elecciones

Una campaña abierta a cara de perro

Los partidos inauguran el largo ciclo electoral con todos jugándose su ser este 28-M y la sequía, Bildu y el CIS copando el escenario.

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.
Agencias

Los partidos proponen y la realidad de la campañas dispone. Las fuerzas políticas se sumergen de lleno en la carrera, ya oficial, hacia el 28-M enredados en un episodio previsto -la macroencuesta del CIS con el pronóstico de voto general, el de las comunidades que van a las urnas este 28-M y el de las capitales- y en otros dos sobrevenidos: la polvareda, que retrotrae a los tiempos oscuros del terrorismo, levantada por la inclusión por EH Bildu de 44 condenados por su vinculación con ETA en las listas para estos comicios; y la lluvia de 780 millones con que el Consejo de Ministros, reunido este jueves con carácter extraordinario a apena unas horas de que la campaña echara a volar, regará el campo español cuya sequía amenaza las cosechas con un nuevo encarecimiento de los precios.

Este plan de reacción, en el que socios y rivales ven una nueva variante del "electoralismo" que está marcando las últimas actuaciones desde el Gobierno del presidente Sánchez, ha venido a reflejar la batalla sin cuartel y a varias bandas con que los partidos afrontan un 28-M que es la lanzadera de las generales de final de año.

Un 28-M en el que se juegan su peso territorial y en buena medida su ser o no ser en las expectativas hacia la Moncloa. Es lo que explica la extrema polarización entre Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, uno tirando de las opciones que le ofrece el BOE y el otro explotando, ahora por la vía que le ha abierto Bildu al trufar sus planchas de sentenciados por terrorismo, la incomodidad en el electorado por las alianzas con los independentistas del presidente. Los populares impugnan los sucesivos anuncios de Sánchez -lo han hecho con el plan contra la sequía y también cuando el líder del PSOE les emula, con el argumento de que llega tarde y mal-, pero lo llamativo es cómo viene haciéndolo, por otros motivos, Unidas Podemos.

Los morados reprueban, por poco ambiciosas a sus ojos, las medidas para ayudar a los agricultores y responder a la crisis climática. El de este jueves fue el segundo Consejo de Ministros sin consenso de la semana y uno más en exhibir que los socios se encuentran en el trance menos armónico de la legislatura.

Las reacciones al plan contra la sequía no fue lo único que ha dado motivos en estas horas al Gobierno para un mohín de disgusto: el Congreso reprobó con los votos de la derecha, pero también de un aliado esencial como ERC, a la ministra de Transportes, Raquel Sánchez. Los republicanos marcan distancias ante la competida liza en Cataluña, mientras el presidente activa a los suyos a golpe de anuncio y de lucimiento internacional -hoy, en la Casa Blanca- aun a riesgo de que el duelo con el PP en el terreno socioeconómico estreche los márgenes de Podemos.

El CIS augura un puzle complejo. Pero que sigue siendo, entre todos los sondeos, el más benéfico para el PSOE.

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