Tercer Milenio

En colaboración con ITA

música

Santiago Auserón: "Los músicos tenemos que hacer sentir por qué son necesarias las canciones"

En su feliz trayectoria de cuatro décadas, el músico zaragozano se ha caracterizado por su querencia por la experimentación y la innovación.

Santiago Auserón posa en el entorno otoñal del jardín de su casa en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón.
Santiago Auserón posa en el entorno otoñal del jardín de su casa en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón.
Enrique Cidoncha

Lejos de entregarse al desánimo, Santiago Auserón apela a la audacia, a la adaptación y al talento para retomar la senda adecuada.

¿Con qué ánimo ingresará en 2021?

Con ganas de aportar lo mejor que podamos en los directos y en la grabación de nuevas canciones. También está prevista la edición de un par de libros a lo largo del año. En enero se reeditará ‘El ritmo perdido’ y en octubre la reelaboración de mi tesis sobre la música en Grecia antigua.

La música está siendo muy duramente golpeada por la pandemia. ¿Cree que puede terminar por derribar las estructuras profesionales?

En las artes escénicas está pasando lo mismo que en la hostelería: empresas que cierran, muchos puestos de trabajo perdidos. Músicos, bailarines, actores, técnicos, gestores, transportistas, personal de sala. Gracias al hábito de la precariedad, los artistas podrán rehacer sus planes antes que un restaurante o un bar, porque sus oficios dependen de las ideas y el confinamiento proporciona tiempo para pensar. Pero si no se sostienen las programaciones y cierran las salas, las ideas se quedarán en casa. La televisión acabará devorando toda la realidad y el ánimo ya muy tocado de la gente. Habrá que intentar compensarlo con un uso selecto de las redes sociales, hasta que podamos juntarnos sin mascarilla.

¿Es comparable esta crisis con otras acaecidas en la industria musical?

Creo que no, el directo es el medio natural de las artes escénicas y ahora ese refugio se desmorona. La crisis de la industria discográfica dio paso al negocio televisivo de los ‘talent shows’, que han venido a saciar el afán de lucro habitual de la farándula. Un negocio protegido de la pandemia.

¿Cree que lo acaecido estos meses variará para siempre la forma en que se celebran y vivimos los conciertos y festivales?

No, en cuanto la mayoría se halle más o menos inmunizada, volverá a hacerse sentir la necesidad del encuentro físico con los sonidos y con las imágenes en un espacio compartido, más o menos abierto. La celebración sonora y danzante tiene un carácter sagrado, es un rito fundamental para la tribu. Si ese rito se diluye en favor del ‘reality show’, cada uno en su casita, estamos listos. Quizá haya quienes consideren que el confinamiento es un porvenir definitivamente adecuado para la mayor parte de la humanidad, mientras una minoría se apropia de los espacios y de las energías naturales. Yo apuesto por una alianza de la inteligencia con el medio natural protegido como bien común, antes que con la imagen programada.

¿A qué pueden aferrarse los músicos para sobrellevar esta situación tan crítica?

Al proceso creativo, por encima de todo, para empezar. Tenemos que hacer sentir sin lugar a dudas por qué son necesarias las canciones, las piezas instrumentales, las artes visuales y la danza, al igual que el teatro y los libros. Hacer palpable esa necesidad hará que volvamos a los auditorios y a las salas en cuanto sea posible. Entretanto disponemos de las redes sociales para transmitir algo más que insultos y boberías. Hay que aprovechar para poner en práctica un uso artístico y selecto, a la vez que popular, de las redes.

Si pudiera entregarle una lista de deseos en su profesión para que se cumplan en 2021, ¿cuáles serían?

De momento, me voy a limitar a desear salud y un baile sin mascarilla para todos sus lectores y mis paisanos.

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