Duque deposita la medalla del Nobel de Ramón y Cajal en el Cervantes en un homenaje a la ciencia y la medicina

El acto de depósito de la medalla del Nobel aragonés se ha convertido en un homenaje a los sanitarios y científicos que trabajan para terminar con la pandemia del covid. 

La Caja de las Letras del Instituto Cervantes ha recibido este lunes, 25 de mayo, la medalla del Premio Nobel de Fisiología y Medicina que el investigador aragonés Santiago Ramón y Cajal recibió en 1906 por sus decisivas aportaciones a la neurociencia. La medalla de oro, que permanecía custodiada en el Banco de España, quedará guardada como depósito temporal en la antigua cámara acorazada de la sede del Cervantes durante dos meses, hasta el 25 de julio.

La caja de seguridad número 1.721 de la cámara acorazada del que fuera Banco Español del Río de la Plata, sede del Cervantes, es el lugar donde Duque ha depositado la medalla de Ramón y Cajal, quien recibió el Nobel de Fisiología y Medicina en 1906 "en reconocimiento por su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso".

El acto de homenaje a "un investigador de la medicina, tiene en estos momento el valor del agradecimiento a todos los profesionales de la ciencia y la medicina que nos están ayudando a combatir esta pandemia", ha destacado el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.

En este sentido, Duque ha esperado que la "gente haya entendido que la apuesta por la ciencia, la innovación y el conocimiento es la forma de salir" de la crisis actual.

Madrid se adentra hoy en la fase uno de desconfinamiento y con ella el Cervantes ha organizado este homenaje a Ramón y Cajal (1852-1934), considerado padre de la neurociencia, que junto a Severo Ochoa (1959) son los únicos españoles que han recibido un Premio Nobel en disciplinas científicas.

Una veintena de invitados asistieron al acto, en el que las mascarillas azules y blancas, sillas situadas a la distancia de seguridad y micrófonos envueltos en papel de film para formular preguntas fueron los otros protagonistas.

La medalla fue depositada por Duque en la caja que abrió García Montero, en un momento en el que todos llevaban mascarilla ante la imposibilidad de guardar la distancia social.

La anécdota se produjo cuando los informadores gráficos y de televisión les pidieron abrir la caja fuerte para tomar más imágenes, pero la llave no quería girar, a pesar de los intentos de García Montero, hasta que una trabajadora del Instituto logró hacer funcionar de nuevo el mecanismo.

La caja se abrirá el 25 de julio, tiempo que dura el depósito del galardón, tras lo que allí se pondrán varios libros, entre ellos una primera edición de la autobiografía de Ramón y Cajal y de su libro "Cuentos de Vacaciones".

El depósito de la medalla se enmarca en el acuerdo de colaboración que firmaron el pasado 1 de octubre el Ministerio y el Cervantes con el deseo de impulsar el español en los ámbitos científico y tecnológico, así como para reforzar su influencia mundial como lengua de ciencia.

"Si queremos convertir el español en una lengua de seducción democrática" -ha destacado García Montero, "la mejor manera de ayudar a todos los países que tienen el español como lengua nativa es potenciando el valor de nuestra lengua en la ciencia y en la tecnología, que van a ayudar al progreso y al bienestar de nuestra sociedad".

Durante la presentación del acto en el que también intervino la vicepresidenta de organización y relaciones institucionales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Rosina López-Alonso, se puso de manifiesto la polifacética figura del nobel, que cultivó la escritura, la pintura o la fotografía.

Una personalidad "absolutamente destacada", pues en aquellos tiempos "para poder hacer ciencia en España y poder destacar había que ser tres veces más inteligente, probablemente que en Alemania o en Francia, y nos sigue pasando un poquito eso", ha dicho Duque.

Los investigadores del CSIC, ha resaltado López-Alonso, todos los días se inspiran "en la tenacidad, la curiosidad y el ingenio de ese genio polifacético que es Ramón y Cajal".

En momentos en que nos preguntamos cómo será el mundo tras la pandemia, el director del Cervantes ha recordado que Ramón y Cajal no se sentía "muy optimista" sobre el mundo que surgiría tras la Primera Guerra Mundial, pero a la vez decía: "no me acomodo al pesimismo".

Un científico que -ha recordado- dijo que "la apuesta verdadera por la patria es la apuesta por la verdad, por la ciencia y por el arte".

Duque ha señalado que Ramón y Cajal dejó un legado "magnífico" que hay que dejar "seguir fructificando", invirtiendo en futuro, dando valor y empujando al talento para que se desarrolle y contribuya a la sociedad, la cual tiene que apostar "mucho más por la ciencia y la investigación". 

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