Un cuadro de Goya con churretones

‘El prendimiento’, de la catedral de Toledo y que forma parte de la exposición del Museo de Zaragoza, presenta manchas provocadas por una gotera

El churretón principal atraviesa el rostro de Cristo en la pintura.
El churretón principal atraviesa el rostro de Cristo de arriba abajo. 
Toni Galán

Algunos aficionados al arte se han sorprendido en la exposición ‘Goya, viajero y artista del Grand Tour’ del Museo de Zaragoza, al descubrir que uno de los cuadros más destacados, ‘El prendimiento’, presenta churretones. Las manchas, de color blanco, son finas pero apreciables, y es insólito ver algo así en este tipo de muestras. El ‘modus operandi’ habitual cuando se solicita una pieza de esta categoría, si se aprecian en ella daños, es que la institución que la recibe se haga cargo de su limpieza y/o restauración. ¿Por qué no ha sido así en este caso?

Fuentes del Gobierno de Aragón han reconocido a este periódico que ya antes de la inauguración eran conscientes del estado del cuadro. "Las manchas se descubrieron al llegar la obra a Zaragoza, cuando se abrió el embalaje y se inspeccionó –señalan–. Se preguntó a la propiedad y dijo que ya lo sabía, que con motivo de la tormenta Filomena había habido una pequeña gotera o filtración de agua y que quería que se ocupara del cuadro el Museo del Prado". HERALDO intentó ayer, sin éxito, confirmar esta versión tanto con la comisaria de la muestra, la historiadora del arte Raquel Gallego, como con el cabildo de la catedral de Toledo, a quien pertenece la pintura.

‘El prendimiento’, de 300 por 200 centímetros, viajó acompañado de un representante del cabildo toledano. Él fue, al parecer, quien dijo que en la catedral querían que los desperfectos se trataran en la pinacoteca madrileña, que años atrás restauró la obra. No se ha aclarado por qué no se actuó desde la borrasca Filomena, que azotó España en enero del año pasado, hasta diciembre, mes en que se inauguró la exposición en Zaragoza. El cabildo tiene nuevo deán, Juan Pedro Sánchez Gamero, desde finales de noviembre. El anterior, Juan Miguel Ferrer, dimitió tras la polémica del vídeo ‘Ateo’, de C. Tangana y Nathy Peluso, que incluía imágenes rodadas en el interior de la seo.

Según describe la Fundación Goya en Aragón en su información sobre la pieza, "Goya recibió el encargo del arzobispo de Toledo para realizar un cuadro hacia 1788, como sabemos gracias a la carta que le escribe a su amigo Martín Zapater el 2 de julio de 1788. En ella le contaba que no había tenido tiempo ni para realizar el boceto de la obra, que no llega a especificar. Parece ser que el encargo se correspondía con ‘El prendimiento’ (no hay datos de ninguna otra pieza realizada por Goya para ese templo) y que se retrasó varios años, hecho que se confirmó cuando Sánchez Cantón publicó en 1923 el acta de la sesión celebrada en la Academia de San Fernando el 6 de enero de 1799, en la que consta que Goya presentó la obra encargada. Dos días después se colocaba en la sacristía de la catedral de Toledo, donde aún hoy se conserva".

En los últimos años el cuadro ha formado parte de importantes exposiciones, como ‘Francisco de Goya. IV Centenario de la capitalidad’ (Casón del Buen Retiro, Madrid, 1961), ‘Goya’ (Galería Real de Pinturas Mauritshuis, La Haya, y Musée de l’Orangerie des Tuileries de París, 1970), ‘El arte de Goya’ (Museo de Arte Occidental de Tokio, 1971), ‘Goya’ (Nationalmuseum de Estocolmo, 1994) o ‘Goya en tiempos de guerra’ (Museo del Prado, Madrid, 2008).

El cuadro, tal y como se expone en el Museo de Zaragoza.
El cuadro, tal y como se expone en el Museo de Zaragoza.
Toni Galán

La muestra ‘Goya, viajero del Grand Tour’ puede visitarse en el Museo de Zaragoza hasta el próximo 3 de abril. Con ella se cierran los actos conmemorativos del nacimiento del pintor. Comisariada por la historiadora del arte Raquel Gallego, la exposición busca dar un amplio panorama de la estancia de Goya en Italia entre 1769 y 1771 y rastrear la influencia que dejó en su arte. Ante el visitante se disponen 73 obras articuladas en tres espacios. El primero analiza el viaje desde el punto de vista físico, y en él se presentan imágenes coetáneas de algunas de las ciudades por donde pasó el pintor, la documentación que podría haber necesitado para moverse en Europa, las guías de viaje de la Italia de la época e incluso algún ‘souvenir’.

El segundo espacio está protagonizado por Roma y, bajo el epígrafe de ‘Academia y heterodoxia’, presenta varios retratos de artistas a los que frecuentó el aragonés o que le ayudaron. Destacan varias piezas procedentes del Vaticano.

El tercero muestra la transcendencia del viaje y su influencia en la obra del pintor aragonés. Es el que cuenta con mayor número de ‘goyas’, desde el ‘San Juan Bautista niño en el desierto’ a ‘El prendimiento’. 

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