Ábalos garantiza no tirar de "ninguna manta" pero deja expuesto a Cerdán con su defensa

El exministro dificulta al PSOE pasar página del desgarro por su desafío a Sánchez con una gira mediática en plena ofensiva del PP.

El exministro José Luis Ábalos, antes de la rueda de prensa que ha ofrecido este martes en el Congreso
El exministro José Luis Ábalos, antes de la rueda de prensa que ha ofrecido este martes en el Congreso
Efe

El Gobierno y el PSOE quieren echar tierra sobre el boquete abierto por José Luis Ábalos con su inédito pulso a Pedro Sánchez y su negativa a entregar el acta de diputado por el 'caso Koldo', pero ni el PP ni el propio exministro se lo pusieron fácil este miércoles. Al mismo tiempo que la oposición iniciaba en el Congreso una ofensiva sin cuartel sobre el escándalo de las supuestas comisiones cobradas durante la pandemia por su asistente Koldo García, el que fuera también número tres de los socialistas se embarcaba en una gira por platós televisivos y estudios radiofónicos para ahondar en su enfrentamiento con la dirección del que sigue siendo su partido y a la que acusó de "populismo justiciero".

Algunos en Moncloa y en Ferraz quisieron ver el vaso medio lleno y evidenciaron cierto alivio respecto al tono empleado por Ábalos en su 'tournée' mediática. Por un lado, porque garantizó lo que ya les había trasladado, según aseguran, la víspera: que desde el Grupo Mixto seguirá votando en bloque con el grupo socialista y que no tiene ninguna intención de poner en riesgo, por ejemplo, si es que finalmente vuelve al pleno, la ley de amnistía. Por otro, porque no dio señal de pretender poner en marcha el ventilador. "No voy a tirar de la manta porque no hay ninguna manta de la que tirar", llegó a decir.

El enfado y la incomprensión hacia su actitud siguen palpitando en el corazón del partido. Que haya sido nada más y nada menos que todo un ex secretario de Organización -una figura a la que en el PSOE se le concede enorme importancia- quien haya cuestionado la autoridad del secretario general ha supuesto un mazazo. "Hay unos códigos. Uno tiene que estar a las duras y a las maduras", apunta un dirigente territorial.

Sin embargo, después de oírlo en Onda Cero, Rac1 y TVE algunas voces en la dirección casi se mostraron comprensivos, fuera por no avivar el fuego o por convicción . "¿Miedo? Ninguno. Solo se está defendiendo", apunta un ministro. "Se está equivocando en legítima defensa" dice incluso un veterano miembro de la ejecutiva.

Aun así, las entrevistas de Ábalos mantienen el asunto vivo y no dejan de ser sal en la herida. El exdirigente socialista -ya caído en desgracia en julio de 2021, cuando Sánchez lo relevó de sus cargos orgánicos e institucionales con el argumento de que era necesario un refresco tras el desgaste de la pandemia- no solo dejó claro que tiene intención de batallar legalmente contra su suspensión de militancia y probable expulsión del partido sino que en su afán por reivindicar su honorabilidad, acabó poniendo en la línea de tiro a Santos Cerdán, su antiguo adjunto y actual número tres del PSOE; el enviado por Sánchez a intentar convencerlo de que se apartara para no dañar al Ejecutivo y el negociador con Carles Puigdemont.

"Santos está igual que yo"

El argumento empleado por la ejecutiva para reclamarle el escaño en los últimos días no fue el de que esté imputado o señalado en la querella de la fiscalía anticorrupción sino su responsabilidad política por haber confiado en Koldo García, a quien situó, pese a su nula formación, como consejero de Renfe Mercancías y vocal en el Consejo Rector de Puertos del Estado. Pero Ábalos se escudó en que cuando lo contrató por primera vez como chófer y escolta lo hizo porque venía recomendado por "los compañeros de Navarra", donde había ejercido como concejal. "Cuando quien te lo propone te ofrece todas las garantías - alegó- indagas menos".

La persona que le propuso a García en primera instancia fue justamente Cerdán, exsecretario de Organización del PSN. "Santos está igual que yo, estamos en la misma situación" dijo el exministro. Luego precisaría que se refería a que se siente "decepcionado, sorprendido y molesto" porque "era amigo de Koldo". Pero la comparación, en el marco de una elaborada argumentación sobre lo imposible que resulta "delimitar" dónde empieza y acaba un concepto tan "resbaladizo" como el de la responsabilidad política, sitúa a su sucesor orgánico, ya señalado por el PP, en una posición incómoda. Y eso que todo su empeño fue dejar claro que si hay a alguien a quien no culpa de la situación en la que se encuentra es a él. "Cerdán no ha actuado 'motu proprio'. Para él está siendo muy duro todo esto", dijo.

Ábalos asegura que ha recibido muchas muestras de cariño y mensajes para que siga adelante. Pero lo cierto es que es difícil encontrar en el PSOE quien estos días lo aplauda. Muchos están convencidos de que, pese al alegato cargado de épica que protagonizó este martes, su empeño en seguir siendo diputado solo obedece a un intento de retrasar una imputación que la Audiencia Nacional se reserva para poder seguir investigando y no tener que pasar los bártulos al Tribunal Supremo, el único que puede dirimir una causa contra un aforado.

Todo en su comparecencia, sonó parecido a la intervención de Sánchez en 2016 cuando, tras ser destituido como secretario general, anunció su renuncia al escaño para no abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy. Pero a estas alturas resulta inimaginable que Ábalos pueda regresar por la puerta grande al PSOE como hizo el hoy presidente del Gobierno, por más que eventualmente logre frenar su expulsión del partido, según pretende.

El exministro remarcó que los estatutos de la formación sólo contemplan que se pueda exigir la renuncia al cargo a alguien inmerso en un proceso penal al que se le haya abierto juicio oral. "No puedes hacer un acuerdo pidiéndome algo que contraviene la norma". Aun así, en la resolución en la que se le comunicó la apertura de expediente disciplinario se recogen más faltas graves que la de actuar contra un acuerdo de la dirección. Entre ellas, el "abandono del cargo público" para el que se hubiera sido designado (fue él quien anunció el martes su marcha al Grupo Mixto antes de que lo echaran") y "menoscabar la imagen de los cargos públicos o de las instituciones socialistas".

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