Ocio y Cultura

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La Librería General se trasladará a primeros de junio a la plaza de Aragón

Cerrará en Independencia el 22 o 23 de junio y ocupará el edificio de Caja Duero, dos plantas de 800 metros cuadrados que albergarán 70.000 ejemplares de volúmenes

Tal como informó el pasado 16 de marzo HERALDO, la Librería General de Zaragoza abandonará su actual ubicación en el paseo de la Independencia, 22, y se instalará en la plaza de Aragón. Su responsable Beatriz Correas explica: “Todo sigue igual. Las obras se ajustan a los plazos y nuestra idea es abrir a primeros de junio, como teníamos previsto. El plan sería cerrar el actual local hacia el 22 o 23 de mayo, permanecer una semana sin actividad y abrir ya el 1 de junio. Eso sería lo ideal. Estamos muy ilusionados, claro. Vamos a emprender una aventura nueva. Ahora el público ve la Librería General como siempre, pero los almacenes ya se están vaciando, y eso siempre da un poco de pena. Son muchos años aquí”.

El amueblamiento corre a cargo de una empresa de Barcelona, Fustcon. “Sí. Han calculado que nos cabrán, en las nuevas estanterías y en los casi 800 metros cuadrados repartidos en la planta primera y el sótano, unos 70.000 ejemplares”, insiste Beatriz Correas. Recuerda que el nuevo local, donde estaba antes la sede y la sala de exposiciones de Caja Duero, tiene escaparates a tres calles, “que nos permitirán presentar los libros de varias maneras y hacer muchas más actividades”.

Dice Beatriz Correas que para el nuevo espacio hay otras propuestas. “Una de ellas es que nos gustaría crear un espacio específico y acogedor para la presentación de libros”. La reapertura de la Librería General coincide con la celebración de la Feria del Libro de Zaragoza. “No habíamos tenido en cuenta ese detalle. Hemos pensado cuándo nos venía mejor. Eso ha sido lo más determinante”, precisa.

El pasado mes de enero los dueños del inmueble les comunicaron a los nuevos propietarios, que también dirigen Hechos y Dichos (sustituyeron al anterior dueño Eutimio Merino en 2014), que ya no les renovarían el alquiler. El plazo se cumplía en diciembre de 2019, pero con Beatriz Correas a la cabeza se pusieron a buscar otros locales. Con la ayuda de la Consultora GTI, hallaron «un espacio ideal, de ensueño, céntrico» que tienen 335 metros cuadrados en la planta calle y 339 en el sótano. La Librería General ha tenido varias ubicaciones: en Independencia, en el local del comercio de ropa C&A y también en la calle San Miguel, en el solar donde está ahora la Casa del Libro.

En menos de un mes, el actual local de la Librería General cerrará y se mudará muy cerca.]
Guillermo Mestre

APUNTE SENTIMENTAL DE UNA LIBRERÍA

La historia de la Librería General es compleja y se proyecta en el tiempo. Paco Pons              -librero y estudioso de la historia de las librerías de Zaragoza, a punto de iniciar una serie sobre ellas en ‘Artes & Letras’ de HERALDO-, recuerda: “Al terminar la Guerra Civil, el fundador y propietario de Librería General –Luis Boya Saura, Archivero y compañero de promoción de María Moliner – contrató al mejor dependiente de librería que había en Zaragoza, para ponerle al frente de la Sección de Humanidades, que quería potenciar. Se trataba de Juan Francisco Pons Abejer (Paco Pons) (1909 – 1969) quien había trabajado previamente en la prestigiosa librería de Cecilio Gasca y luego en la Librería C.I.A.P. El joven dependiente Pons potenció mucho la Sección de Humanidades, siguiendo sus iniciativas y atendiendo los buenos consejos de un amigo suyo de la infancia, José Manuel Blecua, joven catedrático en el Instituto de Bachillerato Goya.  En ese equipo de asesores altruistas estaba también Ildefonso- Manuel Gil y algunos jóvenes poetas zaragozanos, como Miguel Labordeta. El primer librero Pons bebía en lo que le contaban sus clientes y amigos y la Sección de Humanidades de Librería General alcanzó un enorme prestigio, más allá incluso de las tierras aragonesas”, dice. 

También abunda en un detalle sentimental: en la Librería General trabajaba la secretaria Argeme León (1918 – 2010) y el joven Paco le pidió relaciones. Paco era viudo y su primer matrimonio duró escasamente un año, por la enfermedad de su esposa. Se casaron en el año 1946. Un año después nació su primer hijo.

 

La historia no se detiene y el especialista da un apunte más: “En el año 1951 Paco y Argeme decidieron fundar su propia librería y así se lo comunicaron a Luis Boya, solicitando su baja en la empresa. Boya le preguntó a Paco Pons si le podría recomendar a algún empleado, para ponerle al frente de la Sección de Humanidades, que era ‘el buque insignia’ de Librería General. Paco Pons le contestó que el mejor empleado para ese puesto era José Muñío, quien estaba en el almacén. El Sr. Boya se sorprendió mucho y respondió ‘Pero, Paco, ¿se refiere Usted a Pepico, el mozo del almacén?’. La respuesta fue precisa y afirmativa. Luis Boya trasladó a Pepe Muñío, desde el almacén a la Sección de Humanidades, a modo de prueba, y poco tiempo después le puso al frente de la Sección de Humanidades, donde permaneció, hasta que fundase la Librería París, que sigue en funcionamiento con sus hijos”.

Este es un apéndice de una historia algo más lejana, luego vendrían otros libreros, otras formas de trabajar y otros sueños. Y en junio empiezan otro proyecto con Beatriz Correas al frente de un equipo de 16 personas. Una librería, como una biblioteca, contiene una imagen del mundo y es uno de los mejores estímulos del placer, del conocimiento, del viaje y de la curiosidad.