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Magdalena Lasala rescata los trabajos y los días de 97 mujeres aragonesas de la ciencia y las leyes

La escritora publica el tercer volumen de su trabajo sobre el legado y las aportaciones femeninas de los siglos XIX y XX a la sociedad

Magdalena Lasala lleva años trabajando en la recuperación de trayectorias de mujer en todos los campos.
Magdalena Lasala lleva años trabajando en la recuperación de trayectorias de mujer en todos los campos.
Oliver Duch.

La poeta y narradora Magdalena Lasala (Zaragoza, 1958) se ha empeñado, desde hace algunos años, en visibilizar el ‘Legado de mujeres aragonesas de los siglos XIX y XX’ en todos los campos del conocimiento, no tanto con un afán erudito o universitario, sino en “una tarea de divulgación para colocarlas al nivel de la calle, para todos los públicos”. Se trata de una publicación del Ayuntamiento de Zaragoza a través de la Concejalía de Mujer, Igualdad y Juventud, que coordina María Antoñanzas. Esa tarea le ha llegado a buscar en muchas fuentes, “y es y han sido muy importantes los estudios de géneros, las monografías, la reivindicación constante de las mujeres en numerosos trabajos”. Y subraya, con Rosa Menéndez López, presidenta del CSIC, que lo importante “no es tanto descubrir pioneras, adelantadas a su tiempo o vidas fascinantes, sino verificar referentes”.

En el tercer tomo, que se ha presentado el miércoles en el salón de plenos del Ayuntamiento de Zaragoza, se ha centrado en las ‘Mujeres de ciencias y leyes. Especialistas de la realidad'. “La mujer se ha incorporada tarde a la ciencia. Suscitaba un rechazo inicial su presencia, pero puede decirse que en el último medio siglo su incorporación es total al clima intelectual y a la ciencia y a las leyes. Y son claves sus miradas y sus visiones innovadoras en este momento”, avanza. Dice que las científicas y las mujeres de leyes son observadoras e investigadoras del entorno y se convierten en cronistas de lo real.

“Ahora hablamos de la matemática Andresa Casamayor, incluso tiene un documental, pero hace treinta años era una completa desconocida. Ella es clave, claro, y hay otra figuras. A principios de siglo XX se produjo un movimiento importante que se truncó con la Guerra Civil. Ahí se produjo un parón traumático. Y hubo que esperar casi hasta los años 70 para recuperar un clima de normalidad. Durante años, por decirlo así, el ingreso a la intelectualidad y a la ciencia estaba casi vedado o levantaba suspicacias”, explica. Lasala, en este nuevo tomo, escribe la biografía y la síntesis de 97 mujeres.

Antonia Zorraquino Zorraquino, que trabajó en el laboratorio de Antonio de Rocasolano.
Antonia Zorraquino Zorraquino, que trabajó en el laboratorio de Antonio de Rocasolano.
Archivo Zorraquino/Ayuntamiento de Zaragoza.

“Como el arte, la ciencia es pasión. Y es creatividad, imaginación, voluntad y generosidad. Estas mujeres tienen todas estas características”. Estas mujeres se mueven en los campos de las Ciencias Químicas, Ciencias Físicas, Ciencias Exactas (Zaragoza fue de las pocas universidades que tenía este campo en España) y las Ciencias Naturales. El libro, por tanto, abarca todas estas categorías, pero va más allá, y por sus páginas desfilan químicas, físicas, matemáticas, farmacéuticas, botánicas, geógrafas, geólogas, médicas, expertas de la salud, enfermeras, higienistas, cuidadoras, comadronas, asistentas sociales, abogadas, registradoras, procuradoras, políticas, investigadoras, arqueólogas, arquitectas y sociólogas.

Si María Andresa Casamayor es una isla brillante, en el siglo XIX como adelantada a su época destacan varias mujeres que sentaron bases de trabajo y de investigación: la dentista (“primera dentista europea”, escribe) y fotógrafa Polona Sanz Ferrer; la litógrafa, cartógrafa y dibujante de láminas científicas y de fósiles que usaría Lucas Mallada, Teresa Masadú y Celestino; Silvería Fañanás, “que era la esposa de Ramón y Cajal y una gran colaboradora en todas las experiencias fotográficas de su marido: en el sótano de su casa instalaron su taller y ella dominaba los componentes químicos y las placas”, apunta Magdalena Lasala; las hermanas Blanca y Clotilde Catalán de Ocón, botánica la primera y entomóloga la segunda, o María Rafols, que fue “emblema de entrega a la atención de enfermos y desfavorecidos desde el Hospital de Nuestra Señora de Gracia en Zaragoza”.

Las referentes en el ‘Despertar de la ciencia en el siglo XX’, con títulos universitarios, serían Donaciana Cano Iriarte, primera mujer licenciada en Ciencias Físicas en Zaragoza en 1919; Jenara Vicenta Arnal Yarza, una de las primeras doctoras en Ciencias Químicas y especialista en Electroquímica; Ángela García de la Puerta, doctora y primera catedrática de Física y Química; y Antonia Zorraquino Zorraquino, la primera doctora aragonesa en Ciencias, que trabajó en el Laboratorio de Investigaciones Bioquímicas de Gregorio Rocasolano. “Ellas son un ejemplo de cómo la voluntad y la inteligencia son aún ahora modelo de inspiración. Fueron fieles a sus convicciones y superaron límites culturales, de género y de época”.

No nos caben aquí todos los nombres, pero salen figuras en muchos campos. “Por ejemplo -insiste Magdalena Lasala-, me gustaría destacar la importancia de las farmaceúticas, como Encarna Castejón, Trabajó en su farmacia en el Paseo de la Independencia de Zaragoza. Recibió en 1992 el premio ‘Colegiada de Honor’ del Colegio de Farmacéuticos de Zaragoza y fue una gran investigadora en su campo”.

María Telo, una gran mujer de leyes.
María Telo, una gran mujer de leyes.
Archivo Particular/Ayuntamiento de Zaragoza.

Entre las sanitarias, además de Amparo Poch, pionera de la higiene y la educación sexual, cita a dos enfermeras casi antagónicas: la australiana Agnes Hodgson, que llegó en 1936 a Grañén y sirvió en el frente republicano. “Escribió un valioso diario: ‘A una milla de Huesca. Diario de una enfermera australiana en la Guerra Civil española’. Y por otra parte, la hijarana Agustina Simón Sanz, conocida por ‘la heroína de Belchite’ y ‘La margarita’. Asistió como enfermera en el bando nacional y cuidó a heridos y moribundos”, recuerda Magdalena Lasala.

“La mujer se ha incorporada tarde a la ciencia. Suscitaba un rechazo inicial su presencia, pero puede decirse que en el último medio siglo su incorporación es total al clima intelectual y a la ciencia y a las leyes. Y son claves sus miradas y sus visiones innovadoras en este momento”

Las mujeres en las leyes también han sido capitales. “Han contribuido en muchos campos, pero sobre todo han reivindicado la igualdad de la mujer. Hasta los años 70 una mujer casa no podía abrir una cuenta sin permiso de su marido”. Y un buen ejemplo de ello sería María Telo, que se licenció en Zaragoza. Fue bautizada ‘La abogada de la igualdad’ y “luchó en el franquismo por la reforma del Código Civil para liberar a las mujeres casadas de la obligación de obediencia marital y por la igualdad jurídica femenina”, explica.

Todo ello, y mucho más, está en el tercer tomo de ‘Legado de mujeres aragonesas de los siglos XIX y XX’, resuelto con textos cortos.

Magdalena Lasala ya ha ofrecido tres entregas de su 'Legado'.
Magdalena Lasala ya ha ofrecido tres entregas de su 'Legado'.
Oliver Duch.
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