La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha dejado este miércoles la puerta abierta a atender la petición de Cataluña de captar más agua del Ebro para regar miles de hectáreas de viñedos y olivos en el Priorato (Tarragona). "No es descartable que en situaciones de emergencia haya que tomar medidas extraordinarias de emergencia", ha dicho. La responsable última de la gestión hídrica del país ha advertido, no obstante, que el Gobierno central será "extremadamente cuidadoso" con los caudales y prometió "transparencia" a la hora de resolver cualquier "discrepancia" territorial.

En concreto, Cataluña reclama el permiso necesario para ejecutar tres nuevas conexiones de agua desde el Ebro cuyo coste ascendería a 60 millones de euros con el objetivo de estar operativas entre 2026 y 2027. La actuación de mayor calado supondría el tendido de sendas conducciones desde el municipio de García, en la ribera de Ebro, a los embalses de Ciurana y Guiamets, que conllevaría un tendido de tuberías de más de 31 kilómetros y la necesidad de un bombeo. La otra conectaría el embalse de Margalef con la red de regadío del canal Garrigues-Sur.

La propuesta, expuesta por el consejero catalán de Acción Climática, David Mascort, en una reunión con alcaldes y regantes, ha generado un rechazo frontal desde Aragón, y de momento no cuenta con el visto bueno de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que esta semana descartaba cualquier actuación que no estuviera incluida en el actual Plan Hidrológico, vigente hasta 2027.

La ministra, sin embargo, no se ha mostrado este miércoles tan tajante. En un acto en Murcia para sellar un acuerdo sobre el Mar Menor, Ribera ha alertado del "impacto que tiene el cambio climático en la disponibilidad de agua", por lo que calificó de "capital" su gestión en los próximos años.

En este sentido, ha remarcado que el Gobierno central "va a estar siempre disponible para ayudar a cualquier comunidad autónoma o local". Ha apostado por "anticipar las decisiones" y por "incrementar la eficiencia" mediante la digitalización del ciclo del agua, la desalación o la reutilización de recursos. Pero ha reconocido que "no es descartable que en situaciones de emergencia haya que tomar medidas extraordinarias de emergencia".

No obstante, Ribera ha matizado que la "convicción" del Ejecutivo central es la de "ser cuidadosos para garantizar que no solamente haya agua hoy, sino que haya agua mañana y pasado mañana". Para ello, ha subrayado la necesidad de respetar la legislación europea tras las "sentencias que condenaron" a España "por los planes hidrológicos anteriores", pero siempre "garantizando plenamente la necesidad o la cobertura de las necesidades de agua en todo el territorio".

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Disputas territoriales

No es la primera vez que Aragón debe hacer frente a amenazas externas por la gestión de la cuenca del Ebro. En esta ocasión, como en las anteriores, los partidos políticos han rechazado de plano cualquier extracción de aguas que afecte a la calidad ambiental del río o que suponga un agravio respecto a las necesidades de regadío sin atender en la Comunidad. Sin ir más lejos, unas 50.000 hectáreas de secanos siguen esperando el agua para su transformación, entre ellas amplias zonas áridas de la Litera Alta y Monegros, que sí están incluidas en el Plan Hidrológico vigente.

A la vista de un nuevo conflicto autonómico, la ministra Ribera ha reiterado que el Gobierno "debe ser extraordinariamente cuidadoso" ante "disputas políticas o territoriales en torno al agua". Ha reconocido que el enfoque del Ministerio "no necesariamente coincide" con el de las autonomías, pero prometió que tratará de resolver las "discrepancias con la mayor transparencia y la mayor garantía para todos los usuarios".