LItERATURA ESPAÑOLA. OCIO Y CULTURA

Julia Navarro: “Las mujeres tienen que incorporarse masivamente a los libros de texto”

La escritora presentó en Ámbito Cultural, ‘Una historia compartida’, su itinerario de lecturas y de criaturas reales durante la pandemia

Julia Navarro acaba de estar en Zaragoza para presentar 'Una historia compartida'.
Julia Navarro acaba de estar en Zaragoza para presentar 'Una historia compartida'.
Juan Manuel Fernández.

Si le parece empezamos por su abuela, que figura en la dedicatoria de su nuevo libro, ‘Una historia compartida. Con ellos, sin ellos, por ellos, frente a ellos’ (Plaza & Janés, 2023. 406 páginas), que presentaba el martes 28 en Ámbito Cultural de El Corte Inglés.

A mí me enseñó a leer mi abuela Teresa. Vivíamos en una casa grande con mucha gente. Mi prima Nieves, la mayor, era muy aplicada, disciplinada, estudiosa, y se ponía a hacer los deberes; a su hermano pequeño lo dejaban ir a su aire y yo, que estaba en medio, quería hacer recortables, que eran mi debilidad, pero no me podía escaquear. Tenía que leer. Mi abuela me hacía leer cosas, cuentos, novelas de las hermanas Brönte, al principio no me enteraba mucho pero luego sí, claro, y era un ejercicio de leer en vol alta; leía cuentos, recuerdo un volumen gris, grueso, un tocho, de los hermanos Grimm, creo que ese fue mi primer libro. Creo que siempre disfruté de las historias. De unas más que otras porque no era fácil para una niña entender a ‘Jane Eyre’.

¿Cómo le marcó su abuelo?

Mi abuelo Jerónimo era un lector empedernido. Y la imagen que tengo de él es siempre leyendo un libro o con un periódico en la mano. Si cierro los ojos, siempre lo visualizo de la misma manera. Mi casa, grande como le digo, con varias familias, era una casa en la que se leía.

¿Qué se le pasó por la cabeza para hacer este libro?

La covid-19. En ese momento estaba terminando de escribir mi libro anterior, ‘De ninguna parte’. Y empiezo a escribir, en aquellos meses duros de cautividad, otra novela, pero me di cuenta de que necesitaba hacer un parón en el camino, y necesito irme, salir, no seguir viendo la vida desde el balcón de mi casa. Y entonces lo que se me ocurre es hacer un recorrido por libros y sus personajes y autores que yo he ido leyendo a lo largo de mi vida.

¿Se ha documentado mucho?

Desde luego y se ve en las referencias del epílogo. Recuerdas la mujer de Pitágoras, Hipatia, hay mucchos personajes, hechos, anécdotas, etc., son tantos nombres…

Sí claro. Pienso en algunas mujeres del principio: Medea, Helena de Troya y Casandra.

Esas me las sabía. Bueno, yo me quedaría con Medea, Circe y Penélope. Pero, en realidad, de ‘La Ilíada’ me interesan mucho más Briseida y Criseida. Realmente, los aqueos estuvieron a punto de perder la guerra de Troya por el ego de Aquiles y Agamenón a cuenta de esas dos mujeres. Por tanto siempre me han llamado muchísmo más la atención ellas. Helena es el gran mito…

Julia Navarro sostiene que la Historia del mundo no puede avanzar sino la compartimos hombres y mujeres, y que hay que revisar los libros de texto e incorporar masivamente a la mujer.
Julia Navarro sostiene que la Historia del mundo no puede avanzar sino la compartimos hombres y mujeres, y que hay que revisar los libros de texto e incorporar masivamente a la mujer.
Juan Manuel Fernández.

Bueno, Casandra, hija de Príamo, hermana de Paris y de Héctor, lo adivina todo y nadie le hace caso.

Sí, claro. Es un personaje absolutamente trágico. Yo lo que hago es una reinterpretación, una relectura de estos personajes. Lo que hago es buscar los porqués. Cuando era pequeña, mi abuelo me decía: “La señorita de los porqués”. Me hacía preguntas, sigo haciéndomelas, y me pregunto por qué paso esto, por qué pudo pasar lo otro. Y entonces, en este caso, mi primer encuentro con ‘La Ilíada’ fue una versión infantil que contaba la vida de Helena de Troya. Mi madre Elia también era una gran lectora y continuamente me compraba libros. Cuando salíamos era raro que no me comprara libros infantiles.

La fascinación de Grecia es muy importante.

Sí, claro. Sobretodo es una fascinación que he adquirido a lo largo del tiempo sin darme cuenta a través de mi marido Fermín Bocos, escritor y periodista.

Vayamos con otro gran personaje: Cleopatra.

Vuelvo a decirle que este libro es mi reinterpretación. Recuerdo que la Historia se ha contado desde una parte, desde la supremacía masculina, y no se puede contar nada en la historia sino no nos contamos todos. Entonces cuando yo pienso en Cleopatra, entiendo que no se la puede explicar sin Julio César y sin Marco Antonio, pero sobre todo lo que no se puede decir es que conoce a Julio César y cae rendida de amor. No, no, fue una relación de iguales, de poder a poder. Cleopatra necesitaba a César para seguir siendo reina de Egipto, y César necesitaba a Egipto para consolidar y solidificar más su poder en Roma. Es una relación de poder. Tendría una relación personal o no, eso me da lo mismo. Ella necesitaba las legiones romanas, y cuando asesinan a César, ella sigue necesitándolas. Y entonces está ahí Marco Antonio. Luego se enamorarían o no, no me parece lo más importante… Está por ahí Medea...

¡Vaya personaje!

Sí, sí, otro personaje trágico. La gran malvada. Es una enferma de amor… Mata a todo el que se lo pone por delante en el camino hacia su amado Jasón. Medea todo lo que hace lo hace por su marido. Medea ha pasado a la Historia de puntillas y Jasón ha pasado como un héroe. Todos los crímenes que comete Medea son en beneficio de Jasón. Y sin embargo, la Historia nos ha contado un Jasón estupendo, maravilloso, que se va por el vellocino de oro, y se nos pinta a Medea como la gran bruja, es una asesina, pero la carga de sus asesinatos beneficia a Jasón. Insisto: cuento cuál es mi lectura de los clásicos.

"No se puede ser demócrata sino se es feminista porque no es admisible que la mitad de la población no tenga los mismos derechos ni las mismas oportunidades que la otra mitad. Por tanto la calidad de la democracia depende de su grado de feminismo"

Por ejemplo, cuando empieza a hablar de las monjas recuerda una experiencia amarga. Habla de Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, de la supuesta relación de amor a pesar de la distancia que había entre ellos.

Perdón… No digo eso. Digo todo lo contrario.

He leído mal entonces. Pensaba que se preguntaba si podía haber habido entre ellos alguna complicidad.

No, no. Lo que digo es que al final de su vida, ella tiene un último confesor que es Jerónimo Gracián, con el que tiene una relación especial, se entienden muy bien, porque vienen del mismo mundo, vienen del mismo estrato social, tienen los mismos intereses… Es al revés por completo. Ella tiene verdaderos problemas de entendimiento con San Juan porque les separa todo, salvo que ella es capaz de reconocer la grandeza de ella y ella reconoce la de él. Creo que digo que Teresa es una mujer de acción; San Juan, no. Lo que hablo es de todo lo que les separa. Para mí son dos místicos por caminos distintos. San Juan es completamente introspectivo y Teresa es una mística en acción. 

Literariamente, ¿qué lugar ocupan en las letras españolas?

Los dos son dos imprescindibles. Engrandecen la historia de la literatura española. Los dos son extraordinarios.

En todo caso, ¿qué le ha pasado con las monjas?

Que tuve una mala experiencia cuanto era pequeña, cuento la anécdota de cómo me obligaban a beber leche y casi me muero, y a partir de ese momento les cogí a todas una manía que me ha costado muchos años superar. Y, sin embargo, ahora tengo amigas monjas. Esta tarde vendrá una de ellas. Claro, que cuando era pequeña eso no lo matizaba: veía una y salía corriendo.

Atraen muchos personajes. Muchísimos. Por ejemplo, Lou Andreas Salomé, que ha atravesado dos siglos, que ha tenido muchas historias y vivencias con Nietzsche, Paul Ree, Sigmund Freud, Rilke, que se mantuvo virgen un tiempo… ¿Qué ha encontrado en ella? Acaba siendo un modelo de feminismo, no sé si critica veladamente usted el feminismo militante un poco exacerbado.

¡Por favor! De ninguna manera. Yo soy militante feminista. Tengo la sensación de que no me ha entendido bien, ja, ja, ja. Soy feminista y le voy a decir por qué. Porque soy demócrata y creo que no se puede ser demócrata sino se es feminista porque no es admisible que la mitad de la población no tenga los mismos derechos ni las mismas oportunidades que la otra mitad. Por tanto la calidad de la democracia depende de su grado de feminismo. Por eso soy feminista y lo soy sin resquicio alguno.

De acuerdo. Le repregunto entonces, ¿qué pretende Julia Navarro con ‘Una historia compartida. Con ellos, sin ellos, por ellos, frente a ellos’?

Este es un viaje personal que no habría escrito nunca antes de la pandemia y que tampoco habría escrito ahora. Desde el punto de vista psicológico está visto condicionado por ese momento. Quiero decir que la Historia no puede ser de parte de alguien contra alguien. A mí me interesan las personas que hay en la vida de la gente, las mujeres que ha habido en la vida de los hombres y los hombres que ha habido en la vida de las mujeres. Sean padres, sean amigos, sean hermanos, sean jefes, lo que sea. No se puede entender la Historia sino es una historia en conjunto. Eso en primer lugar.

Julia Navarro escribe con el 'Diccionario de uso' de María Moliner sobre la mesa.
Julia Navarro escribe con el 'Diccionario de uso' de María Moliner sobre la mesa.
Archivo M. Moliner/HA.

¿Cuál es nuestra asignatura pendiente?

La asignatura pendiente, y que vienen suspendiendo todos los ministros de Educación y todos los consejeros de Educación de nuestro país, es que en todos estos años de democracia no ha habido una revisión de los libros de texto para incorporar al sinfín de mujeres cuya huella -en la filosofía, en el arte, en la literatura, en la astronomía, en las matemáticas, etc. etc.- ha sido fundamentalmente importante. Ese es el objetivo de este libro y quiero decir: “Oiga, seguimos sin estar en los libros de texto, señores que hacen los planes de estudio”.

Algunas sí estaban en nuestros manuales de estudio y había que saberlas: Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Rosa Chacel...

Sí, estaban algunas. Si coges lo textos, verá que el 90 % lo ocupan los hombres. Así que este libro, de alguna manera, es una reivindicación: “Oiga, hay que revisar los libros de texto y las mujeres tienen que incorporarse masivamente”. Eso quiero decir y eso digo. Cuando se dice que las niñas no eligen carreras de ciencias, yo respondo: “Claro, porque no tienen referentes porque en sus libros de texto no hay referentes”.

"Cuando entra Tejero nos ponemos a temblar, con un susto enorme. Y a Pilar Narvión no se le mueve ni un músculo. Y entonces, dice: 'Niñas, apuntad la hora. Esto es lo que los libros de Historia dicen que es un golpe de Estado'"

Usted pone unas cuantas, hace un inventario de las Premios Nobel y, respecto a las españolas, llega hasta Margaria Salas, María Blasco, habla de las más jóvenes, y pide disculpas por no poner más.

Pongo muchas. Muchas.

Hablemos de María Moliner.

Digo “siempre cerca de mí”. Y lo digo porque escribo con el ‘Diccionario de uso’ de María Moliner encima de mi mesa. Y lo consulto continuamente, para mí es imprescindible.

¿Qué me dice de la periodista bajoragonesa Pilar Narvión?

Yo era una de “las niñas de Pilar Narvión”. Fue una maestra, era una mujer de una humanidad fuera de lo común, te conquistaba por su humanidad, por su sentido del humor. Por esa sabiduría socarrona que tenía. Cuando empezábamos esa nueva generación de chicas que nos incorporábamos, de mujeres jóvenes, a la información y a la información política, Pilar nos amadrinó. Nos cuidaba, nos enseñaba. Yo nunca había pisado un Parlamento.

Recuerda esa frase: “Chicas, este es un golpe de Estado de manual”.

Claro. Nunca se me olvidará eso, no. Cuando entra Tejero y nos ponemos a temblar, con un susto enorme. Y a Pilar Narvión no se le mueve ni un músculo. Y entonces, dice: “Niñas, apuntad la hora. Esto es lo que los libros de Historia dicen que es un golpe de Estado”.

¿Fue ella su gran maestra?

He aprendido mucho de muchas mujeres a las que he leído, a las que he ido encontrando en mis lecturas, en mis viajes, en las páginas de un periódico, pero Pilar Narvión fue una maestra en vivo. No es que fuese como Virginia Woolf, a la que le dedico muchas páginas y a la que admiro, no, no, Pilar es que estaba allí, y nos enseñaba y era un enciclopedia andante. Y fue muy importante en esa etapa de la Transición.

Julia Navarro fue una de "las niñas de Pilar Narvión", la periodista de Alcañiz a la que considera una maestra por su humanidad y su sentido del humor.
Julia Navarro fue una de "las niñas de Pilar Narvión", la periodista de Alcañiz a la que considera una maestra por su humanidad y su sentido del humor.
Archivo Heraldo.

LA FICHA

'Una historia compartida. Con ellos, sin ellos, por ellos, frente a ellos'. Julia Navarro. Barcelona, 2023. 406 páginas.

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