NARRATIVA ARAGONESA. ARTES & LETRAS

La escritura inagotable de Félix Romeo

El sello Plot, de los hermanos Trueba, publica 'Las cuatro novelas' y recoge, además, en un solo volumen 'Amarillo', que ya publicara en 2008

Felix Romeo , Escritor / 11-06-10 / Foto: Esther Casas
Felix Romeo , Escritor / 11-06-10 / Foto: Esther Casas
Esther Casas / Heraldo.

Mariano Gistaín, ese visionario que acierta día tras día con la lectura del porvenir, dijo que a Félix Romeo Pescador (Zaragoza, 1968- Madrid, 2011) se le paró el corazón porque en este mundo desaparecía la posibilidad de vivir de la escritura. Félix llevaba mucho tiempo viviendo de ella, en prensa, en radio y televisión, con sus talleres, sus colaboraciones y sus libros. El 7 de octubre de este año se cumple una década de su muerte en Madrid, y el sello Plot, de los hermanos Trueba, le publica dos libros: la novela ‘Amarillo’, poco más de un centenar de páginas, esa carta de amistad, dolor y culpa a un amigo de su infancia, Chusé Izuel –Caballo de Troya, dirigida este año por Jonás Trueba, rescata su único libro de relatos, ‘Todo sigue tranquilo’–, y publica ‘Las cuatro novelas’, donde se recogen: ‘Dibujos animados’, ‘Discothèque’, el citado ‘Amarillo’ y su narración póstuma, ‘Noche de los enamorados’.

A esa producción se suman, en Xordica, los cuentos ‘Todos los besos del mundo’ y ‘Por qué escribo’, una selección de textos en diversos medios, la mayoría de HERALDO, que reunieron tres grandes amigos suyos: el editor Chusé Raúl Usón y los escritores Eva Puyó e Ismael Grasa.

Variado, vitalista, fascinante

La relectura, o la lectura por primera vez, de ‘Las cuatro novelas’ ofrece muchos datos y sobre todo una poética general compleja que aloja huellas nítidas y reconocibles en cada texto. La pasión por la lectura, en primer lugar, la libertad de composición y de imaginación, una cierta dosis de experimentación, el juego de espejos y la estética del palimpsesto (las invenciones son suyas, y son personales, y a la vez parece reescribir sobre textos, cartas, críticas y fragmentos que son de otros y que atañen al tema y al personaje y a la ciudad de sus obras), la búsqueda de distintas expresividades, la novela-collage, el peso del amor y del erotismo, la crítica y la confrontación con el poder, la negación de los tópicos, la exaltación del placer y de la curiosidad y un gran amor a Zaragoza. En todos sus libros, Félix Romeo elaboró su cartografía particular de recuerdos, de cariños, de lugares, de historia, arte y cultura de su capital del cierzo. Fue un chico de barrio y eso está muy presente en todos sus libros, pero especialmente en ‘Dibujos animados’, la novela de la infancia y la adolescencia, escrita de ese modo aleatorio y feliz con el que Georges Perec redactó sus ‘Me acuerdo’.

Félix hace un retrato de la Transición, de la vida familiar con ese diálogo constante que parece mantener el joven con sus padres, de la televisión que veíamos, de los famosos y de la gente (vecinos y convecinos) que conocía, de la que le contaban algo, de los viajes familiares en el 600, de esos dos personajes que parecen huir hacia no se sabe dónde, el Coyote y Correcaminos. Todos los libros de Félix Romeo son un ensayo de algo, y este también era un ejercicio a la manera estilística de Marguerite Duras, que le interesó mucho por su turbulencia, por su prosa sincopada, cortada a cuchillo, y por sus repeticiones. ‘Escribir’ de Duras fue uno de sus libros fetiche.

‘Discothèque’ es otro salto sin red. La novela delirante, de salto de caballo, nocturnal. Ese libro de seres extremados, presos de la marginalidad, que sucede en dos días y que aborda muchos asuntos colaterales que le interesaban a Félix: los viajes en coche, las pistolas, la poderosa sombra del padre de nuevo (el suyo, Félix Romeo, fue policía y colaboró en el rodaje de ‘Culpable para un delito’ de José Antonio Duce), la incapacidad de asumir el presente. La novela, de ‘realismo sucio’ y argumentos que se ramifican, cuenta la vida del exboxeador Torosantos, hoy atleta sexual por salas de fiestas y actor ocasional de filmes pornográficos, cuyo padre combatió en la guerra de Ifni, y de la transexual Dalila Love.

Cuánto sé de él y de mí

Si ese libro apareció en 2001, en 2008 Félix publicó ‘Amarillo’, que es un libro conmovedor, la biografía del amigo, el joven escritor y crítico literario Chusé Izuel, que se suicidó en Barcelona tras un desengaño amoroso. Vivían allí los tres grandes amigos de la infancia y del barrio: Bizén, Félix (que iba y venía) y Chusé. Félix usa la segunda persona y parece hablar consigo mismo y con el muerto en una narración, llena de subtextos, críticas, cartas, entrevistas: quizá sea uno de los ejercicios de mayor desnudez del autor y a la vez un artefacto emocionante sobre el duelo. Y es, sin duda, otro ejercicio de experimentación. Igual que lo fue ‘Noche de los enamorados’ (2012), que tiene mucho de relato de investigación policial y carcelario, con ecos de ‘Dora Bruder’ de Patrick Modiano, otra referencia, como recuerda Daniel Gascón en su prólogo. Está escrito con frases cortas, ordenadas a modo de poema o de drama, y cuenta el crimen de Santiago Dulong y su impunidad, y defiende a su mujer, despreciada hasta por la justicia.

Y ahí, de nuevo, brillan las características del autor: su rebeldía constante, su inconformismo con los ‘hechos probados’, esa Zaragoza de ‘siempre en el corazón’ y una de sus obsesiones como escritor: Félix, como Javier Cercas y como Miguel Ángel Hernández recientemente en ‘El dolor de los demás’, quería contar cómo se escriben los libros y cómo los escribía él. Lo hizo a tumba abierta.

CUATRO FRAGMENTOS

1. En el 600 íbamos doce. Mi padre era el conductor y nos llevaba a los doce. Y un buen montón de sandías. Íbamos al río. Nosotros íbamos en la parte trasera y éramos un blanco perfecto para los coches que venían detrás. Parecíamos los perros esos que mueven la cabeza. (De ‘Dibujos animados’).

2. Torosanos piensa en la historia de la araña que le contaba su padre. La araña se convertía en alacrán y te mordía hasta dejarte sin sangre y luego la araña se convertía en una especie de demonio y te ofrecía todas las riquezas del mundo. (De ‘Discothèque’).

3. Teníamos un pudor extremo a la hora de hablar de sexo, de nuestro sexo quiero decir, del que teníamos con nuestras chicas. (De ‘Amarillo’).

4. Según la sentencia, Santiago Dulong no tenía la intención de matar a María Isabel. Pero la cosa se le fue de las manos. (De ‘Noche de los enamorados').

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión