Cualquiera que se considere un verdadero aficionado a los juegos de mesa tiene en su haber el Monopoly, una propuesta con la que niños -y no tan niños- descubren el amplio mundo del sector inmobiliario y la banca, dos ámbitos que poco tienen de juego en la realidad pero que pueden ser el plan perfecto para una tarde tediosa si se está alrededor de un tablero.

El popular juego de mesa se ha versionado con un sinfín de personajes y temáticas (Los Simpson, Harry Potter, Disney o Bob Esponja, entre otros) y renovado acorde a la nueva era tecnológica (existe una versión con una banca electrónica que funciona con tarjetas de crédito y tiene su propia versión para smartphones). Recientemente, ya se anunció la versión Monopoly España, para la cual la marca hizo un concurso en su página web, en la que los usuarios elegieron con sus votos las próximas poblaciones que aparecerán en el nuevo tablero, que llegará a las tiendas la próxima campaña navideña. El 17 de marzo, coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Monopoly, se anunció que Zaragoza por fin tendrá su casilla en el popular juego de mesa  y que la localidad zaragozana de Codos, que lideró el ranking durante un tiempo, se quedará sin su espacio.

Si el entrañable banquero de bigote blanco tiene su propia fecha conmemorativa, no es de extrañar que la marca siga pensando en propuestas y nuevos lanzamientos que mantengan el interés y la afición al popular juego de mesa. Monopoly Cheaters Edition es la última de ellas: una versión solo apta para los que disfrutan haciendo trampas. 

Según explica Jonathan Berkowitz, vicepresidente senior de Hasbro, en un comunicado de prensa de la marca "casi la mitad de los jugadores intentan engañar mientras juegan al Monopoly, así que para este 2018 (parece ser que llegará a las tiendas el próximo otoño) hemos decidido que era hora de darles a los fanáticos lo que anhelaban: un juego que les anima a hacer trampas".

Premiando al más tramposo

El objetivo del juego es el mismo de siempre: convertirse en un millonario del sector inmobiliario con la compraventa de propiedades, pero en esta versión los jugadores tendrán que saltarse casillas, no pagar el alquiler o robar dinero del banco cuando nadie se dé cuenta para obtener recompensas en forma de dinero o inmuebles. Y será por obligación, pues las ‘tarjetas trampa’ que forman parte del juego incluyen acciones de lo más ilegales, como robar o cambiar hoteles de sitio, mover las fichas de otros jugadores o cobrar alquileres falsos sin que el resto de jugadores se den cuenta.

Aunque pueda parecer algo sencillo para aquellos que dominan el arte del engaño, que las trampas sean obligatorias hace que todos lo jugadores estén más atentos de lo que ocurre en sobre el tablero. Y si se caza al tramposo, este recibe una penalización (con esposas incluidas).