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Nacho Taboada: "He conocido a una persona muy especial y trato de vivirlo con la mayor normalidad"

El músico zaragozano, que este sábado actúa en la Casa del Loco con su banda Colectivo Panamera, está bajo el foco de los medios tras conocerse su relación con Sara Carbonero.

Nacho Taboada es el cantante de Colectivo Panamera.
Nacho Taboada es el cantante de Colectivo Panamera.
N. T.

Este sábado regresa a su ciudad, Zaragoza, para ofrecer un concierto en la Casa del Loco. ¿Supone un aliciente especial?

Tocar en Zaragoza siempre es especial. Me gustaría que me sintieran como un paisano más. Zaragoza ha sido muy importante en mi vida. Adoro la ciudad, y no porque haya nacido y me haya criado allí. El desarrollo que Zaragoza ha tenido desde la Expo es espectacular. Mi hermano Juan sigue viviendo allí y conservo a muchos amigos. Tengo muchas ganas de tocar allí.

Desde hace unos meses, tras conocerse su relación con Sara Carbonero, se ha convertido en un personaje todavía más público, le siguen los ‘paparazzi’… ¿Cómo ha gestionado ese cambio tan brusco en su día a día?

Lo vivo con naturalidad, sabiendo dónde estoy. La vida me ha llevado por este camino. He conocido a una persona muy especial y desde el primer momento sabía que esto iba a pasar. Lo llevo con discreción, con mi forma de ser, siempre ajena a ese mundo. Intento no leer mucho, pasar desapercibido. Ambos tratamos de vivir con la mayor normalidad que podemos. Sé perfectamente cuál es la realidad de mi vida, que es el trabajo diario y el esfuerzo, que nadie me va a regalar nada. También trabajo en ‘El País’ en la parte de ‘pódcast’. Me siento afortunado por dedicarme a la música y por conocer a personas tan especiales en mi esfera privada. Me quedo con eso.

¿Su pasión por la música le nació de niño?

Soy el pequeño de cinco hermanos. En casa se escuchaba mucha música, especialmente mi madre, que ponía canciones de América Latina, como boleros. Y en los viajes recuerdo las cintas de Chavela Vargas, Los Panchos… Mi hermana Almudena, que es la mayor, escuchaba sonidos cubanos, como Compay Segundo o Buenavista Social Club. Todos esos estilos han estado presentes en mi vida desde muy pequeño. Además, todos tocábamos un instrumento. Almudena el piano, mi hermano Juan el violonchelo y a mí en seguida me apuntaron a solfeo y piano en el Conservatorio de Zaragoza. Lo que ocurre es que soy poco metódico, un poco desorganizado de cabeza, y el solfeo no se me daba bien.

¿Sus padres tenían algún vínculo musical?

¡Qué va! Mi madre ha trabajado muchos años en el departamento de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza y mi padre es ingeniero y ha trabajado en la Diputación General de Aragón, fue consejero en la época de Santiago Marraco. A pesar de que estaban aparentemente alejados del mundo artístico, siempre nos han inculcado esa pasión.

¿Recuerda los primeros conciertos a los que asistió?

De pequeño me llevaban al Auditorio de Zaragoza a conciertos de música clásica. Recuerdo asistir a la Quinta Sinfonía de Beethoven. También fui a una actuación de Joaquín Sabina por el quinto centenario del Descubrimiento de América. Como era el pequeño de cinco hermanos, tuve muchas influencias.

¿Cuándo tuvo clara su vocación?

La vocación musical me llegó a los 19 años. Me di cuenta de que me atraía el mundo artístico cuando me fui a vivir un año a Inglaterra. La música me acompañaba a todos los sitios.

¿Dónde vivió en Inglaterra?

En una ciudad del sur llamada Chichester, cerca de Brighton y Portsmouth. Es un sitio muy coqueto, con casas bajas… Tiene un ‘college’ subvencionado por la Unión Europea donde fui a estudiar inglés. Lo compaginaba trabajando de camarero. Me quedé un año y unos meses. Fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Me gusta mucho la cultura anglosajona, su estética, su literatura, su música. Allí encontré mi vocación. Me había criado en unas expectativas más clásicas, de hecho comencé a estudiar Derecho. Pero me di cuenta de que no quería atarme a una oficina y a un horario estricto y me tomé un paréntesis en Inglaterra, que fue de reflexión y para encontrar otro camino. No me veía como abogado, la verdad. Y el camino lo encontré en un mercadillo.

¿En un mercadillo?

Un domingo fui a un mercadillo de segunda mano en Chichester. Compré por unas 100 libras una guitarra Fender Stratocaster con un pequeño amplificador. Allí comencé a guitarrear un poco, tocando por encima de las canciones que escuchaba. Escuchaba a Bob Dylan, a Van Morrison, a Cat Stevens, a M. Ward… Me inspiraron mucho. Así empecé a tocar mis primeros acordes. También me marcó mucho Jarvis Cocker con sus Pulp. Es un gran letrista. Estar en Inglaterra me transformó. Estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado. Me entraron ganas de hacer lo mismo.

¿Cómo siguió la historia de vuelta a España?

Tuve otro momento muy inspirador. Asistí al Festival de Cine del Sáhara, que se celebra en un campamento de refugiados en el sur de Argelia. Allí coincidí con Manu Chao y tuve bastante relación con él y con su banda. Viajamos en el mismo vuelo chárter desde Madrid, con largas esperas en los aeropuertos, y en el propio festival. No paraba de tocar, era feliz tocando. Se me pone la piel de gallina al recordarlo allí con su guitarra en ristre por el aeropuerto, era un elemento más de su cuerpo, un estilo de vida. Allí vi que la música era mucho más que una afición. Cuando volví a Madrid me enfoqué todavía más en esa vocación y comencé a estudiar música de verdad, a entenderla y a componer mis primeras canciones.

¿Cómo fue ese cambio de componer sus propias melodías y letras?

Fue divertido. Nunca pensé en dedicarme profesionalmente. Me conformaba con compartir mis canciones con los amigos. Me fueron animando, me decían que lo que componía valía la pena y así me fui entusiasmando. Pero no pensaba en lo que llegaría después, con Colectivo Panamera, con conciertos en salas grandes y con muchísimos oyentes. Eso ha sido un regalo del destino. Nunca pude imaginar que corearían mis canciones en los conciertos.

Nacho Taboada y Pepe Curioni son Colectivo Panamera.
Nacho Taboada y Pepe Curioni son Colectivo Panamera.
C. P.

El mundo de la música es muy duro, especialmente en los comienzos.

Hay que ponerle mucha energía y pasión y, aún así, puede ser que no suceda nada y nadie te haga caso. Tuve la suerte de conocer a Pepe Curioni en 2015 y comenzamos a trabajar en mis canciones. Él le imprime mucho carácter y hemos formado un equipo fantástico. Hablamos el mismo lenguaje musical y disfrutamos muchos juntos. Compartimos intereses y supimos ver que la cumbia y otros sonidos latinoamericanos se popularizaron, se hicieron más ‘cool’ y se mezclaron con la electrónica, como Bomba Estéreo, Lila Downs o Kevin Johansen. Ese es el gancho que nos hizo investigar en las raíces de la música folclórica. El público en España estaba muy receptivo a este tipo de música. Acertamos con el nombre de la banda, que es muy atractivo. Y, sobre todo, nos lo curramos mucho. Comenzamos tocando para 20 o 30 personas en salas pequeñas de Madrid. Poco a poco fuimos atrayendo a más gente. De repente, llenamos la Joy Eslava, después la Riviera… Fue apasionante.

¿Qué se encontrarán aquellos que vayan el sábado al concierto de Colectivo Panamera en la Casa del Loco?

Estamos en nuestro mejor momento en nuestros seis años como banda. La gente se encontrará las canciones de nuestros dos primeros discos, un ambiente festivo y algunos pasajes más íntimos. Habrá mucho baile y disfrute.

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