Sánchez hace del 28-M una cruzada personal muy medida

El presidente del Gobierno, que este viernes se reúne con Biden, coloca todos los recursos de la Moncloa al servicio de una operación con impacto en las generales.

Pedro Sánchez interviene durante un acto de partido en Castellón, este martes.
Pedro Sánchez interviene durante un acto de partido en Castellón, este martes.
EP

"Hace unos años podíamos llegar a dos semanas de unas elecciones autonómicas y municipales con dudas sobre dos comunidades autónomas y tres o cuatro ciudades; a este 28 de mayo llegamos con muchos más escenarios abiertos", admite un socialista con muchos trienios de experiencia.

El PSOE afronta la campaña electoral con la asunción de que nada está escrito y de que, pese a sus buenas sensaciones, todo cabe: puerta grande -entendiendo como tal conservar la presidencia de las nueve comunidades autónomas y de los ayuntamientos que conquistaron en 2019, cuando estaban "en la cresta de la ola"- o enfermería.

Los números están tan ajustados en buena parte de los territorios -y entre ellos, en la Comunidad Valenciana, la plaza más ambicionada por el PP- que variaciones mínimas pueden inclinar la balanza hacia un bloque u otro. Con el agravante de que el resultado dependerá en buena medida, más que de su propia actuación, de lo que aguanten sus aliados potenciales o actuales; especialmente, Podemos. "La clave estará en la participación en la izquierda y según las encuestas ahí todavía tenemos margen", remarcan en el PSOE.

Es una máxima muy repetida en el partido, proceso electoral tras proceso electoral que mientras la derecha es capaz de mantener tensionado a su electorado incluso cuando la cita con las urnas no se presenta cercana, el socialista se comporta con un "motor diésel".

Por eso y porque cada vez se decide el voto más tarde (el 30% lo hace en los últimos días antes de las elecciones, cuando hace unos años esa cifra rondaba el 10%), Pedro Sánchez lleva semanas tratando de llenar el depósito con anuncios y medidas en materias como vivienda, educación o, ahora, la sequía. Y recorriendo España a un ritmo de en torno a cuatro actos de partido semanales, que en su gabinete camuflan entre visitas institucionales para evitar críticas.

La implicación tanto del presidente como de sus ministros ha sido y seguirá siendo máxima. Solo anoche: los titulares de Hacienda y Cultura, María Jesús Montero, y Miquel Iceta, en Barcelona, una de las pocas ciudades que los socialistas aún aspiran a conquistar, con Jaume Collboni; la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en otro municipio anhelado, Valencia, junto a Ximo Puig y la candidata a la Alcaldía, Sandra Gómez; la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, en Madrid para reforzar a Juan Lobato en la Comunidad y Reyes Maroto en el Ayuntamiento; o la ministra de Educación, Pilar Alegría, en Zaragoza.

A pesar de que los ciudadanos distinguen entre unos comicios y otros -en 2019, el porcentaje de voto al PSOE en Castilla-La Mancha fue de un 44% en las autonómicas frente a un 28% las generales; en la Comunidad Valenciana de un 23,8% frente a un 27,6%, pero Puig atrajo más voto proveniente del PP que Sánchez- del 28-M se hará una lectura nacional que impactará sobre las legislativas de diciembre. En la Moncloa lo tienen claro y están diseñando esta campaña al milímetro, con toda la ventaja que estar en la Administración ofrece. En lo macro y en lo micro.

Voto a voto, con cirugía

Que la virtual pegada de carteles pillara a Sánchez en Washington, entregando a la expresidenta del Congreso de Estados Unidos, la veterana demócrata Nancy Pelosi, la Gran Cruz de la orden de Isabel la Católica, es algo que el presidente del Gobierno tiene que agradecer a la oportuna invitación de Joe Biden a la Casa Blanca este viernes. Pero los socialistas están decididos a sacar tantos réditos de este viaje como de los actos de barrio o los 'paseíllos' de sus ministros por pueblos y ciudades.

En Ferraz explican que están haciendo buen uso de las nuevas tecnologías que permiten hacer intervenciones casi quirúrgicas en función de sus necesidades no ya solo a través de la publicidad 'online' segmentada, también sobre el terreno. Ahora es fácil detectar en qué zonas clave (núcleos urbanos, mesas electorales e incluso calles...) se perdió un 10% de voto en los últimos comicios y cruzar ese dato con otros, como el número de mujeres, jóvenes, inmigrantes...

Ante lo incierto y estrecho de los resultados, interesa sumar tacita a tacita e ir adaptando el mensaje y los recorridos a las circunstancias. Nunca antes se había llegado al inicio de la campaña con la agenda del líder del partido tan abierta a cambios en la ubicación de los mítines.

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