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Santiago Auserón: "Soy un rockero de la calle que tiene pasión por averiguar"

El compositor y cantante, nacido en Zaragoza en 1954, publica 'Arte sonora. En las fuentes del pensamiento heleno', en el que ha invertido 25 años

Santiago Auserón, en su casa madrileña, abrazado a uno de sus instrumentos favoritos: la guitarra.
Santiago Auserón, en su casa madrileña, abrazado a uno de sus instrumentos favoritos: la guitarra.
Enrique Cidoncha.

Nacido en Zaragoza en 1954, el cantante y compositor de Radio Futura, el ‘alter ego’ de Juan Perro, publica un estudio de arte, filosofía, lenguaje y música en Grecia: ‘Arte sonora. En las fuentes del pensamiento heleno' (Anagrama. Colección Argumentos. Barcelona, 2022. 744 páginas), que tiende puentes con otro gran libro suyo como 'El ritmo perdido. El influjo negro en la canción española'. Premio de las Músicas Actuales (2011), en 2015 obtuvo el grado de doctor con una tesis sobre la música griega antigua, y el origen de la filosofía, que es la base del volumen que acaba de salir a la calle.

¿‘Arte sonora. En las fuentes del pensamiento heleno’ (Anagrama) es su tesis doctoral o una investigación que llevaba haciendo desde hacía mucho tiempo? 

Las dos cosas. Yo empecé a hacer lecturas sobre la tradición poética de Grecia Antigua en paralelo con la actividad de Radio Futura, poco antes o poco después de terminar la carrera de Filosofía, en la cual ya me había interesado, especialmente en el período de los pensadores presocráticos, los naturalistas jonios. Todos esos intereses se fueron juntando y me motivaron para llevar una actividad de estudio en paralelo con el aprendizaje del oficio musical de los conciertos y los discos de Radio Futura. Y esa corriente de lecturas, en realidad, no se interrumpió nunca.

"La música era el principio rector de la cultura y las actividades intelectuales. La poesía cantada era la guía educacional de los antiguos griegos. Las actividades musicales eran el modo en que los griegos tomaban conciencia de su identidad cultural"

¿Qué sucedió luego?

Todo empezó cuando me atreví a retomar el planteamiento de la tesis, hacia finales de los 80. Porque yo había iniciado una tesis, inscrita en Madrid y que empecé cuando me fui a París en 1977, sobre el poeta y dramaturgo Antonin Artaud, y luego pensé que lo que más me concernía era esa lectura continua de los griegos…

Vaya cambio de varios siglos.

Sí, cambié de orientación hacia finales de los 80, a pesar de que tenía ya hecha la tesina y los cursillos de doctorado, en torno a Artaud. Cambié de temática y preinscribí la tesis a primeros de los 90, pero como ya mi plan había caducado, eso me llevó a hacer lo cursillos de doctorado y una nueva tesina. Y entonces ya lo hice sobre estos temas, sobre la Grecia Antigua.

Eso es vocación, curiosidad e ilusión.  

Desde la primera mitad de los años 90 me metí a investigar de continuo. Fui aprovechando los viajes que hacía a Francia y las estancias en Madrid y en Cataluña, y también algunos desplazamientos a Londres y Roma. Fui haciéndome con mucha documentación, aprovechando todas las bibliotecas que podía para fotocopiar libros, adquirir bibliografía, tomar notas y descubrir valiosos detalles.  

Llama la atención que una persona como usted, con una carrera tan consolidada, un juglar moderno, tenga este afán de seguir estudiando. ‘Arte sonora’ es tan intenso, elaborado y erudito que a veces no es fácil de seguir.

Debo salir al paso de este comentario. Hay algunas partes del libro que están dedicadas a argumentar cosas –por ejemplo, el vínculo tan claro entre música y filosofía– que dialogan con filósofos y especialistas con los cuales hay que sostener un diálogo técnico. Conceptualmente técnico, y eso es, en cierto modo, una obligación de un trabajo de este calibre, que tiene que estar bien fundamentado, pero no todo el libro es así… Hay pasajes densos que requieren una argumentación cuidadosa y que también se pueden descifrar con interés y con tiempo. Me ha costado casi 25 años sacar adelante esta tesis en paralelo con el oficio musical. En cuanto puedo trato de hablar con el máximo de claridad para que las ideas circulen también. O por lo menos, para que las consecuencias de esos razonamientos se puedan compartir.  

Háblenos de su pasión por saber. Da la sensación de que no tiene pereza.  

No tengo pereza. Lo ha dicho bien. Es una pasión por averiguar. La palabra saber puede ser dudosa en algún sentido si se toma como una acumulación de saberes, de datos, como una posesión del conocimiento. En mi caso, no dejo de ser un rockero de la calle. Por el hecho de ser estudiante de filosofía tengo que tener cuidado para no engañar a la gente. Yo no soy un acumulador de saberes, insisto, soy digamos un perseguidor de ciertos temas y de ciertas ideas relacionados con la música, con el canto y el arte de contar y pensar, con su impregnación social, y en torno a los cuales necesito averiguar cosas. 

"Yo no soy un acumulador de saberes, insisto, soy digamos un perseguidor de ciertos temas y de ciertas ideas relacionados con la música, con el canto y el arte de contar y pensar, con su impregnación social, y en torno a los cuales necesito averiguar cosas", dice Auserón

¡Y con qué intensidad lo hace!, ¿no?

Lo hago apasionadamente porque me divierte y me libera. Y sí, es verdad que tomándome las cosas con tiempo por delante trabajo mucho cuando el oficio musical me lo permite. Ha sido un cuarto de siglo.Y en cuanto podía me metía en ello. 

Cuando hablábamos de los griegos, la música parecía una cosa menor, incluso recoge algunas citas donde se pensaba eso hasta no hace tanto. ¿Cuál es la importancia de la música en la vida cultural y en la vida cotidiana griega? 

Determinante. Así lo prueban las investigaciones que se han desarrollado a lo largo del siglo XX, aunque algunos pensadores como Nietzsche ya anticipaban que eso era así. Hasta el siglo XX los helenistas no han reconocido unánimemente el papel rector de la música en la vida de las ciudades de Grecia.

¿Cómo fue ese proceso?

Antes de la generalización del uso de la escritura, la música era el vehículo de la transmisión de las tradiciones y de los saberes prácticos, e incluso del sistema de memorización de las leyes y de los principios educativos que se transmitían a los jóvenes a través de la educación, el sistema educativo de las clases nobles y de la aristocracia guerrera.

Santiago Auserón alterna su condición de músico con su estudio de la música, de la filosofía y de la poesía.
Santiago Auserón alterna su condición de músico y compositor y concertista con su estudio de la música, de la filosofía y de la poesía.
Enrique Cidoncha.

¿De verdad?

La música era el principio rector de la cultura y las actividades intelectuales. La poesía cantada era la guía educacional de los antiguos griegos, y esto ocurría en muchas ciudades en tono al Egeo, en la costa continental y en la costa de Asia Menor, enfrente. Las actividades musicales eran el modo en que los griegos tomaban conciencia de su identidad cultural. Y en la vida cotidiana tenía una importancia decisiva. La formación, en general privada en las clases nobles que podían permitírsela, estaba regida por un citarista, por un músico. A través de la cítara y del canto se transmitía la tradición poética, y luego los jóvenes educados en esa tradición podían participar en el coro ciudadano, que era el lugar de las actividades rituales, el lugar de invocación a los dioses, en los que los antiguos griegos reconocían su identidad.

La palabra cantor o cantautor no existía pero da la sensación de que en cierto modo sí hay alguien que asume esa misión.

Pues sí. Todo lo que en la tradición textual de Grecia nos ha llegado a través de la escritura, todo lo que se refiere al período arcaico, hasta los poemas de Homero y hasta la aparición de la lírica, todo lo que es anterior a la escritura digamos que dependía del vehículo musical. A partir de un momento, en el siglo VI, los poetas líricos y luego los trágicos, todos los grandes poetas desde Arquíloco, Safo, Anacreonte, Alceo, los líricos importantes, y los trágicos (Sófocles, Eurípides, Esquilo), todo lo que conocemos como la gran poesía griega, todos esos poetas eran músicos que componían e interpretaban la música de sus propios cantos.Había escuelas de música y hasta el propio Homero, que quizá sean varios depositarios de la tradición, se acompañaba de la música.

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