La tormenta del fin del mundo

Un libro recupera datos e imágenes de las graves inundaciones que sufrió San Juan de Mozarrifar hace ahora un siglo

San Juan de Mozarrifar inundado y con barcas surcando las aguas, tomada por el fotógrafo de HERALDO Lucas Cepero, y protagonista de la portada del libro
San Juan de Mozarrifar inundado y con barcas surcando las aguas, tomada por el fotógrafo de HERALDO Lucas Cepero, y protagonista de la portada del libro
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En el barrio zaragozano de la Jota hay una calle del Once de Julio. Dicen que su trazado marca el lugar al que llegó una devastadora inundación en 1923, y que con ella se quiso agradecer que el agua se detuviera allí y no causara más estragos.

En realidad, la catástrofe se desató unas horas antes: a las cinco de la madrugada del día 10 de julio de 1923 se dejaron sentir las ondas sísmicas de un terremoto en el Pirineo, que incluso llegaron a hacer sonar algunas campanas en la ciudad. Luego, el acabóse: ciclones, tempestades, tormentas, granizo e inundaciones en las poblaciones al norte de la ciudad, especialmente en San Juan de Mozarrifar y Villanueva de Gállego. Hubo quien pensó que había llegado el fin del mundo.

Cien años después de aquellos sucesos, un grupo de entusiastas ha unido esfuerzos para publicar ‘La inundación de San Juan de Mozarrifar (Zaragoza) en 1923’, volumen colectivo que se presentó este domingo en el barrio rural. Hasta ahora se sabía poco de lo sucedido y el libro saca a la luz numerosos datos inéditos.

"Las inundaciones están aún en el imaginario colectivo de los vecinos de San Juan de Mozarrifar –asegura Alfonso Vicente Millán, que ha coordinado la publicación–. En principio la idea era reunir información para dar una charla, pero poco a poco vimos que descubríamos muchos datos novedosos y que se podía hacer un libro. Además, el contexto histórico lo pedía: en ese 1923 se produjo el asesinato del cardenal Soldevila, a nivel local; y el golpe de Estado de Primo de Rivera, a nivel nacional».

Los historiadores Antonio Gracia y Ramiro Adiego se han ocupado de glosar los orígenes medievales de San Juan de Mozarrifar y el contexto histórico de 1923. El geógrafo Fernando Domínguez Castro explica qué ocurrió en la naturaleza ese 10 de julio desde el punto de vista meteorológico; Alfonso Vicente Millán aporta al libro la crónica de lo acontecido y de la reconstrucción de la población. Antonio Gracia Diestre y Alfonso Vicente Barra abordan la situación sanitaria en San Juan de Mozarrifar; Alfonso Vicente Millán realiza el estudio demografíco entre 1923 1925 y, por último, Carlos Urzainqui habla del río Gállego, sus desbordamientos y de cómo la inundación afectó también a Villanueva.

La alcaldesa de San Juan de Mozarrifar, Erika Fuertes, junto a los autores del libro y el delegado del Gobierno, Fernando Beltrán, momentos antes de presentar el libro este domingo.
La alcaldesa de San Juan de Mozarrifar, Erika Fuertes, junto a los autores del libro y el delegado del Gobierno, Fernando Beltrán, momentos antes de presentarlo este domingo.
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¿Qué es lo que ocurrió ese 10 de julio de 1923? "En principio, el terremoto en el Pirineo no tuvo nada que ver con las inundaciones en San Juan –señala Alfonso Vicente Millán–. Lo que sucedió es que varias y sucesivas tormentas, que también afectaron a Zaragoza, Villamayor o Monzalbarba... chocaron entre sí durante horas sobre San Juan de Mozarrifar. La primera señal de que algo grave estaba ocurriendo la dio un tren que salió de Zaragoza y que tuvo que regresar a la ciudad por no poder avanzar por la inmensa balsa de agua que se había generado. Los viajeros contaron que el tren se encontró una lámina de agua de más de 400 metros de longitud y que todo San Juan estaba inundado. Las comunicaciones telefónicas se habían cortado. Algunas autoridades locales, junto a varios reporteros de HERALDO, intentaron llegar al centro de la catástrofe pero no lo lograron. De madrugada, seis guardias civiles, haciendo nadar a sus caballos, llegaron a San Juan y se encontraron con que el caserío estaba desierto». 

La población se había refugiado en las fábricas cercanas, en la de ladrillos de Almorín y Gabás, y en la papelera que suministraba a la popular editorial Calleja. La tormenta sobre los montes de Zuera, Villanueva y El Castellar había convertido los barrancos en ríos y había arrasado con todo. Hubo una víctima mortal, una niña de seis años que pertenecía a una familia de quincalleros que había acampado detrás del cementerio en Villanueva de Gállego. Allí los daños, según destaca Carlos Urzainqui "afectaron especialmente a la huerta. Se arrasaron los cultivos de unas 3.000 hectáreas y se perdió toda la cosecha de remolacha". En San Juan, asegura Vicente, "el agua destruyó entre 30 y 40 viviendas".

Casa destrozada por las inundaciones de 1923 en San Juan de Mozarrifar.
Casa destrozada por las inundaciones de 1923 en San Juan de Mozarrifar.
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El libro se ocupa no solo de la inundación sino de cómo se restañaron sus heridas. Desde el primer día fue vital la ayuda del Ayuntamiento y la Diputación zaragozanas, y la de los pontoneros del Ejército. "Hubo tres figuras clave –subraya el coordinador del libro–. Por un lado, Antonio Zurutuza, director de la fábrica de papel Calleja, que la puso a disposición de los damnificados y vivieron allí durante semanas. El segundo personaje clave fue Alejandro Palomar, ex alcalde de Zaragoza, que vivía allí y tenía un enorme poder de interlocución política. Y finalmente hay que destacar a Antonio Mompeón Motos, gerente de HERALDO y senador, que alertó de una posible crisis sanitaria e hizo mucha fuerza para que desde el Gobierno se atendiera a los damnificados".

"En los meses siguientes a la inundación fallecieron siete niños por gastroenteritis en San Juan, una cifra muy superior a la habitual", revela Vicente. Y Carlos Urzainqui remacha: "La inundación fue un drama, que incluso tuvo consecuencias urbanísticas. En Villanueva de Gállego hubo gente que tuvo que emigrar".

"Temblores de tierra, ciclón, tempestades"

La portada de HERALDO del 11 de julio de 1923 muestra bien a las claras lo excepcional de lo vivido en las horas previas. Con el antetítulo de ‘Los elementos naturales en furia’, el titular, que ocupaba la primera página completa, decía "Temblores de tierra, ciclón, tempestades". Y el subtítulo, impreciso por cuanto los reporteros no habían podido llegar al epicentro de la noticia, expresaba: "Día de prueba. Espectáculos pavorosos. Daños y estragos sin cuento. Magnitud y extensión de la tormenta. Rumores de catástrofes". 

Los reporteros del periódico no ahorraron calificativos de asombro para una jornada en la que, decían, la tormenta había durado siete horas. Durante los días siguientes, el periódico se volcó en la noticia, en una serie de artículos que han sido claves en la investigación previa al libro presentado este domingo. Pero ‘La inundación de San Juan de Mozarrifar (Zaragoza) en 1923’ bebe de muchas más fuentes, y logra dibujar un panorama muy completo de lo sucedido y de sus consecuencias. El libro, con prólogo de Erika Fuertes, alcaldesa de San Juan, puede adquirirse en Amazon, en edición digital e impresa.

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