio el fotógrafo alemán Boris Eldagsen, ganador este año del prestigioso premio Sony World Photography. 

La imagen que le dio el triunfo había sido generada por IA, dato que reveló al rechazar el premio. Nadie en el jurado se dio cuenta: algo lógico, dado que no había retoque alguno. Eldagsen, que tiene un arsenal de galardones internacionales por su trabajo, declaró que llevar este trabajo a concurso estaba motivado por el deseo de crear conciencia y crear premios específicos para este tipo de creaciones. “No se trata –dijo– de presionar un botón y listo. Se trata de explorar la complejidad de este proceso. La IA no es una amenaza”.

Eva Cosculluela: "La IA basa su respuesta en cosas que ya existen"

Eva Cosculluela alimentó el gusto de los zaragozanos por la buena literatura durante años al frente de Portadores de Sueños. Traduce y edita libros, colabora en la radio, escribe columnas de opinión y sigue ejerciendo de prescriptora literaria por un doble impulso: el conocimiento del medio y la pasión por su trabajo. "Por definición, la inteligencia artificial es lo contrario a la creatividad, porque no tienen iniciativa propia, sino que son sistemas que hacen aquello que se les ordena". 

Cosculluela cree que "siempre tendrá que haber alguien que le pida exactamente lo que quiere, es decir, que siempre será necesario un humano que sea verdaderamente creativo. Por otro lado, la IA basa su respuesta en cosas que ya existen, porque tira de    un corpus que se le ha introducido previamente para entrenarla, y los corpus tienen sesgos, están limitados... Son herramientas útiles, pero la creatividad reside en quien las utiliza. Ahora bien, este campo está evolucionando tan rápido que lo que conocemos hoy no tiene nada que ver con lo que pueden llegar a ser".

Desde arriba a la izquierda y en el sentido de las agujas del reloj, María López, Jorge Fombuena, Michel Gracia, Eva Cosculluela, Ana Maorad y Alberto Riazuelo.
Desde arriba a la izquierda y en el sentido de las agujas del reloj, María López, Jorge Fuembuena, Michel Gracia, Eva Cosculluela, Ana Maorad y Alberto Riazuelo.
H. A.

Michel Gracia: "Resumiendo: la IA es solamente una herramienta"

Michel Gracia articula su opinión en el concepto del ‘no’. "Por mi experiencia y por desdramatizar, te diré lo que creo que la IA aplicada a creatividad no es. No es tan inteligente, de momento. Está aprendiendo y aunque es más lista que muchos humanos la inteligencia es otra cosa. No es tan artificial. Quiero decir que solo funciona si un humano le pregunta correctamente lo que quiere obtener de ella. Sin personas, no funciona. No es tan creativa. No es su finalidad y no sabe crear. Es quien la maneja quien crea usando lo que la IA le da". 

Gracia prosigue con su argumentación del 'no'. "No es tan amenazante. No más que lo fue Google cuando nos ayudó a buscar o que el diseño asistido por ordenador hace 40 años. Básicamente, ahorra tiempo y trabajo tedioso. No es tan castrante. De hecho, estoy escribiendo mi segunda novela y uso ChatGPT de forma creativa casi como un personaje narrador. A ver qué sale. Resumiendo: es solamente una herramienta. Imagina que el pinche de cocina es sustituido por un robot que corta la cebolla: sigue siendo el cocinero quien idea la receta y le da su toque final".

Alberto Riazuelo: "Puede abrir nuevas formas de expresión musical"

Alberto Riazuelo reside en Madrid desde hace dos décadas; su actual proyecto, Magnus Imperial Club, se regodea en el sesgo fílmico de la música, unida de manera sináptica a la imagen y la creación de atmósferas. Con su banda De Vito puso a bailar a todo el mundo: lo de ahora invita más bien a surfear entre las nubes. "Creo que aplicaciones para crear canciones como Jukebox de OpenAI o MusicLM, no dejan de ser experiencias que acercan la creación de canciones a un público masivo". 

Riazuelo hace balance, tendente a la equidistancia entre pros y contras. "Los resultados de combinar varias de estas tecnologías son cada vez más interesantes, y pueden abrir nuevas formas de expresión musical, aunque los resultados me recuerden un poco al efectismo de los autómatas de Jaquet-Droz o Vaucanson en su momento. El problema no creo que sea la IA que ya conocemos, sino la que ya existe y aun no hemos tenido acceso. Ignoramos los efectos a largo plazo que todo esto puede tener en la profesionalización de la música, su industria, la autoría de derechos y la motivación a la hora de crear una canción".

Ana Maorad: "Creo que no puede igualarse a la creación humana"

Ana Maorad reviste su pintura e ilustración de una delicadeza supina, más allá de la crudeza, intencionalidad u onirismo que pida la obra en cuestión. No teme a la IA, ni la venera. Observa. "Siempre he sido bastante artesanal, aunque ahora estoy más conectada con el soporte digital, porque permite un toque transversal en la creatividad y expresión plástica. En cuanto a la inteligencia artificial y su capacidad para coger el mando de lo creativo, pienso que la misma idea de creatividad va muy ligada a la subjetividad de una persona, y eso entraña un uso de la capacidad crítica, el saber personalizar una obra, tener distintos modos de analizar, comparar y combinar en el mismo procesamiento de distintos elementos para llegar a un resultado personal, único". 

Maorad concluye en la convicción de que "haciendo ese proceso al azar también puede llegarse a algo relativamente nuevo, pero creo que no puede igualarse a la creación humana. No tiene ese alcance: hombres y mujeres aplicamos una intencionalidad a la que la inteligencia artificial no llega, sin olvidar el lado afectivo o el impulso social".

Jorge Fuembuena: "Habrá que estar atentos a sus usos y buscar respuestas"

Fuembuena es osado y versátil en su proceder fotográfico. Destaca por su condición de magnífico retratista, patente pero no excluyente. Su arte ha recorrido salas de exposiciones de media Europa, además de conquistar al mundo del cine por su trabajo en foto fija de rodaje y festivales. "La fotografía es una interpretación de la realidad y las nuevas tecnologías y los generadores de imágenes no han dejado de evolucionar con instrumentos que nos generan dudas en este cambio de régimen visual que marca un cambio de paradigma y una transición hacia una nueva era como en su día fue el nacimiento de la fotografía". 

El captor de imágenes pìensa que "el resultado es desconcertante pero surgen muchos accidentes en ese realismo que numerosos artistas visuales los están utilizando para plantear preguntas y reflexionar sobre la construcción de la imagen. Los patrones de representación que utiliza son irreales y existe algo extraño que todavía no entendemos y que puede en un futuro definir una nueva fotografía. Habrá que estar atentos a sus usos y buscar tanto respuestas como soluciones".

María López: “Puede dar ideas de partida, podemos usarla de copiloto"

María López es fundadora y CEO de Bitbrain. Licenciada en Matemáticas, tiene un doctorado en Ingeniería Informática. Es una de las emprendedoras más reputadas en la neurociencia nacional. "Como en cualquier otro ámbito, la IA puede ser positiva y negativa: todo depende del uso que le des. Es positiva cuando la utilizamos para cocrear: nos puede dar ideas de partida, podemos contrastar nuestras propias ideas para generar otras nuevas, podemos usarla de copiloto... En el ámbito artístico me encanta el trabajo de cocreación que están haciendo Ruth Falquina y su equipo de Estado Latente, creo que son un referente del uso positivo de la IA aplicada a las artes. Sin embargo, también la IA puede ser negativa". 

La científica aclara que "el cerebro humano es lo que en neurociencias llamamos un “vago cognitivo”, intenta ahorrar energía al máximo y pensar gasta mucha energía. Por eso, puede ser muy tentador aceptar lo que la IA te dé y no hacer ese trabajo de cocreación, de hacerlo tuyo. Desde mi punto de vista, el arte perdería si le quitáramos el componente humano".

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