El Gran Circo Acrobático de China busca el "más difícil todavía" en el Teatro Principal

La compañía cierra la temporada en el coliseo con 12 funciones desde hoy y hasta el día 16 de julio

Los miembros de la compañía preparaban ayer los aparatos y la escenografía para ofrecer hoy la primera de sus funciones.
Los miembros de la compañía preparaban ayer los aparatos y la escenografía para ofrecer hoy la primera de sus funciones.
Guillermo Mestre

El Teatro Principal de Zaragoza sube esta tarde su telón con una propuesta diferente a lo habitual. Desde hoy, y hasta el 16 de julio, la compañía Gran Circo Acrobático de China (Shanghai Circus World) ofrece un espectáculo de dos horas de duración que resume toda la magia de la acrobacia china. Un total de 12 funciones con las que se cerrará la temporada en el coliseo. Deberían haber sido 13 (el estreno estaba previsto para ayer) pero las huelgas aéreas en Francia y Turquía han afectado a algunos vuelos internacionales y la llegada de los artistas desde China no tuvo lugar hasta ayer, sin tiempo para descansar. Los precios de las entradas oscilan entre 5 y 35 euros.

"En España, la compañía la forma un equipo de 60 personas, de los que 15 son técnicos –apuntaba este miércoles Álvaro Mouriz, de la productora Planeta Fama, que la ha traído de gira a España–. A escena se suben 35 artistas, y otros 10 están siempre disponibles para alternarse sobre el escenario o para sustituir a compañeros lesionados. Es un espectáculo de acrobacia pero también teatral, donde se han cuidado al máximo los detalles en favor de la historia que se cuenta visualmente. Toda la música es original y se ha compuesto para este espectáculo, el diseño de la iluminación se ha hecho en Las Vegas y a lo largo de cada función se emplean cientos de trajes de seda. En los próximos meses tenemos contratadas ya más de 160 funciones en España".

Después de Zaragoza, la compañía viajará a Torrevieja, Almería, San Sebastián, Madrid y Valladolid, entre otras localidades. El equipo técnico revisa meticulosamente cada escenario para comprobar que cumple los requisitos físicos y de seguridad para que los artistas se desenvuelvan bien en su trabajo. Hay acrobacias que se realizan a 8 metros de altura y que comportan riesgos. El lunes por la mañana llegó el primer material al teatro, y ayer por la tarde aún se estaba trabajando en su interior.

Por la calidad de sus espectáculos, el Gran Circo Acrobático Nacional de China ha sido galardonado con el Fondo Nacional de Arte y el 5º Premio Especial Tian Han del Festival de Arte de Hunan, en 2015. Desde entonces ha obtenido más de 30 premios y galardones en varios concursos internacionales de circo y acrobacias. El periódico ‘The New York Times’ calificó uno de sus espectáculos como "un deleite para los cinco sentidos".

Huang Liang, gerente de la compañía, supervisaba ayer todos los detalles de la puesta en escena. "El Gran Circo Acrobático de China se creó hace ya 65 años y ha ido creciendo hasta convertirse en una compañía con más de un centenar de empleados –aseguraba–. La acrobacia es un espectáculo tradicional, casi un arte en China. Trabajamos en equipo, y somos tanto una compañía que presenta espectáculos de gran complejidad como una escuela donde formarse como acróbatas. Tenemos nuestras propias fórmulas de entrenamiento".

Son todos artistas jóvenes porque los acróbatas chinos suelen iniciar su preparación en torno a los 8 años. Los entrenamientos son muy exigentes y por eso acaban convirtiéndose en artistas sofisticados, muy valorados en Europa, donde la progresión en la acrobacia es más lenta. "Desarrollamos el talento para este arte desde la primera infancia –añadía Huang Liang– porque, aunque no lo parezca, este es un arte a muy largo plazo, que requiere de miles de horas de ensayo. Lo primero que se necesita es un gran amor por este arte tradicional; lo segundo es tener una determinada forma física de base. Lo demás, si quieres ser un profesional, ya es trabajo".

El espectáculo consta de 18 programas acrobáticos, distribuidos en cuatro actos, pero no se suceden uno detrás de otro, sino que se articulan en torno a un hilo argumental: un niño que entra en un mundo inexplorado de fantasía en el que descubre una hermosa hada fénix que puede volar sobre el mar. El hada transporta al niño hacia un palacio de fantasía, y juntos recorren un jardín lleno de aves, pero en el que acaban apareciendo también malos espíritus. "Al final, lo que se representa sobre el escenario es la clásica lucha entre el bien y el mal –concluye Álvaro Mouriz–, pero la expresividad teatral de los acróbatas, sus números, la coreografía y la danza lo convierten en un espectáculo total".

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