La familia del cine asume sus límites para volver a la normalidad
Las mayores preocupaciones en la vuelta a los rodajes las plantean los representantes del "material más sensible" del proceso: los técnicos y los actores.
En un rodaje se llegan a juntar hasta un centenar de oficios: carpinteros, iluminadores, modistas... a veces, todos a la vez, incluidos actores, directores, productores y sus respectivos asistentes y asesores. ¿Es posible que un solo protocolo de seguridad ante la covid-19 atienda tantas necesidades diferentes?
El mundo del cine se enfrenta a una situación desconocida. Para una pandemia mundial no hay manual de instrucciones, ni experiencias probadas que copiar. El confinamiento congela proyectos, cuando no directamente los entierra, y al miedo inherente a la inactividad de este sector tan peculiar se suma el pánico a contagiarse o contagiar.
El jueves pasado, el Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA) publicó una ‘Guía de Buenas Prácticas’ en la que se precisaban las recomendaciones de seguridad ante un rodaje, un documento "vivo" nutrido con las propuestas detalladas de cada organización representativa del proceso cinematográfico.
Según explica la directora general del ICAA, Beatriz Navas, "lo importante es que las empresas puedan encontrar en la guía recomendaciones para la especificidad de cada proyecto" y precisa que "es un documento vivo, de manera que si hubiera alguna laguna o si se requiriera algún detalle más se incorporará nueva información según evolucionen las circunstancias".
"En marzo había en España 300 rodajes en proceso, la mitad, españoles. De ellos, el 13%, series de televisión y el 11, largometrajes. Hoy solo hay en preproducción varias series diarias de televisión", indica Pilar Benito, presidenta de la Asociación Estatal de Cine (AEC).
Técnicos y actores
Las mayores preocupaciones las plantean los representantes del "material más sensible" del proceso: los técnicos y los actores.
Desde la Unión de Actores y Actrices (UAA), su presidente Iñaki Guevara recuerda que "es imprescindible, y quieren que obligatorio, hacer PCR y test serológicos a los actores de manera periódica".
José Jaime Linares, máximo responsable de Asociación de Profesionales de la Producción Audiovisual, precisa que, para empezar a trabajar, la guía era "lo más importante".
De la mano, distribuidores y exhibidores de películas buscan el momento ideal para abrir las salas, que podría ser desde finales de mayo, si la provincia está en fase 2 y sólo habilitan un tercio de las butacas.
"Hay cines que quieren abrir el 25 de mayo aunque la mayoría apuesta por el 26 de junio. Esa fecha nos deja tiempo para prepararnos hasta que empiecen a llegar los éxitos de taquilla", señala Miguel Morales, presidente de la Asociación de Distribuidores Independientes (Adicine).
De momento, trabajan con la Federación de Cines de España (FECE) para "preparar la vuelta a la vez, pero son ellos los que tienen que ocuparse de lo más complejo: la seguridad del público".
Abunda en ello Borja de Benito, portavoz de FECE. "El 26 de junio sería una fecha deseable para que el mercado esté abierto, pero será gradual". Se mantendrá la distancia "entre clientes y entre clientes y trabajadores, y se incrementará la frecuencia de limpieza y desinfección de superficies de contacto habitual". Igualmente De Benito informa de que hay en marcha un programa informático que "distribuirá automáticamente las entradas contemplando que no tengas a nadie a tu alrededor en 360 grados; hay excepciones, para los que convivan –añade–; en ese caso, la separación dentro de la sala se hará en grupos".
