artes y letras. farándula ilustrada

Laura Gómez-Lacueva, convertiste mi luto en risa

Retrato de la actriz de televisión, cine y teatro, uno de los grandes nombres de 'Oregón Televisión' y de nuestra escena, fallecida hace poco

Una mujer querida, talentosa e inolvidable: la actriz y productora teatral Laura Gómez-Lacueva.
Una mujer querida, talentosa e inolvidable: la actriz y productora teatral Laura Gómez-Lacueva.
Luis Rabanaque.

Me veo a mí mismo escribiendo este texto y me parece que todo es ficción; que cuando se publique me va a llegar un mensaje tuyo, cariñosa como siempre, que dirá «¡Luisico!, ya me lo he leído y me ha encantado, pero... ¿de quién hablas?». Y aquí estamos, sin esperar mensajes y lidiando con la ridícula idea de no volver a verte, Laura, ya ves. «Qué raro es todo», repito mientras subo las escaleras de maquillaje en la productora. Qué raro es todo.

Como ya dije en tu despedida «no es fácil en general... y tampoco en particular». Porque, ¿cómo escribes sobre una hermana que ya no está? ¿En forma de carta?, ¿una biografía de solapa de libro porque todo no cabe?... Qué sé yo. Mejor no darle vueltas. Llevamos un mes quitándonos tiritas de tirón, ahí vamos con otra. Espero que te guste, querida, aunque ya cuento con que hubieras preferido leerlo en papel.

Laura, mi Lauri, nuestra Laura. Te seguiremos admirando como lo hacíamos el mes pasado. Te querremos lo mismo, no cabe más. Continuarás viva porque un pedazo tuyo estará en cada uno de nosotros.

Laura es generosa, divertida, discreta; tan suave por dentro, que se diría rellena de algodón. Es mi amiga desde hace treinta años, nos conocimos por un despiste de nuestro Alfonso (el despiste más productivo en la historia de la humanidad, por delante del polo de hielo). Confidente y compañera de risas y de algunos malos ratos también. Como cuando su padre marchó estando de grabación y quedamos para pasar textos de ‘Roque y Adela’. O cuando vino a acompañarme con Toddi a Madrid porque yo tenía función, justo el día en el que acabábamos de enterrar a mi padre.

Su familia es mi familia, nuestra familia. Toddi, su pareja, ha sido todos estos años mi cuñado. Y desde hace un mes, es mi hermano, lo ha heredado. Porque Laura y yo nos tratábamos de hermanos. Pero Laura me decía también «mi maridito» y yo a Virginia, su madre, la trato de suegra; y ella a su vez me dice yerno. Y Laura a Toddi, «mi novio». Un auténtico follón de relaciones que procuramos llevar entre todos con amor y humor. Esto se da en Sicilia y no sé yo...

Si hoy echamos un vistazo a nuestro plató de televisión vemos cambios, claro. Hay un sofá que se ha quedado demasiado ancho (ese sofá en el que me daba la mano Laura antes de grabar). Un salón que también se queda grande, una nave en doble fila... Pero efectivamente esta sería una visión superficial e injusta. Porque no son tan importantes los huecos como todo lo que ha llenado Laura. Con su amistad, con su amor, con sus detalles, con su capacidad de trabajo (en la salud y en la enfermedad), con su talento, con su generosidad.

Si algo caracterizó a Laura Gómez-Lacueva, más allá de su talento, fue su sentido del humor y su profunda ternura.
Si algo caracterizó a Laura Gómez-Lacueva, más allá de su talento, fue su sentido del humor y su profunda ternura.
Javier Mantrana.

Generosa, sí, mucho. Trabajar con ella era tener las cosas muy fáciles. Te cedía su talento, te echaba el balón al pie, te favorecía el gag. Te hacía mejor. En el trabajo y en la vida. Generosa en cada rodaje, en cada obra de teatro. Generosa evitándonos el sufrimiento en sus días malos y compartiendo siempre los buenos. Generosa con su trabajo en «Convertiste mi luto en danza». Esa obra, escrita por Eusebio Calonge y dirigida por Paco de La Zaranda, basada en la historia de María Pisador. Una joven, enferma terminal de cáncer, cuyo último deseo fue asistir a una función de La Zaranda. Ver a Laura sobre ese escenario (junto a Inma e Ingrid) ha sido una de las cosas más bonitas que me han pasado en la vida. Por eso, porque reconocí su generosidad, su amor por el oficio y por el público, su respeto por el recuerdo de esa joven, por su familia, por sus compañeros de proyecto, por ella misma. Porque Laura había sido diagnosticada unos meses antes de aceptar este reto. Y estaba luminosa, inmensa, hermosa en escena. Los que visteis esta función, sabéis de qué hablo.

Nos comprometimos en tu despedida, Laura, nos lo pidieron Virginia, Toddi y Joaquín, a ir llorados de casa y a hacer reír a los presentes. Ese día creo que lo conseguimos, pero ya te digo que en otros momentos... regulín. Se nos abren los grifos, las compuertas del llanto y es un desastre. Bien sabes que no tenemos un oficio fácil para los duelos. Los cómicos pasamos el bolo haciendo reír, como para seguir en casa también. En estos días me hubiera gustado ser lanzador de martillo, o levantador de piedras de 300 kilos... o mejor: lanzador de piedras de 300 kilos.

Laura, mi Lauri, nuestra Laura. Te seguiremos admirando como lo hacíamos el mes pasado. Te querremos lo mismo, no cabe más. Continuarás viva porque un pedazo tuyo estará en cada uno de nosotros. Seguiremos dando gracias cada día por haber formado parte de tu vida, por haber recibido tu amor y tu amistad. Y tus risas.

Nos vamos a seguir riendo mucho por ti. Nos seguirá calmando esa risa tuya que tenemos grabada en el móvil (me vuelve loco su sonido) y ese vídeo del día en el que te hice bailar aquella tontería chanante mientras recibías un premio. No te preocupes más de la cuenta por nosotros, de verdad. No vamos a dejar de reír, prometido. Por ti. Palabra de pachachos.

*(Este texto lo he escrito escuchando a Françoise Hardy. Se puede leer como cada uno quiera, pero os sugiero que lo hagáis con su ‘Comment te dire adieu’ de fondo. Una de las favoritas de ese ser excepcional que fue, es y será por siempre Laura Gómez (guión) Lacueva (+) Peralta).

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