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Teresa Ramón: "En mi estudio me siento la reina del mundo"

Premio Aragón-Goya y objeto del documental 'Carrasca', la pintora oscense publica una novela de autoficción: 'La vida secreta de Petra K.' (Pirineos)

Teresa Ramón publica la novela 'La vida secreta de Petra K.'.
Teresa Ramón (1945) pintura murales, sus cuadros, dibuja y no para.
Rafael Gobantes.

¿Por qué ha escrito una novela artística autobiográfica ?

No es del todo autobiográfica, es una autoficción realmente. El 70% es verdad, y lo otro lo adorno con metáforas y con pura fabulación. Huyo del dolor y de la parte más sombría de mi vida.

Ya. ¿Quería hacer balance?

Lo que cuento en la novela son varias épocas felices, felices, de mi vida. Mi estancia en Italia, en Perugia, en los 70, fue fantástica por los lugares donde estuve trabajando y por la universidad, donde di clases, y por la gente tan maravillosa que conocí. Fue como una explosión de gloria para mí, por el entorno, la cantidad de arte y artistas que hubo a mi alrededor y por la recepción humana.

Le dieron una beca, ¿no?

La Diputación de Huesca. Aunque el principio de eso fue cuando una embajada cultural italiana vino a Huesca a ver el primer museo de arte moderno que hubo en España de verdad, el museo de Félix Ferrer. A él le dijeron si me interesaría ir a un Centro Experimental de Arte, que se llamaba Maestà, que podía ser muy interesante para mí. A los quince días me cursaron la invitación.

Ya tenía dos hijos. Y se fue...

No quería meter a mis hijos en la novela. Después de leer ‘Ordesa’ de Manuel Vilas, me dije que jamás metería a mi familia en una historia de ese tipo. Yo, en la novela, soy una mujer sin hijos. Mi partida no se entendió pero fue clave en mi vida. Tuve coraje en una ciudad pequeña. Tenía 28 o 29 años. En esa época una mujer que se dedica al arte y que se va a Italia sola a estar tres meses ahí, imagínese qué invita a pensar.

"Después de leer ‘Ordesa’ de Manuel Vilas, me dije que jamás metería a mi familia en una historia de ese tipo. Yo, en la novela, soy una mujer sin hijos"

¿Qué le aportó Italia a su creación y a su mirada?

La belleza sublime de todo lo que vi. El atrevimiento de seguir investigando y haciendo cosas. En ese momento me invitaron por las lacas que hacía, que era desconocidas. Me sugirieron quedarme en la Universidad de Perugia para hacer estas y otras técnicas. No me atreví.

Teresa Ramón publica la novela 'La vida secreta de Petra K.'.
Teresa Ramón estuvo clínicamente muerta y volvió a la vida para seguir pintando.
Rafael Gobantes.

No es el único viaje de su vida. Habla con emoción de la República Dominicana.

El paraíso existe y es República Dominicana. El paraíso existe y es el lugar en el que estuve yo, en Altos de Chavón, que pertenece a Casa de Campo, donde había una filial de la Parsons de Nueva York, que había adquirido el compromiso de que a los mejores alumnos, dos o tres por año, les daban una beca para seguir allí ampliando estudios. Eran estudiantes que habían hecho toda la licenciatura en arte pero habían llegado solo hasta el impresionismo, y a mí me pidieron que diera todo el siglo XX y es lo que hice. Permanecí dos temporadas inolvidables de tres meses.

También recuerda su estancia en Nueva York.

¡Qué emocionante fue! Acababa de pasar el atentado de las Torres Gemelas. Y en febrero de 2002 estaba yo allí en la misma Zona Cero. Todos los escombros se amontonaban en el centro, rodeados de una especie de malla de acero y todas las fotos de los muertos. En medio, rezaban sus familiares. Vi varias veces a un señor mayor, que iba con un abrigo oscuro y sombrerito negro, y lloraba delante de una foto. Y había un silencio espeluznante, pero todo era hermosísimo. Nueva York es una ciudad que me fascinó muchísimo…

¿Qué otras cosas le atraparon?

Me alojaron en un hotel en la Quinta Avenida. En cuanto se hizo de noche, mira qué atrevida, salí de paseo. Me perdí, pero finalmente pude regresar. Vi todos los museos, el Metropolitan, el MoMA, el Guggenheim, pero no todo, cosas que me interesaban mucho: arte africano, pintura australiana, obras maestras...

"La pintura me salva y me da felicidad. No podría vivir sin pintar. He sido y soy una pintora de pasión y en la pasión entra la luz, la oscuridad, el desgarro, pero creo que soy de pasión positiva"

¿Por qué ha llamado a su personaje Petra K.?

Es mi homenaje a Kafka, que me ha marcado mucho.

¿Qué piensa del conflicto del CDAN y su director, destituido?

Me apena profundamente. Siempre he pensado que había sido un error hacerlo allí, tan fuera de la ciudad. Ni va la gente de aquí ni acude nadie de fuera.

Usted volvió de la muerte.

Sí. Y al despertar ya estaba creando. Pinté todas aquellas imágenes y recuerdos que tenía del otro lado del túnel. La pintura me salva y me da felicidad. No podría vivir sin pintar. He sido y soy una pintora de pasión y en la pasión entra la luz, la oscuridad, el desgarro, pero creo que soy de pasión positiva.

¿Se siente cómoda en Huesca?

Es mi ciudad, tengo muchos amigos, me emociona cuando estoy en una terraza y se acercan mis exalumnos, a los que jamás he permitido que me tuteasen, y a la vez me siento desprotegida, desamparada, sola, sin marchante. Tengo mi estudio, trabajo y allí me siento la reina del mundo. Sigo pintando, he recuperado algunas técnicas que ensayé en el pasado y trabajo en una serie de flores para un proyecto de Rafael Doctor.

¿Cómo vive la pandemia?

Recluida. Como todo el mundo. Y cada vez con más miedo.

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