música

Bunbury: "La impresión de que soy altivo y distante se corresponde poco con mi personalidad"

El intérprete y compositor zaragozano comparte con sus fans sus reflexiones sobre su relación con los medios y sobre el papel de las redes sociales. 

Enrique Bunbury, en uno de sus conciertos.
Enrique Bunbury, en uno de sus conciertos.
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Enrique Bunbury prosigue con su consultorio semanal con sus seguidores, en el que estos le transmiten preguntas a través del correo electrónico y él les contesta a través del mismo medio. Un interesante intercambio en el que el artista muestra facetas más íntimas de su trayectoria musical y reflexiona sobre el pasado y el presente. 

En esta ocasión el zaragozano es cuestionado sobre si le ha pesado haber cultivado desde sus tiempos con Héroes del Silencio una imagen "distante, incluso altiva". "No sé si esa impresión es tan generalizada y si ha permanecido sin alteración en estos treinta y tantos años, desde que publicamos las primeras canciones con Héroes No quiero tirar balones fuera, ni disculparme por algo que tiene una semilla de verdad innegable. Pero, en la música, como en todo, los tiempos han cambiado. No vivimos en el mismo mundo que en aquellos ochenta, o noventa. En la etapa de los primeros pasos en mi carrera, el comportamiento de las bandas de rock era mayoritariamente distante. Nuestros referentes fueron esos. Artistas altivos, orgullosos, con actitud. Eso era el rockanrol. Y es obvio que, nosotros (o yo, no hace falta involucrar a nadie más en esta ecuación), vivimos el 'stardom' del rock, de una manera privilegiada, que tuvo sus consecuencias multidireccionales. Posiblemente, España nunca fuera un país demasiado rockero y, otras propuestas más amables, tuvieran siempre una aceptación más extendida", introduce.

Y a continuación emplea la autocrítica para dar con la raíz de esta imagen preconcebida: "También es cierto que, durante muchos años, esos primeros de Héroes y probablemente algunos cuantos más, cometí el gravísimo error de no darme cuenta de que, los periodistas, son intermediarios entre el artista y tu público y que, respondiendo de malas maneras, el lector se siente agredido personalmente. Ya hace años que intento cuidar el tono con que respondo al entrevistador, cuando sus preguntas no cuadran con lo que espero y deseo explicar de mis nuevos trabajos. También intento responder mayoritariamente por escrito, para cuidar que se tergiversen lo menos posible mis palabras". 

Bunbury no duda en lamentar cómo se plasman algunas de las entrevistas que le han realizado: "Inevitablemente, con todas mis precauciones, ocurre (no solo a mí, por lo que me cuentan mis compañeros, y leo) que, por falta de espacio, cortan, editan y dejan lo que consideran más jugoso, eliminando contexto y matices, seleccionando (¡tantas veces!) titulares con los que no me siento ni remotamente identificado. Pienso que esa impresión de altivo y distante se corresponde poco con mi personalidad y que, hoy, en las entrevistas habladas o en la conversación privada, espero no transmitir esa imagen deformada. De todas formas, resulta complicado defenderme, porque hablar bien de mí, no es mi especialidad; aunque no puedo evitar pensar que hay algo de injusticia en esa valoración".

Las redes y la cultura de la cancelación

El intérprete y compositor aragonés también es preguntado por si siente temor ante el poder de las redes sociales y de la cultura de la cancelación. Un hecho sobre el que profundiza. "Es curioso que los ciudadanos nos hayamos convertido en la policía de lo correcto, en nuestros propios guardianes. Por eso leemos, en artículos y comentarios a pie de página, a algunos que dudan si ahora tenemos menos libertad -o no- que hace treinta años. Porque la mejor de las cárceles, no suele tener barrotes. Porque son tus propios vecinos los que te pueden señalar con el dedo si das un paso en falso", expone. 

Y prosigue con su argumentación: "Pero seamos razonables. Bajo el microscopio, ninguna de nuestras camisas mantiene un blanco inmaculado. Todos guardamos algo de suciedad en el armario o debajo de la alfombra. Algunos, cierto es, toneladas, y otros, apenas unas de briznas de polvo sin importancia. Pero, depende del tamaño de la lente, un microbio puede parecer un monstruo amenazante. También, depende del grosor de la coraza que construyes con el desarrollo de tu personalidad, convicciones y fortaleza personal, puedes aguantar mejor o peor el temporal. Y, un poco de mundo, tampoco viene mal para desarrollar algo de perspectiva. ¡Cuántas minucias se curan viajando!". 

Remacha exponiendo los cambios que han supuesto la 'democratización' de las redes: "Una de las cosas más curiosas que ocurrió con la aparición de las redes sociales es que, de tener posters de nuestros ídolos musicales, literarios o cinematográficos, en las paredes de nuestra habitación, aspirando a ser como ellos, pasamos a ejercer de críticos y jueces. Todos tenemos una opinión sobre una película, un disco, un restaurante o un conductor de Uber y tenemos la necesidad de publicarla y que se conozca. A mí, de verdad, cada vez me cuesta más juzgar a nadie. No sólo porque no solemos tener los datos suficientes, ni acostumbramos a ponernos en la piel de nadie, es que, además, no me considero capacitado, ni quiero que sobre mis hombros recaiga la responsabilidad del deterioro laboral o personal de nadie (sea un conductor, un cocinero, un director de cine, poeta o músico). Así, que sólo escribo y comento sobre lo que me apasiona, e intento nunca dar mi opinión públicamente sobre lo que no me interesa, ni me gusta y, probablemente, no entienda del todo". 

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