Pedro Almodóvar: "La derecha estaba acojonada en sus mansiones y ahora tiene un altavoz"

"Lo políticamente correcto es una dictadura para los creadores", condena el autor de 'Extraña forma de vida'

El director español Pedro Almodóvar posa en la presentación de la película ‘Extraña forma de vida’ en el Teatro Debussy durante el Festival de Cine de Cannes, a 17 de Mayo de 2023.
El director español Pedro Almodóvar posa en la presentación de la película ‘Extraña forma de vida’ en el Teatro Debussy durante el Festival de Cine de Cannes, a 17 de Mayo de 2023.
Europa Press

A sus 73 años, Pedro Almodóvar no para. En apenas un mes ha publicado un libro de relatos, 'El último sueño', y estrenado en Cannes un cortometraje de 30 minutos en clave de wéstern gay, 'Extraña forma de vida', que llega a los cines este viernes, con toda la fanfarria de sus películas, incluidas las entrevistas de promoción en el despacho de su productora El Deseo, en el madrileño barrio de Ventas.

"Me ha entrado mucha prisa. No me siento mayor pero voy cumpliendo años. Nunca me había preguntado cuántas películas me quedaban por hacer. Y no sé si voy a tener tiempo para hacerlas", confiesa el realizador más internacional de nuestro cine. Pedro Pascal y Ethan Hawke son dos vaqueros que se reencuentran veinticinco años después de una noche de amor. Sus destinos han sido muy distintos, pero nunca han dejado de pensar el uno en el otro. "Adoro el wéstern, pero de niño prefería el drama, la comedia y los musicales. No jugaba a indios y vaqueros. Aunque parezca una 'boutade', a los diez años me interesaba más 'El manantial de la doncella' de Bergman, que vi en Madrigalejo", recuerda.

El estreno del corto, que quizás moleste a ciertos sectores por su historia de amor homosexual, coincide con unas elecciones.

A mí también me molestan esos sectores, sin embargo convivo con ellos. Desgraciadamente, una película no tiene la capacidad de hacer cambiar a nadie de ideología. Y mucho menos un voto. El cine es importantísimo para el ser humano, pero en otras dimensiones de la vida. Solo es como una medicina que a ti puede servirte. Yo voy a votar a la izquierda, y me llevo las manos a la cabeza cada vez que la derecha abre la boca. Me siento muy pueril, no puedo creer que se digan cosas tan evidentemente falsas. En ninguna profesión del mundo se habla de un modo tan feroz como en la política española.

 Y esa ferocidad ha alcanzado la calle.

 En esta ciudad tenemos que convivir. Cuando ha venido una señora de Serrano a increparme le he respondido: usted y yo vivimos en la misma ciudad, no la voy a convencer, pero tenemos que convivir. Yo estoy un poco alejado de la realidad española, viajando de un lado para otro, pero me da miedo que esa crispación brutal del Parlamento llegue al ciudadano.

 ¿Pero qué le decía esa señora de Serrano?

Que no podía sacar la lengua a pasear de ese modo, pero fue cuando estrené 'La mala educación', en 2004. A esa señora no le gustó que dijera que el electorado español había despertado tras una modorra de ocho años.

¿Hoy podría estrenar 'La mala educación'?

No lo sé. El Defensor del Pueblo no acaba de solucionar un problema tremendo: los abusos en la Iglesia. ¿Cómo es posible que la Fiscalía del Estado envíe una circular a las diócesis para que digan cuántas demandas de abusos han tenido? Nadie se da por aludido. La Iglesia solo ha trasladado a sacerdotes a otros colegios y multiplicado los abusos. Reto a todo aquel que estudió en un colegio religioso a que piense de verdad en lo que veía. Tenían que indemnizar con dinero a las víctimas, como en Boston, donde se arruinó la Iglesia. La imagen de los diputados en una comisión mirando el móvil mientras tres víctimas daban su testimonio es aterradora.

Estos días nos preguntamos si España es racista tras los cánticos vejatorios a un futbolista negro.

Que hay españoles racistas y homófobos es evidente. Pero me imagino que hay imágenes de esas personas que increparon y es fácil localizarlas. Cuando era pequeño pensaba que España era todo menos racista. En Calzada de Calatrava vinieron un chico y una chica negra y todas las vecinas los acogieron muy bien. Hasta que nos encontramos con el problema de la inmigración. Esas manifestaciones no se pueden banalizar, no reflejan la violencia de la sociedad española, como he escuchado por ahí. Estos hechos puntuales hay que atajarlos de raíz y esas personas no pueden volver a ir al fútbol.

¿No tiene la sensación de que la sociedad española es más carca, más retrógrada y maleducada que la de hace unos años? Y no lo digo por la señora de Serrano...

Yo no hago la compra, por lo que tengo un gran desconocimiento de la sociedad española. Me cuentan cosas, veo la televisión... Trato de estar al día. Como escritor y cineasta hay algo atroz: lo políticamente correcto. Por definición, cuando te sientas a escribir estás obligado a ser políticamente incorrecto. Siempre hay alguien al que vas a molestar, aunque escribas de algo liviano. Pero no puede ser que esa persona se ofenda y se convierta en una auténtica dictadura para los creadores. Yo no la siento, hoy podría hacer 'Entre tinieblas', pero probablemente no hubiera tenido distribución ni exhibición, no se hubiera estrenado. Mi formación, aparte de las vecinas de mi madre, se llevó a cabo en esa gran universidad que fue Rockola y aledaños, en plena explosión de libertades en los 80. No soy nostálgico, te toca la vida que te toca. Pero ha habido una merma democrática palpable.

 A pesar de movimientos como el feminismo.

 No es que el país entero haya vuelto atrás, pero hay cosas como el juicio a Rita Maestre por ofensa a los sentimientos religiosos. Yo era la primera vez que escuchaba ese delito. 'Entre tinieblas' se estrenó sin ningún problema, pero hoy heriría esa sensibilidad. Entonces esa sensibilidad no tenía el atrevimiento de mostrarse tal cual. Agradezco haber sido joven en aquella época. La calle cambió de tal modo en Madrid que los de derechas se acojonaron y se ocultaron en el último rincón de sus mansiones, porque no sabían qué iba a ocurrir con este país. Estaban muy callados, y ahora tienen un altavoz.

Hemos avanzado en cuestiones de género.

Ahora puedes ver jóvenes no binarios y se plantean cosas que nosotros no nos planteábamos. Las personas trans son conscientes desde que empieza a pensar en sí mismas, desde que tienen dos años. Cuando un niño dice que no quiere ponerse pantalón o falda hay que escucharle. Antes era un problemón y ahora las familias saben qué hay que hacer. Los niños trans de nueve años te dan sopas con honda porque desgraciadamente su naturaleza les ha obligado a madurar a una velocidad de vértigo. Y a los 16 años saben exactamente quiénes son, a pesar de lo que digan las feministas históricas. ¿Alguien cree que todas esas operaciones en las que pueden perder la vida son un capricho? Hemos adelantado mucho gracias a las leyes trans, pero sigue habiendo ataques homófobos en las calles. Parte de la pluralidad en la que vivimos es muy cafre y va a continuar dando problemas. Sobre todo, si los medios les siguen dando tanta publicidad.

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