LETRAS ARAGONESAS. OCIO Y CULTURA

Ana Rioja: "Cuento historias que me contaban mis abuelos entre susurros y silencios"

La periodista y escritora publica 'Sobrevivir fue su victoria' (Ediciones 94) donde recupera al periodista asesinado Maro Castilla

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Retrato de Ana Rioja, que vuelca su curiosidad y su pluma hacia la Guerra Civil.
Archivo Rioja.

ZARAGOZA. Ana Rioja (Tudela, 1962) es escritora y periodista, posee una consultora de comunicación y es responsable de varios gabinetes de prensa. Trabajó en HERALDO, ‘El día de Aragón’ y ‘Diario 16 de Aragón’, es experta en danza, biógrafa de María de Ávila y de Miguel Ángel Berna, y es autora de cuatro novelas. Publica la quinta ‘Sobrevivir fue su victoria’ (Ediciones 94), que presenta hoy a las 19.00, en el edificio del grupo San Valero (plaza de Santa Cruz) con Pilar Aguarón y Heriberto J. Navarro.

«‘Sobrevivir fue su victoria’ es una novela con la que he soñado durante muchos años, y que al fin he podido escribir. Relata unas historias que son parte de mi vida, de nuestras vidas. Basada en hechos reales, pero novelados, contiene escenas que escuchaba de niña. En sus páginas, fluye la historia de unos hombres y mujeres cuya principal batalla fue la de sobrevivir a una guerra civil, cruel y sanguinaria, en la que todos eran sospechosos de algo, de hacer y de no hacer, de ser y de no ser», explica Ana Rioja, y amplía sus recuerdos: “Hablo de las historias que me contaban mis abuelos entre susurros y silencios. Mi abuelo paterno, un maestro represaliado, que recibió el Premio Nacional al Mejor Maestro durante la República, y mi abuela materna, que dio a luz a mi madre mientras sonaban las sirenas y que se fue en busca de su esposo por el Valle del Baztán con una hija recién nacida”.

"Una de las mayores tragedias de Guerra Civil fue la de miles de hombres obligados a combatir y morir en un bando que ellos no habían elegido y sin saber muy bien por qué luchaban"

Agrega que la narración está ambientada en la vecina localidad de Tudela, pero «sus peripecias son comunes a muchas otras ciudades de retaguardia de esa España que se desangraba». Se trata de una novela que es deudora de la memoria histórica y del periodismo, y que aborda una de las formas del drama de España: en este caso todo arranca con un bombardeo del 13 de agosto de 1937. «Una de las mayores tragedias de Guerra Civil fue la de miles de hombres obligados a combatir y morir en un bando que ellos no habían elegido y sin saber muy bien por qué luchaban», explica.

Recuerda la importancia y el arrojo de sus mujeres: María, Inés, Julia, Teresa. «Las mujeres de esta historia, valientes y decididas, entretejen unas redes de solidaridad para sobrevivir, ellas y sus familias. Mientras a ellos los obligan a matar, ellas se empeñan en salvar vidas en un tiempo en el que tan poco valía una vida».

Entre todas las historias destaca la de un periodista, Maro Castilla, cuyo destino corre paralelo, entre otros, al de un maestro represaliado, un campesino o un anciano que soñaban tener una vejez en paz. «La historia de Maro Castilla es impresionante, muy triste pero reveladora de lo que ocurrió en España tras el golpe de Estado del 18 de julio, sobre todo en las zonas de retaguardia en las que había triunfado la sublevación militar. A pesar de no ser escenario bélico, la represión en Navarra y, sobre todo en la zona de Tudela, llamada la ‘ribera roja’, fue cruel. Había que eliminar a los dirigentes de izquierdas y doblegar al desafecto. Maro Castilla fue uno de ellos».

Ana Rioja confronta los relatos de sus abuelos con historias que sucedieron de verdad.
Ana Rioja confronta los relatos de sus abuelos con historias que sucedieron de verdad.
José Miguel Marco.

En el proceso de búsqueda de la documentación sobre la contienda, Ana Rioja se enteró de que en una de las sacas de la cárcel de Tudela, del 29 al 30 de julio, habían asesinado a ocho personas: entre ellos al entonces alcalde de Tudela y a un periodista llamado Maro Castilla.

«Supe que era director del periódico tudelano ‘El eco del distrito’, un bisemanal (salía los martes y sábados) que celebró la llegada de la II República y la defendió hasta el final. Castilla era de Izquierda Republicana, el partido de Manuel Azaña, y curiosamente había salido elegido presidente de Izquierda Republicana en Tudela en marzo de 1936, un partido que ya contaba con muchos afiliados», indica.

Desatado el conflicto, ‘El eco del distrito’ fue clausurado y Maro Castilla asesinado. 

Concluye: «Quise darle voz en la novela. Por ello dos capítulos de la misma están dedicados a él. Novelé las conversaciones con el maestro represaliado (figura basada en mi abuelo paterno) en la que hablan de política, educación, reforma agraria, literatura, la familia y sus sueños. Muchas de las frases de Maro Castilla son de sus propios artículos de prensa». Insiste, con su habitual pasión: “Un hombre apasionado y apasionante. Le quitaron la vida pero no pudieron arrebatarle su dignidad”, insiste.

Portada de esta novela donde Ana realiza una exaltación de la solidaridad de las mujeres.
Portada de esta novela donde Ana realiza una exaltación de la solidaridad de las mujeres.
Heraldo.es
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