Rafael Canogar: "El tiempo que me queda lo quiero para mí, para trabajar en mi obra"

A sus casi 88 años, el artista toledano (uno de los fundadores del grupo El Paso) expone su obra hasta el próximo mes de enero en el museo PabloSerrano de Zaragoza

Rafael Canogar, este lunes 27 de marzo, en la inauguración de la muestra que presenta en el museo Pablo Serrano de Zaragoza.
Rafael Canogar, este lunes 27 de marzo, en la inauguración de la muestra que presenta en el museo Pablo Serrano de Zaragoza.
Oliver Duch

Fundaron juntos el colectivo El Paso en los 50. ¿Qué recuerda de su compañero Pablo Serrano?

Siento felicidad por tener mi obra junto a la suya en este espacio que le ha dedicado Zaragoza. Tengo grandes recuerdos de él, ya hemos compartido varias exposiciones. Suelo revisar mucho mi página web y eso hace que todos los recuerdos no me parezcan tan lejanos, es como si hubieran sido anteayer. Le veo sentado con Juana Francés en un banco cuando los reunimos y comenzó El Paso; a veces la memoria te juega malas pasadas, pero otros instantes se quedan grabados como eso, precisamente, un grabado.

La obra generada por El Paso sigue girando cuellos más de seis décadas después de su extinción como colectivo.

Veo películas, libros o cuadros de otras épocas que describen aquellos momentos y simbolizan una denuncia... Creo que nuestra obra tiene una mayor universalidad y eficacia en cuanto a la estética, y no ha perdido vigencia. Es más fácil de aceptar ahora, nos hemos familiarizado con otras formas de pensar, pintar y actuar. Cuando empezamos con El Paso nos insultaban, las críticas nos ponían muy mal… y eso nos parecía bien, significaba que estábamos en el camino adecuado.

¿Qué le unió a Juana y Pablo, a Antonio Saura, Feito o Viola?

Nos veíamos cada día, tomábamos café en la tarde para hablar de lo que nos apasionaba acerca de la creación, además de analizar la situación sociopolítica. Otras veces nos juntábamos en el estudio de Pablo Serrano en La Castellana. Mire, no creo que fuera posible hoy en día un grupo así. A pesar de las diferencias de edad, ideología o forma de ser, en el Paso nos unía algo potente: el deseo de ser libres y democráticos, de unirnos a los países de nuestro entorno y formar parte de esa comunidad artística que producía obras tan admirables. Queríamos estar a su nivel, y eso nos dio una enorme fuerza para trabajar.

Ha tenido una vida nauta, con estancias en todo el mundo. ¿Qué le aportaron los viajes?

Conocer tantos sitios por mi trabajo me ha dado información, he podido entender otras formas de pensar y actuar. Es parte de mi historia y de mis cuadros. Empecé cerca, eso sí;en aquellos años 50 busqué mis raíces artísticas en los grandes maestros con obra en El Prado. Recuerdo observar en El Prado la expresividad de Goya, la austeridad de Zurbarán, la elegancia de Velázquez. Los viajes, sin duda, completaron mi formación y dieron respuesta a la problemática creativa de diversos momentos.

Lleva más de 70 años como artista profesional. ¿Cómo ha evolucionado su expresión, y qué ha impulsado esos cambios?

Mi obra es como un collar, cada cuenta es una época y el hilo conductor que las conecta todas, y que ya se cierra por la edad, es la libertad; me estoy acercando a mis inicios. Mi obra cambió, claro, como lo hizo el mundo.

La inspiración todavía le encuentra trabajando. ¿A diario?

Ahora mismo busco algo muy similar a lo que buscaba de niño, cuando empecé, sobre todo en cuanto a esencialidades, el juego de elementos mínimos para acentuar la radicalidad de la obra. También hay cosas diferenciales, gestos de mi pintura que fueron demandas de libertad y buscan ahora la belleza, la armonía, la buena pintura. Sigo yendo al estudio, y pinto todo el tiempo que me dejan los compromisos relacionados con el trabajo.

¿Qué satisfacciones le dejó su experiencia docente?

Impartí un curso completo en Estados Unidos en los 60, en el Mills College de Oakland, en California. Tuve excelentes alumnos y alumnas; entre ellas había algunas excelentes, grandes artistas, pero el panorama social hizo que muchas dejaran su vocación para atender quehaceres familiares. Me encantaba enseñar, y me han ofrecido en más de una ocasión volver a hacerlo, pero ya no tengo tiempo. El que me queda lo quiero para mí, para trabajar en mi obra.

"Mi obra es como un collar, cada cuenta es una época y el hilo conductor que las conecta todas, y que ya se cierra por la edad, es la libertad"

Una selección muy personal

Canogar nació en Toledo en 1935 y expuso formalmente por primera vez en 1948. En 1957 fue cofundador del grupo El Paso, en el que también militaron varios aragoneses como el oscense AntonioSaura, el zaragozano Manuel Viola o el turolense PabloSerrano; el santo y seña del artista es el informalismo, una corriente que parte de la abstracción y confiere una importancia clave a los materiales empleados.

Canogar trae a Zaragoza una selección personalísima, por mor de las circunstancias. "Aquí están las obras de mi autoría que poseo, más algún préstamo. Las he tenido que comprar en subastas o a coleccionistas; desde 1958 tuve un contrato con la galería romana L’Attico y debía suministrarles 25 cuadros al año. Lo que excedía de esa cantidad también se vendía inmediatamente".

La muestra, que se enmarca en el concepto ‘Diálogos informalistas. Rafael Canogar visita a Pablo Serrano’, podrá recorrerse hasta el 29 de enero de 2024 en la Sala 01 y la entreplanta del museo Pablo Serrano, donde se estrenó ayer. Está comisariada por Lola Durán y Fernando Castro-Flórez, y se compone de 21 obras de Canogar y 5 de Serrano.

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