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La cocina abierta está de moda: ¿acierto o error?

La influencia aspiracional del estilo de vida americano y últimamente la pandemia han supuesto un bum del ‘open concept’. Pero unir cocina y zona de estar puede no ser para todo el mundo ni para todas las casas. Hablan los expertos.

Una cocina abierta en una vivienda de Zaragoza.
Una cocina abierta en una vivienda de Zaragoza.
Begoña Simón

¿Con cebolla o sin cebolla? ¿Playa o montaña? ¿El fresco del invierno o el calorcito del verano? A estas cuestiones que generan bandos difícilmente reconciliables bien podría añadirse esta: ¿cocina abierta o cerrada?

El ‘open concept’ o cocina americana -como también se llama a la solución habitacional que reúne en un solo espacio cocina, comedor y zona de estar- está experimentando un bum tanto en vivienda nueva como en la reformada.

Esta distribución tiene un claro origen en el estilo de vida americano que nos llega con películas, series y, últimamente, de los programas de reformas. "¡Si contara las veces que la gente me pregunta sobre los gemelos canadienses!", bromea el arquitecto Jordi Ulldemolins sobre el popular programa ‘Hermanos a la obra’, (España emite, en DKiss). En este sentido, optar por una cocina abierta tendría un alto componente aspiracional, si bien ese aspecto no lo explica todo.

Más cocinas americanas

Ulldemolins, uno de los socios del Estudio A54, confirma que últimamente se está produciendo una "importante demanda" de este tipo de distribución, cuyo origen se sitúa claramente en la pandemia. El arquitecto entiende por ello que el fenómeno va más allá de la pura tendencia. "Las prioridades de la gente han mutado muchísimo".

De la misma opinión es el interiorista Nacho Viñau: "El confinamiento ha disparado el gusto por los espacios multifuncionales".

Yendo al origen, Ulldemolins plantea la cocina "como el ágora, donde sucede todo en una casa, sería la traslación a la actualidad de la vida en torno al fuego en la prehistoria. Todo lo que pasa alrededor del fuego es vida y las viviendas son paraguas de vida".

Pero las necesidades van cambiando y se atomizan en diferentes espacios dentro del hogar. Aparecen además otros factores como la explotación de las viviendas o la intensificación urbanística, que han contribuido, opina Ulldemolins, "a interiorizar la cocina cerrada como lo normal, de manera que salir de allí para volver a entender que el fuego es el origen de todo y se puede compartir un espacio es desandar conceptos muy arraigados".

Para Nacho Viñau, optar o no por una cocina americana responde también al "momento vital". "Por ejemplo, hubo una época que hubiera matado por vivir en un ‘loft’ y ahora me parece un planteamiento alejadísimo de mi vida".

Más allá de lo histórico o sociológico, Ulldemolins se detiene en lo puramente práctico para señalar que "es complejo lograr una cocina americana en un espacio europeo. La forma y la funcionalidad, han de ir de la mano, de manera que todo tiene que estar bien dimensionado. Pretender conseguir las prestaciones de una vivienda media estadounidense en una proporción de las europeas se podría hacer, es decir, los números salen, pero te olerá el salón a chistorra", explica gráficamente.

El 'open concept' en el práctica

Son esas cuestiones de cariz pragmático las que a la postre juegan más en contra del modelo del ‘open concept’ en España.

"Las cocinas generan olores y ruidos, pero yo hablaría más bien de ruido visual", dice Viñau. A su juicio, es un espacio de trabajo que, en su caso, prefiere mantener aislado. "No hace falta ni siquiera ser un maniático del orden para preferir una puerta que oculte la cocina cuando se desea. Hay gente a la que le parece idílico cocinar con los amigos delante, pero en mi caso si tengo que trinchar un asado, prefiero hacerlo solo y concentrado», cuenta Viñau para el que, al final es una cuestión de "qué necesidades hay y cómo resolverlas".

La manera de hacerlo puede ser variada. Desde un planteamiento completamente abierto, pasando por muretes de separación o puertas correderas. Ulldemolins recomienda en todo caso que, en la medida de lo posible, se tenga en cuentan los procesos del cocinado: es decir, cuanto más en línea estén las diferentes estaciones y menos haya que mover las cosas de un lado a otro, más cómodo será el trabajo y menos se manchará.

La experiencia de Elisa López, interiorista con cuenta en Instagram  (@novenoce) es otra. Ella misma tiene cocina americana. "Vivo sola y para mí es muy cómodo tener todo en el mismo espacio: trabajo, veo la tele, cocino, abro la puerta del balcón para ventilar, y listo".

Cuenta que ahora mismo está trabajando mucho el ‘open concept’ en segundas residencias, "donde el ritmo de vida es otro". Viñau liga también esta solución a gente que "vive en grandes capitales y cocina menos".

Tanto Elisa López como Nacho Viñau apuntan también que así como la cocina americana funciona en espacios amplios, también lo puede hacer en los muy pequeños "dando sensación de amplitud y más luminosidad cuando hay pocas ventanas".

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