Diego Meléndez: "La calle es el escenario que me impone más respeto"

Es uno de los músicos habituales de las calles zaragozanas desde hace más de una década. Hoy, el malagueño presenta el primer disco de Diario Fantasma: 'La revancha del insomnio'.

Diego Meléndez (a la guitarra), al frente de su primer proyecto personal. ‘Diario Fantasma’, en el parque Grande de Zaragoza
Diego Meléndez, al frente de su primer proyecto personal. ‘Diario Fantasma’, en el parque Grande de Zaragoza
H. A.

Nació en Málaga en 1992, pero lleva más de diez años residiendo en la capital aragonesa. Hoy, para él, su otra casa. Habitual de las calles y los bares, Diego Meléndez es conocido en la ciudad por traer a Zaragoza el concepto ‘Open Mic’ o Micrófono Abierto, un espectáculo donde aficionados o profesionales pueden actuar, y compartir con el público asistente su talento, de forma improvisada. Con su ‘Open Mic Zaragoza’ ha recorrido más de medio centenar de locales en Zaragoza.

Hoy, a sus 29 años, el músico acaba de presentar su primer proyecto personal. ‘Diario Fantasma’, y, con él, su primer disco, ‘La revancha del insomnio’: una colección de canciones compuestas por su hermano, Guillermo Meléndez, hace más de 15 años. "Son unos temas que compuso cuando era joven, y pasaba por un momento complicado de su vida, pero que, como suele pasar, quedaron guardados en un cajón. Jamás pensó que verían la luz", reconoce, emocionado. De ahí, el nombre del disco. Se trata de temas "de una gran intensidad emocional, compuestas desde las tripas".

Fue durante la pandemia cuando Diego pudo aprovechar para darle forma a este proyecto al que llevaba tanto tiempo dándole vueltas. "Aunque ha sido muy dura para todos, a mí me permitió parar y pensar los pasos a seguir para darle vida, pero, sobre todo, dedicarle el mimo que requería este proyecto", rememora.

"La calle me impone más respeto. Lo veo un escaparate brutal por el que pasa todo tipo de gente, en el que surgen muchas oportunidades de trabajo, y, sobre todo, que te permite poner el hilo musical a la vida de muchas personas anónimas"

Y, para ello, se ha acompañado de un grupo de músicos que, en sus palabras, han sido "fundamentales para llegar hasta este momento". Se trata de Ángel Herrera, batería, al que conoció de casualidad mientras actuaba en el Paseo de la Independencia. "Me buscó en Instagram, nos agregamos, y le propuse hacer la prueba. Estaba de paso por la ciudad y ya nunca se fue", recuerda. El resto de la banda la componen Jaime Zuasti, bajo y coros; Daniel Martínez, guitarra, y David Colás, guitarra eléctrica.

Tras actuar en algunos eventos de la capital aragonesa como el Zaragoza Florece, la presentación oficial de la banda fue el pasado 24 de junio en la Sala López, con un gran éxito de asistencia. "Una de las cosas más emocionantes es que mi hermano pudiera escuchar por fin, en un directo, todas estas letras. Fue una velada mágica", reconoce el artista.

Ahora, prepara la gira de su ‘Diario Fantasma’ por México, a donde viajará el próximo 20 de julio. "Estaré un mes, ya con varias salas cerradas. Pensé que era un buen inicio para dar a conocer nuestro proyecto", añade.

Pero, ¿cómo surge esta historia de amor entre Diego Meléndez y Zaragoza? Pues, como explica, fue por pura casualidad. "Tenía 18 años y quería salir de Málaga. Buscaba un cambio de aires, y Zaragoza era cuna de grandes referentes míos como los Más Birras, Las Novias o Héroes del Silencio", admite.

La calle, de moda

Por eso, a la vez que traía un concepto hasta entonces desconocido en la ciudad, el Open Mic, comenzó a tocar en las calles de la ciudad cuando todavía no estaba de moda e, incluso, estaba mal visto. "Ahora hay hasta licencias, nada que ver con lo que era antes", afirma. Y eso que, para él, la calle, siempre ha sido uno de sus escenarios predilectos. "Es el que me impone más respeto. Lo veo un escaparate brutal por el que pasa todo tipo de gente a la que no llegarías de otra forma, en el que surgen muchas oportunidades de trabajo, y, sobre todo, que te permite poner el hilo musical a la vida de muchas personas anónimas", asevera.

"No entiendo otra manera de hacer las cosas que trabajando duro. Sé que la música es el centro de mi vida, a lo que acudo siempre y lo que me mueve. Y con eso me sobra"

De formación autodidacta, Meléndez reconoce que en su casa siempre hubo una guitarra. "Con ocho años mi madre me llevó a mi primer concierto y sentí que un día quería ser Lluís Llach", rememora. En su caso, decidió hacer su sueño realidad de la única manera que sabía: "Currando". "No entiendo otra manera de hacer las cosas que trabajando duro. Sé que la música es el centro de mi vida, a lo que acudo siempre y lo que me mueve. Y con eso me sobra", concluye.

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