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Laura Ferrero: “En mi niñez estuve en un terreno de confusión e incertidumbre”

La escritora y periodista reconstruye su biografía de hija de padres separados en una novela sobre la soledad, el amor, el abandono: 'Los astronautas'

LAURA FERRERO, ESCRITORA EN EL CENTRO DE ZARAGOZA _ 11-05-2023 _ FOTOS_ FRANCISCO JIMENEZ[[[FOTOGRAFOS]]]
Laura Ferrero intenta recomponer el pasado de la niña y adolescente que fue, hija de padres divorciados en los años 80.
Francisco Jiménez.

“La novela ‘Los astronautas’ es un artefacto y es una invención. Al final me hubiera encantado hacer una novela donde los datos y la investigación hubieran sido el corpus, lo más importante, lo que ocurre es que cuando no tienes acceso a esos datos o a esos hechos más concretos no te queda otra que decir si la realidad no me sirve para contar la realidad tendré que inventarla. Me parece que es más real este andamiaje de los astronautas que la propia realidad”, dice la escritora y periodista Laura Ferrero (Barcelona, 1984), que presentó ayer en la librería Antígona su nueva novela: ‘Los astronautas’ (Alfaguara), donde, a partir de una foto con sus padres, que no tardarían en separarse, indaga en su vida, en su niñez y adolescencia, y en la soledad que supone vivir sin tu padre real y sin saber bien qué ha sucedido.

Ha invertido cuatro años en la novela.

Es verdad. Por lo menos. Me ha servido dar este rodeo para llegar desde otro lado a la historia, pero esa escena el inicio es real.

Se refiere a la fotografía encontrada.

Sí, fue en Navidad, un 26 de diciembre, me pongo a mirar un foto de álbum familiar, de mi tío, y veo una instantánea que no había visto nunca. Una foto con mis padres, con mi madre y mi padre original. Tenía algunas fotos de mi niñez, salía en algunas, pero nunca estaban ellos, los dos juntos. Y claro está que esa foto fue el punto de partida para ‘Los astronautas’.

Viendo sus libros, sus novelas y sus cuentos, ¿no tiene la sensación de que estaba preparando esta novela: la novela de su infancia y de su padre perdido en el espacio?

No lo había pensado pero podría ser. En todo el caso, a raíz de esa foto es cuando decido hacer la investigación, las entrevistas. Entrevisto a mi madre, a mi padre y a su mujer. ¿No es gracioso que mi padres se separen y que mi padre se enamore de otra mujer que se llama como mi madre?

Llama la atención que se diga que su padre conoció a su segunda esposa en un viaje a Londres, cuando su madre estaba embarazada de siete meses de usted; luego le pregunta a ella, y le dice que no ha estado nunca en Londres. 

Las informaciones no era ni complementarias ni nada; eran una pura contradicción. Cosas así pasaban constantemente.

¿Qué hizo?

Me di cuenta de que con la investigación no iba a lograr nada y que tendría que inventar la historia.

¿Por eso cuenta la narración de esa niña que pinta astronautas, habla de Houston y alude a la NASA?

Es una ficción, pero de alguna manera formaba parte de mi imaginario. Y me di cuenta de que ahí había un elemento que me ayudaba a construir mi novela. En el fondo más que de los astronautas, si me permite la broma, es la novela de las constelaciones. Los astronautas me han servido para escribir esta novela, es la vertiente metafórica y literaria, y para ver que hay determinados hechos que ocurren y que no tienen un sentido ni una una utilidad quizá. Escribir la novela me sirve para ordenar la realidad.

Aunque muchos de los hechos no sean los reales, sí lo es que habla con sus padres de verdad, que ellos por separado la llevaban a determinadas plazas.

Bueno eso también es ficción. Esta es una novela autobiográfica, pero ante la disparidad de datos y los silencios de los padres, tengo que inventar. Hallar un nexo, elementos metafóricos, y algunos astronautas reales y algunos escritores con los que sintonizo han venido en mi ayuda. Ese tema siempre me había interesado y me sirve para hablar del viaje a la luna, del ‘Challenger’,  de la perra Laika, de algunos libros, de personajes que llegaron y que luego se preguntan “¿qué hago yo volviendo a la tierra o a dónde vuelvo, en realidad?”.

LAURA FERRERO, ESCRITORA EN EL CENTRO DE ZARAGOZA _ 11-05-2023 _ FOTOS_ FRANCISCO JIMENEZ[[[FOTOGRAFOS]]]
Laura Ferrero colabora en la redacción de guiones con Isabel Coixet.
Francisco Jiménez.

¿Ha leído alguien de su familia ‘Los astronautas’ (Alfaguara)?

Mi madre, claro. La leyó antes de que se editase. Yo no podía dormir, lo pasé fatal, estaba con verdadera tensión, insegura, pero al final ella me dijo que entendía la novela, que le había gustado y me pidió por favor que no pusiera la fecha de nacimiento porque si no todo el mundo sabría que hablo de mí.

Quizá por ello sale en portada de niña.

Para la foto de portada, pensé en un fotomontaje con mis padres. Se negaron y buscamos otra alternativa. Elegimos esta atmósfera no sé si de los 70 o un poco intemporal. Él es el astronauta Neil Armstrong de joven, el que viajó a la Luna en 1969 con Aldrin y Collins; ella es una distorsionada Sally Field, de joven también y un poco distorsionada. Y, sí, la niña, soy yo.

Bueno, habla de usted, de ellos, de ella. ¿En qué porcentaje de realidad?

Hablo de nosotros, es una novela autobiográfica, de autoficción, pero ese porcentaje sería la mitad de realidad y la otra mitad de fabulación.

En la novela se habla de muchas cosas. Por ejemplo, de una infancia con sombras.

Con muchas sombras le diría. A mi padre original le tenía que llamar de distintas formas, en función de con quien estuviera. Y a él lo que más le gustaba, cuando salía conmigo, no era llevarme a merendar o a tomarme un helado, sino que me llevaba a un supermercado a la sección de congelados y comprábamos alcachofas, que eran su pasión. Era un hombre intimista, que hablaba poco. Y a mi madre le pasó algo igual: cuando se casó por segunda vez, me pedía que a su marido lo llamase papá. En mi niñez estuve en un terreno de confusión e incertidumbre.

"No sabe la cantidad de gente que se me ha acercado con esta novela para contarme que en su familia ocurría igual. Que faltaba esa relación entrañable, complicidad, esa protección"

En el libro se tocan muchos temas: el divorcio, la soledad, el abandono, más de 30 años de la historia reciente de España, pero también se habla de su evolución, de su crecimiento, de ese personaje que vendría a ser usted. Su madre, por ejemplo, le dice que nunca ha sabido tratar a los hombres y que lo que la caracteriza es la insatisfacción.

Vaya. Eso es ficción, claro. De alguna manera crecer en un ambiente así hace que seas un adolescente particular. Yo creo que en aquella época no sabía cómo se daba un abrazo, que nunca me habían dado un abrazo de verdad. Sí había recibido algún beso en la mejilla, pero lo que es un abrazo de verdad, no.

Qué duro. ¿En los 90, en el siglo XXI? Casi parece inverosímil.

En las primeras relaciones que tienes no sabes cómo relacionarte si a ti nunca te han abrazado. Y lo cuento. Piensas: “¿Cuánto rato tengo que dejar los brazos? ¿Cómo lo hago, con qué intensidad o suavidad?". Ja ja ja. Sé que dicho así parece una cosa muy obvia y muy infantil, pero es que al final tú heredas los códigos que has visto en tu casa y yo eso no lo había visto nunca. A lo mejor me habían dado un abrazo, de esos de palmadita, pero lo que es un abrazo abrazo, de esos no había recibido. Creo que al final he terminado conquistando un abrazo. No sabe la cantidad de gente que se me ha acercado con esta novela para contarme que en su familia ocurría igual. Que faltaba esa relación entrañable, de complicidad y cariño, esa protección.

¿Qué ha descubierto de usted misma y de su familia en la aventura de escribir esta novela que arranca con una frase inquietante: “Yo tenía una familia, pero nadie me lo contó”?

De entrada, ‘Los astronautas’ me ha dado el relato que no tenía para mí. Ahora mismo sigo sin saber determinadas cosas de la vida de mis padres, pero yo necesitaba escribir mi historia y llenar los huecos. Esta es una novela de amor, de familia, de misterio, de memoria, de la confusión de una niña que se inventa a sí misma en el colegio, ante los demás. Y la novela me ayuda a descubrir que “el pasado siempre nos está alcanzando”. Por eso también digo que “lo brilla, en el cielo, es el pasado”.

Demos un giro a la conversación. Usted es guionista de Isabel Coixet.

Esa ha sido una experiencia maravillosa. Yo de guión no sabía nada, ni siquiera sabía que existía un programa para redactar la estructura. Pensaba que se había en un word normal. Me llamó un día, me dijo que querría trabajar conmigo y me ofreció colaborar en el documental ‘El techo amarillo’. Aprendí mucho con ella, viéndola trabajar. Más tarde, le gustó mucho una novela de Sara Mesa, ‘Un amor’, y quiso adaptarla.

¿Y qué sucedió?

Volvió a llamarme. Y nos pusimos a trabajar. No tengo más que motivos de elogio y de gratitud. Sara Mesa es una escritura inquietante y la película ya está rodada y se halla en un proceso de edición.

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