La obra de Teresa Ramón vuela libre y alto en el museo Pablo Serrano

La exposición ‘La jaula se ha vuelto pájaro’ repasa distintas etapas de la obra de la artista. Entre las piezas destaca la pintura ‘Le jeu de vivre’, una pintura mural de 68 metros.

La pintora oscense Teresa Ramón, ante su serie 'Proceso de una resurrección'
La pintora oscense Teresa Ramón, delante de su serie 'Proceso de una resurrección'
Guillermo Mestre

"Las mujeres, todavía hoy, seguimos dentro de una jaula. Y hay que ser muy fuerte para intentar romper todos esos alambres que te envuelven y te impiden hacer muchas cosas", afirmó ayer la pintora Teresa Ramón (Lupiñén, 1945), una artista infatigable cuya vida esta marcada por una entrega total a la pintura y a la docencia. Ramón fue galardonada en 2015 con el premio Aragón Goya y ahora ­–al fin– el Gobierno de Aragón cumple su compromiso con una muestra que recoge varias de sus ultimas obras, creadas en 2018 y 2019, junto a otras más antiguas en la exposición ‘La jaula se ha vuelto pájaro’, comisariada por Semíramis González Fernández, que ayer se inauguró en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano, en un acto al que asistió el director general de Cultura del Gobierno de Aragón Víctor Lucea.

La artista vuela libre y alto tras haber roto ese armazón trocado en ave. «Estoy satisfecha de todo lo que he hecho. He seguido mi carrera como docente, me ha enamorado y me ha dado mucha felicidad, y la pintura es mi vida desde los diez años», dijo en el inicio de la muestra, que desde ayer y hasta el 29 de marzo de 2020 puede visitarse en el Pablo Serrano.

Iconografía del dolor

El recorrido expositivo de la sala 03 del museo zaragozano reúne un conjunto de 15 lienzos, así como las series ‘Proceso de una resurrección’ y ‘Crónica de laberintos’, dos creaciones de dibujo y pintura sobre papel de pequeño formato que muestran una visión más intimista de Teresa Ramón. Tras una experiencia cercana a la muerte en 2014, la artista volvió a la vida en ‘Proceso de una resurrección’, una colección de dibujos creada durante su estancia hospitalaria en un cuaderno que su hijo le regaló y que puede verse en la exposición, tanto el original como la reproducción de la totalidad de sus páginas (anverso y reverso) en gran formato en un mural donde puede observarse con detalle la iconografía del dolor creada por Ramón.

La comisaria de ‘La jaula se ha vuelto pájaro’ propone un recorrido estructurado en cuatro ámbitos. El primero de ellos recoge las pinturas más recientes de la artista, realizados en 2018 y 2019, laberintos que representan un lugar mental y que descubren la transformación experimentada por Teresa Ramón en los últimos años.

"Una de las cosas más impresionantes en ella es su energía física a la hora de pintar, de rodillas, agachada, con formatos muy grandes..., –subrayó González–. Además, Teresa lleva muchos años trabajando temas que hoy, lamentablemente, vuelven a ser noticia. De alguna manera, esta es una exposición en la que tiene una posición muy clara como mujer artista. Al parecer, ahora hay que seguir reivindicando cosas que creíamos ya asumidas, como la posición de las mujeres en la sociedad, con discursos terribles que oímos últimamente".

Una de las obras que refleja esa situación es ‘Los amantes secretos de Petra K’ (1999), en la que unas figuras masculinas, en sombra, acechan a una mujer desnuda. Forma parte del segundo ámbito de la muestra, donde Semíramis González ha optado por mostrar una selección de lienzos con predominio de la figuración y las atmósferas más tenebristas. Finalmente, están presentes las dos series en papel realizadas entre 2014 y 2016: el cuaderno ‘Proceso de una resurrección’, y ‘Crónica de laberintos’. Esta última serie que cierra la exposición consta de un conjunto de dibujos realizados por Teresa Ramón tras su incorporación a la práctica artística, con el laberinto como metáfora principal del devenir de la vida.

Una constante en la obra de Teresa Ramón es la necesidad de evolucionar como artista. "A veces te equivocas, pero si no pruebas no te equivocas nunca. Hay muchos artistas que repiten incansablemente una historia que les lleva a ganar dinero. Yo, afortunadamente, quiero seguir pintando, cada día más, y evolucionando todo lo que pueda. Me pongo retos constantemente, como el que me lanzó Rafael Doctor para pintar el mural ‘Le jeu de vivre’, de 68 metros –ocupa la totalidad de la sala 04 del museo Pablo Serrano–. Y lo hice".

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