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Nuria Espert y el duende: homenaje a García Lorca y su 'Romancero gitano'
La actriz, de 85 años, vuelve a citarse con el autor de 'Doña Rosita la Soltera' en el Teatro de las Esquinas y elogia que asumiera la voz de la mujer
Nuria Espert siempre sintió debilidad por García Lorca. Le dedicó montajes absolutamente inolvidables. Ahora, a sus 85 años, representa y recita el ‘Romancero gitano’ del poeta granadino en el Teatro de las Esquinas. Es todo un espectáculo: por la dicción, por la gestualidad, por el modo de acompasar el verso y por cómo concibe la función. Se centra en el llamado ‘Primer romancero gitano’ y usa, de entrada, un bello ardid: una lectura comentada del propio poeta de este libro excepcional, que fluye entre la lírica popular, el romancero y las imágenes de vanguardia. Nuria Espert revela que el poeta granadino pese a su gran personalidad, a veces podía ser muy tímido y temeroso, y tenía que cruzar la calle del brazo de alguien. Con el ‘Romancero gitano’ quiso hacer un homenaje a la Andalucía eterna y al mundo gitano a través la soledad y la luna, el paisaje, el amor imposible y la huella de la muerte.
Nuria Espert contó que cuando ella era niña un día su padre llevó ese libro a casa, lo copió a mano porque debía devolverlo al día siguiente y le regaló, con cuidada caligrafía, el ‘Romance de la luna luna’. Con ese texto comienza la función. A ella le gustaba mucho recitar. Y lo haría en muchas ocasiones. En Zaragoza, solía hacerlo en el Principal o en los veranos del Rincón de Goya con Rafael Alberti y sus melenas al viento.
Nuria Espert dice que Lorca es un poeta de la mujer, asume su voz, la interioriza y la despliega luego en Mariana Pineda, Yerma, la madre de la novia en ‘Bodas de sangre’ o Doña Rosita. O en la Soledad Montoya del ‘Romance de la pena negra’
Lorca es luminoso y atormentado a la vez, y Nuria Espert lo declama y explica sus obsesiones, se asoma a su obra, a su fusilamiento, a sus temas, y hace hincapié en algo especial: es un poeta de la mujer, asume su voz, la interioriza y la despliega luego en Mariana Pineda, Yerma, la madre de la novia en ‘Bodas de sangre’ o Doña Rosita. O en la Soledad Montoya del ‘Romance de la pena negra’, que «huele a caballo y a sombra», pero también en esa joven que esperaba en el ‘Romance sonámbulo’ y que acabaría de mala manera en ese noche de mar, contrabando y guardias civiles: «Un carámbano de plata / la sostiene sobre el agua».
Nuria Espert es una viva lección de sensibilidad, de entrega, de coraje, de vitalidad, de amor a las palabras y a ese oficio de contar el mundo en prosa y en verso. Tiene una edad juvenil, 85 años, pero está tan poseída por el duende que si nos dijera que es la niña a la que su padre le copiaba romances la creeríamos. Celebra por anticipado y del modo más hermoso el Día de la Mujer.