La investidura fallida de Feijóo da paso a la incertidumbre entre Sánchez o elecciones

El presidente del PP reta al jefe del Ejecutivo en funciones a someter la amnistía al veredicto de las urnas.

El líder del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, durante la segunda votación de la investidura del líder del Partido Popular, en el Congreso de los Diputados.
El líder del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, durante la segunda votación de la investidura del líder del Partido Popular, en el Congreso de los Diputados.
 EP

Alberto Núñez Feijoó no será presidente del Gobierno esta legislatura. Hacía muchas semanas que no había ninguna duda, pero el Congreso lo certificó este viernes de manera definitiva en la segunda y última votación del debate de investidura celebrado esta semana. La decisión de la Cámara abre ahora, hasta el 27 de noviembre, un tiempo en el que se dirimirá si Pedro Sánchez revalida el cargo, como es su propósito pese a las dificultades de articular una mayoría en la que el partido de Carles Puigdemont desempeña un papel clave o si España vuelve a ir a elecciones el 14 de enero.

La última jornada del pleno en el Congreso vino precedida del acuerdo alcanzado la víspera por Junts y ERC, en el Parlamento de Cataluña, para supeditar su apoyo a Sánchez a que adquiera un compromiso a fin de "hacer efectivas las condiciones para la celebración del referéndum". Un acuerdo al que el PSOE y el PSC se vieron impelidos a contestar el mismo jueves por la noche con un inusual comunicado para subrayar, aun con palabras un tanto ambiguas, que no aceptarán propuestas que profundicen en la "ruptura y la discordia".

Este mismo viernes, la Cámara autonómica ratificó el pacto soberanista. Pero los socialistas no ven en ese episodio razones para tirar la toalla ni para dar por truncadas sus posibilidades de gobernar. La percepción en el núcleo duro del Ejecutivo en funciones es que el órdago lanzado por los dos principales fuerzas independentistas de Cataluña no es tan severo como parece. "Fuegos de artificio", dicen. En todo caso, fuentes cercanas a Sánchez insisten en que si el apoyo al Gobierno "progresista" se condiciona a la celebración de una consulta sobre la autodeterminación, no habrá, como ayer dijo públicamente el líder del PSC, Salvador Illa, nada que hacer. "Si van por ahí, no habrá acuerdo", sentencian.

Nunca, en todo el tiempo transcurrido desde el 23 de julio, los socialistas habían verbalizado, más allá de en conversaciones privadas, la posibilidad de volver a celebrar otros comicios. Sánchez la descartó de manera tajante hace poco más de una semana en una charla informal con periodistas en Nueva York. Y hace dos días, volvió a vaticinar, en unas jornadas de los socialdemócratas europeos en Madrid, que habría Gobierno "muy pronto".

"Podemos dar lo que no queremos, pero no podemos dar lo que no podemos", resumía en el Congreso un miembro de la ejecutiva del partido. La frase vuelve a apuntalar la evidencia de que, aunque Sánchez cierra la puerta a un referéndum, está dispuesto a rebasar los límites que hasta hace dos meses consideraba infranqueables y negociar una amnistía para los encausados del 'procés'. Un cambio de criterio forzado por la necesidad de sumar a Junts al grupo de fuerzas que ya en la legislatura pasada le dieron apoyo y sobre el que Feijóo hizo pivotar todo su discurso de investidura.

El líder del PP se siente ganador moral de un debate que perdió numéricamente, pero que, dicen los suyos, le ha reforzado hacia dentro y hacia afuera. Este viernes presumió de haberse mantenido fiel a su palabra, a sus votantes y al conjunto de los ciudadanos. "Ahora, toca conocer si usted -le espetó a Sánchez- quiere ser presidente a costa de la igualdad y la dignidad de los españoles".

Ronda de Felipe VI, el lunes

En su última intervención, el presidente del PP retó en vano al jefe del Ejecutivo a subir a la tribuna para explicar cuál es su posición y a aclarar si ERC miente cuando dice que ya hay acuerdo político para la amnistía y que lo único que falta es resolver cuestiones "técnicas". "Ustedes no pidieron el consentimiento para esto. Al contrario, se comprometieron a no hacerlo", censuró. "Si quieren hacerlo, lógrenlo en las urnas, con transparencia y claridad. Lógrenlo -insistió- dejando a los españoles que decidan".

Sánchez no tomó en ningún momento la palabra y tampoco el belicoso diputado Óscar Puente, que volvió a hablar en nombre del PSOE, hizo referencia alguna al asunto. Se limitó a acusar al dirigente popular de haber hecho perder el tiempo a los españoles e incluso de haber "utilizado a la máxima institución del Estado, la Corona", para evitar que en su partido le movieran la silla.

Las representantes de Junts y ERC, Míriam Nogueras y la exconsejera catalana Teresa Jordà, que sustituyó al más dialogante Gabriel Rufián, sí se pronunciaron, en cambio, sobre la controversia de fondo. La primera, para reprochar a los socialistas su posición sobre la consulta y lanzar una advertencia: "En Junts no hemos aguantado nuestra posición tanto tiempo para acabar haciendo lo mismo". La segunda, para insistir en que "es el momento de fijar definitivamente las condiciones para que Cataluña pueda votar".

Después de que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, comunicara al Rey, finalizado el pleno, los resultados de la votación, éste abrirá el lunes y el martes una ronda de consultas a la que no asistirán, como ocurrió en agosto, ni Junts ni ERC ni Bildu ni el BNG. Tras ella, lo previsible es que proponga la investidura de Sánchez. Lo que seguramente no se conocerá tan rápido, según fuentes socialistas, es la fecha, supeditada a que efectivamente pueda alcanzarse un acuerdo, como en 2019.

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