televisión

¿Por qué ‘Aquí no hay quien viva’ sigue persuadiendo a la audiencia 18 años después?

La serie traspasa generaciones tras su desembarco en las plataformas de ‘streaming’. Muchos adolescentes repiten sus latiguillos y las redes están inundadas de 'memes' del señor Cuesta y Radio Patio.

El de Desengaño 21 ha sido el portal más conocido de la televisión española.
El de Desengaño 21 ha sido el portal más conocido de la televisión española.
Heraldo

Quizá no sea una obra maestra, pero su vigencia se antoja imperecedera. Acaba de cumplir la mayoría de edad y los espectadores, lejos de ir olvidándola, la tienen más presente que nunca. ‘Aquí no hay quien viva’, la serie que triunfó en las pantallas de Antena 3 entre 2003 y 2006, acaba de incorporarse al catálogo de Netflix y se puede ver también en Atresplayer, en Amazon Prime y en cadenas temáticas de la TDT, que casi la programan en bucle. Pero el fenómeno no se circunscribe sólo su exhibición: algunas de sus frases se siguen repitiendo entre los adolescentes y en las redes sociales es difícil no toparse con un 'meme' del portero Emilio o ‘la Hierbas’.

“Una de la claves del éxito es que vivimos un momento en el que se consumen muchas series internacionales, que intentan ser muy globales, y no tienen la idiosincrasia propia tan característica de los españoles”, explica el analista catódico Borja Terán. El periodista considera que la ficción mantiene “la esencia de picaresca nacional” y los jóvenes aprecian que sea las guiones sean tan traviesos. “Los personajes no se quedan a medio gas ni entienden de lo políticamente correcto, salen a jugar con el gamberrismo español y la picardía”, explica Terán. De hecho, el que la ficción no se haya adaptado en otros países (salvando algunos latinoamericanos) se debe a que fuera de los espacios mediterráneos “no hay esta cultura del bloque de vecinos español”, con esas juntas y esos cotilleos, que tan por bandera llevaban Marisa, Vicenta y Concha.

‘Aquí no hay quien viva’ consiguió en su momento unos índices de audiencia que son la envidia de cualquier programador. La ficción, auspiciada por la productora de José Luis Moreno, se estrenó en septiembre de 2003 con un 20% de cuota de pantalla, pero el boca a boca fue brutal y en apenas dos meses alcanzó el 40% de ‘share’. Eso se traduce en más de 7 millones de espectadores, que de inmediato la propulsaron por encima de su principal competidor, ‘Los Serrano’, que hasta entonces dominaban el ‘prime time’ sin excesivo esfuerzo. De hecho, la comedia de Malena Alterio, María Adánez, Luis Merlo y compañía fue la serie de ficción más vista en España en la década de 2000-2010 y en los ránquines históricos está solo por detrás de partidos de fútbol, ‘eurovisiones’ y otros acontecimientos.

Esta peculiar 13 Rue del Percebe conectó con el público gracias a morcillas como el “un poquito de por favor”, que perseguirá de por vida a Fernando Tejero, o al ‘affaire’ Paloma Cuesta (Loles León), que cayó por la ventana del patio de vecinos -supuestamente- por desavenencias con Moreno, que luego recuperó el personaje completamente vendado y en una silla de ruedas. Todo un culebrón en el momento.

‘Aquí no hay quien viva’ tiene una increíble legión de seguidores por sus continuas reposiciones, pero también porque en las redes sociales está más que presente. El propio creador del formato, Alberto Caballero, atribuye esta segunda vida a que la ficción marcó a la generación que fue precisamente la que luego entró en aluvión en las redes. Así, abundan los perfiles de ‘Aquí no hay quien viva’ fuera de contexto o los que recuperan algunas frases categóricas (“las caras, grábales las caras”) que se reciclaron tanto para la moción de censura de Rajoy, por ejemplo, como para la derrota del Real Madrid contra el Sheriff. El impacto llega al punto de que algunas de las cuentas de Twitter con fragmentos de la serie reúne a un hinchada importante: @universoanhqv cuenta con más de 84.000 seguidores, mientras que @frasesanhqv supera los 14.000. También hay ‘hastags’ como #ypuntoenboca de los que se encuentran cientos de entradas a diario y en Instagram existen comunidades que no dan tregua a las referencias del edificio.

Pausa entre las grabaciones, cuando HERALDO visitó el plató en 2005.
Pausa entre las grabaciones, cuando HERALDO visitó el plató en 2005.
Enrique Cidoncha

Sabido es que la serie tenía más de una hilazón aragonesa, por ejemplo, gracias a la participación del actor Santiago Ramos, que fue criado en Mallén, y, por descontado, con el presidente de comunidad más conocido de España: el señor Cuesta, al que daba vida el zaragozano, con sangre de Jiloca, José Luis Gil. El actor también atribuye a “los rasgos quijotescos” de su personaje el hecho de que le llevara a conectar con el gran público, a pesar de que ya había hecho teatro anteriormente, mucho doblaje (es la voz de Buzz Lightyear) y también había salido en series como ‘Los Cañete’ o ‘Fernández y familia’. Gil recuerda que hace unos años le decían por la calle aquello de “Váyase, señor Cuesta, váyase”, pero lo atribuye al cariño de los espectadores y a que el trabajo en la serie caló. Sobre el secreto del éxito, el zaragozano siempre ha dicho que “la mayor virtud de la serie es que es honesta y muestra rápidamente lo que es, lo que hay y lo que ofrece: hacer pasar un buen rato a la gente”. 

El plantel de actores no era consciente de estar logrando un hito televisivo -acaso porque las grabaciones eran maratonianas- pero sí percibía la repercusión en la calle. Harina de otro costal es el peligro para los intérpretes de quedarse encasillados en sus personajes, pero a juicio de Gil ese problema se da en los ojos del espectador -que debe saber ver más allá- y no en los actores.

‘Aquí no hay quien viva’ se prolongó durante 90 episodios en 5 temporadas y, aunque terminó oficialmente en 2006, no tardó en surgir un ‘spin off’ en la cadena amiga (hasta entonces, la competencia). ‘La que se avecina’ cambió la calle Desengaño por la urbanización Montepinar, pero pocas cosas más. Los enredos y los personajes prácticamente son calcados y continúa en antena inasequible al desaliento: actualmente se prepara la temporada número 13. Aunque los parecidos son más que evidentes, los fans vivieron aquella transformación con cierto duelo (cuando no trauma) en su paso a Telecinco. Sin embargo, la fórmula volvió a funcionar. 

“Todas estas series se ven porque dan lo que prometen: es un humor sencillo y fácil”, comenta la realizadora aragonesa Tereza Lázaro, que tiene un hijo adolescente con el que comparte algunos latiguillos procedentes de la ficción. ‘Mandanga’, ‘salami’ o ‘pinchito’ forman parte de este vocabulario intergeneracional, así como celebradas frases del tipo: “Son doce horas, media jornada, no sé de qué se quejan”. “Al principio no entendía que mi hijo viera eso, pero luego te das cuenta de que no deja de ser un cómic visual: todos los personajes están exagerados y se llevan al extremo, pero luego los buscamos en la vida y decimos ‘estos son los cukis’ o ‘este es el Recio’ y demás”, comenta Lázaro, que trabaja en la televisión autonómica.

Esta misma tesis la subraya Terán al afirmar que “son unos teatrillos, que podrían resultar casposos, pero los guiones son modernos y conscientes de su sociedad. Se atreven a tratarla sin eufemismos, es una parodia exagerada de cómo somos y los chavales se ven representados y se ríen de sí mismos y de las propias mezquindades”. También es cierto que a veces no es sencillo dar con el clavo porque series semejantes que nacieron al abrigo de estas comedias ('A tortas con la vida’, con Juanjo Puigcorbé y Rosario Pardo, por ejemplo) no llegaron a funcionar u a otras creaciones de los mismos guionistas, ‘El pueblo’ es la más actual, les cuestan arrancar.

‘Aquí no hay quien viva’ ha dejado tal huella en la cultura popular que, incluso, aparece en debates sobre adolescencia como el propuesto hace unos días por Enrique Aparicio en la tertulia radiofónica ‘Puedo hablar’. “Esta serie es el monolito de ‘2001, una odisea en el espacio’ al que siempre volvemos”, comentaba el comunicador, al tiempo que apuntaba que hay capítulos y ‘gags’ de otras series como ‘7 vidas’ que han envejecido mal y hoy no funcionan.

A propios y extraños no deja de sorprender el ‘respaldo persistente’ de la audiencia a estas dos ficciones corales y, de hecho, según el reciente barómetro de GECA (Gabinete de Estudios de la Comunicación Audiovisual), ‘La que se avecina’ “es la serie favorita de los españoles en cualquier pantalla”, pues lidera el ránquin de lo más visto en ‘streaming’ en el primer trimestre de 2021, incluso por encima de la todopoderosa ‘La casa de papel’. Hay quienes le atribuyen a la comedia la categoría de “serie de confort”, esto es, una apuesta segura (y conocida) dentro de un mercado saturado de novedades, a las que cuesta dar una oportunidad.

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