LITERATURA. OCIO Y CULTURA

Manuel Vilas: "Los besos abren la puerta de la intimidad del otro y siguen siendo un misterio"

Tras ‘Ordesa’ y ‘Alegría’,  el escritor de Barbastro publica ‘Los besos’ (Planeta), un canto al amor romántico, cervantino y carnal

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Manuel Vilas ha escrito una novela sobre el amor cortés, la pasión carnal y el enamoramiento.
Carlos Ruiz

¿En qué consiste el amor romántico? ¿Cómo se planteó la novela?

Sí, ‘Los besos’ es una novela que cuenta una historia de amor romántico, que tiende al idealismo. Pero es un amor que viven los dos protagonistas en la madurez de sus vidas. Quería escribir sobre la necesidad de amar en cualquier momento de la vida. La novela se abre con una cita de Franco Battiato que habla de eso, de que en cualquier época de su vida un ser humano necesita enamorarse. A veces esos amores de madurez han sido mal vistos, o ridiculizados. Y eso me parecía injusto.

¿Cómo hay que vivir la pasión?

La novela plantea más preguntas que respuestas. Salvador, el protagonista, está obsesionado con que haya delicadeza y belleza en la pasión. Escribí esta novela muy influido por el cine de Wong Kar Wai, a quien tenía siempre en la cabeza, en especial la película ‘Deseando amar’. También tenía los boleros, el bolero me parece un invento musical maravilloso.

"Escribí esta novela muy influido por el cine de Wong Kar Wai, a quien tenía siempre en la cabeza, en especial la película ‘Deseando amar’. También tenía los boleros, el bolero me parece un invento musical maravilloso"

¿Enamorarse es sublimar a la otra persona necesariamente?

Enamorarse para Salvador es inventarse una ilusión. Sabe que la idealización del amor es una fantasía, pero aún así idealiza a Montserrat, que es la protagonista femenina. Montserrat en cambio mira el mundo de otra manera. Es más expeditiva y está más segura de sí misma. Los dos quieren amar, y no saben muy bien cómo hacerlo, eso les une. Nadie te enseña a amar. Aprendemos como podemos.

¿Ha hecho un tratado de las ilusiones?

Sí, esa sería una buena definición de ‘Los besos’. La novela viene a decir que la única manera de vivir una vida plena se basa en ilusionarnos con el amor, con la utopía del amor. Los dos protagonistas necesitan ilusiones. Salvador es un enamorado del enamoramiento, y el enamoramiento es el momento más intenso de la ilusión. El mundo está lleno de adictos y adictas al enamoramiento. Es la droga más poderosa que existe. Es la droga de la vida misma.

¿Cuál es la importancia del amor carnal en una relación?

Eso ocupa muchas páginas en la novela, que explora el erotismo. A través de lo que les ocurre a los dos protagonistas de esta historia de amor el lector es el que decide cuál es la importancia de la relación erótica y del sexo en una relación. Hace unos meses le oí decir a nuestro Luis Alegre, en un acto público, que llevamos más de dos mil años de historia y no hemos conseguido resolver la integración entre sexo y amor, no puedo estar más de acuerdo.

"La novela viene a decir que la única manera de vivir una vida plena se basa en ilusionarnos con el amor, con la utopía del amor. Los dos protagonistas necesitan ilusiones. El mundo está lleno de adictos y adictas al enamoramiento. Es la droga más poderosa que existe. Es la droga de la vida misma"

Reflexiona sobre dos cuestiones: el amor en la madurez y el amor entre dos que tienes edades distintas. ¿En qué son distintos, estimulantes o peligrosos?

La novela no ofrece certezas, solo narra hechos. Simplemente, cuenta cómo un hombre y una mujer de distinta edad se aman, se cuentan sus vidas, viajan, y se comunican. Sí se observa que la historia apuesta por el amor en la madurez de las personas. La madurez les hace ser precavidos. Los jóvenes van al amor sin cautelas. Los enamorados maduros son más juiciosos, o más temerosos.

¿Tuvo siempre en la cabeza establecer un diálogo con Cervantes y el amor cortés?

Cervantes es el mayor escritor que ha habido sobre la tierra. A mí me obsesiona Cervantes porque es un misterio. Me interesa más Cervantes que el Quijote, dicho sea de paso. Pero sí, Salvador idealiza a Montserrat como don Quijote hizo con Dulcinea. Toda mi novela contiene un homenaje a Cervantes. Un homenaje hecho desde la vida, no es una admiración intelectual. La literatura española posterior a Cervantes no siguió a Cervantes, eso es curioso y significativo.

"Cervantes es el mayor escritor que ha habido sobre la tierra. A mí me obsesiona Cervantes porque es un misterio. Me interesa más Cervantes que el Quijote, dicho sea de paso. Pero sí, Salvador idealiza a Montserrat como don Quijote hizo con Dulcinea"

¿Ha encontrado en ‘El Quijote’ y su caballero andante una coartada o una imagen contundente para el juego de espejos de la novela? ¿No ha optado por una referencia muy evidente?

Pero es que yo soy cervantino. No puedo evitarlo. También soy hijo de Luis Buñuel. Hay dos mitos a los que no puedo renunciar: Cervantes y Buñuel. Está bien ser español en compañía de Cervantes y Buñuel. Uso el Quijote en ‘Los besos’, pero también uso la mirada irónica de Buñuel, aunque no lo cite. Uno necesita tener padres y abuelos en esto de la literatura, aunque se los invente.

¿Por qué eligió a la Altisidora cervantina para rebautizar a la protagonista?

La novela está llena de juegos de amor, los protagonistas juegan al amor. Y hay un momento en que Salvador le cambia el nombre a Monserrat y ella acepta el juego. Me gusta mucho que los dos jueguen.

Hay otro tema clave, que explica el fracaso, la duda, y es esa imagen simbólica de la Oscuridad. ¿Qué quiere decir?

Es una de las partes más simbólicas de la novela. Salvador habla de una entidad misteriosa a la que llama la ‘Oscuridad’, a la que identifica con el misterio de la vida, con todo aquello que no comprendemos. La Oscuridad representa la presencia de lo sobrenatural en la novela. La magia y lo extraordinario, e incluso lo abismal, están presentes en la novela.

¿Cuál es el lugar del virus en el contexto del libro?

Es el contexto en donde se desarrolla la historia de amor. El mensaje es claro: la única manera de hacer frente a una catástrofe, ya sea una guerra, una pandemia, una crisis económica, sea lo que sea, es el amor. El amor apasionado es la salvación. Hay un momento en la novela en que se dice que «los enamorados no ven el telediario».

¿Por qué debemos besarnos más?

Porque sin el otro no existimos. Y el beso es la salida de tu identidad, el abandono de ti mismo, para buscar al otro. No sabes si el otro, o la otra, aceptará tu beso. Es una aventura, un abismo.

«Al fin sé qué son los besos». ¿Podría explicarnos qué son, de qué nos redimen?

Abren la puerta de la intimidad del otro. Cuando dos seres humanos se besan comienza el rito del erotismo y del amor. Pero antes de que los cuerpos se entreguen, están los besos, que son la puerta. Por eso me parecieron tan enigmáticos. Los besos siguen siendo un misterio.

¿Cabría decir que, con sus obsesiones e intuiciones, este Manuel Vilas es otro?

Sí, me he ido a otros territorios, he querido tocar otros temas. Soy un tipo de escritor que necesita reinventarse. Y creo que ‘Los besos’ abre otro camino en mi obra.

¿Qué significa para usted escribir?

Para mí escribir y vivir son la misma cosa. Para mí la literatura es un triunfo de la vida. Creo en la risa, creo en el amor, y creo en la belleza. El don de la vida es bastante. Todos celebramos la vida a nuestra manera. Yo la celebro escribiendo libros.

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