La muerte de Laura Gómez-Lacueva ha causado verdadera consternación general, como sucede con todas aquellas que llegan mucho antes de tiempo y recuerdan la fragilidad de la existencia, y porque la convención necrológica se cumple verdaderamente con su memoria: era alguien que se hacía querer entre quienes la trataron.

Sucede cuando esta brillante actriz disfrutaba de un gran momento profesional y su popularidad como cómica se había hecho nacional, trabajando “en el ‘prime’ time’ de la comedia española” -como ella misma decía- en ‘La que se avecina’, y sin dejar de compaginar esta ocupación con variados papeles (también algunos dramáticos) en televisión, cine y teatro, desde lo más convencional a la escena alternativa.

El golpe es mayor en Aragón, claro, porque es aquí donde estaban los suyos y donde alcanzó primero fama gracias a ‘Oregón TV’, un programa estrenado hace ya 15 años, valioso para esta tierra, en el que ha encarnado algunos de sus personajes más hilarantes y que queda tocado por su desaparición.

Y la noticia de su fallecimiento resulta directamente indigerible para toda una generación de compañeros actores, directores, productores, guionistas y dramaturgos… en la madurez de sus carreras, que han protagonizado un relevo en sus profesiones sin darse mucha importancia y son ahora mismo quienes, como era el caso de Laura Gómez-Lacueva, más tienen que decir en la escena y el audiovisual aragoneses.