Los barones del PSOE se despegan de Sánchez para explorar discursos propios

La dirección del partido ve desinflarse en tres semanas los efectos de la foto de la unidad en Zaragoza. 

Javier Lambán charla con Pedro Sánchez durante el Consejo Político Federal del PSOE.
Javier Lambán charla con Pedro Sánchez durante el Consejo Político Federal del PSOE.
José Miguel Marco

Apenas han pasado tres semanas desde que Pedro Sánchez reunió en Zaragoza a todo el poder territorial del PSOE, que no es poco teniendo en cuenta que los socialistas fueron los claros ganadores de las autonómicas y municipales de 2019. Su objetivo era exhibir músculo y ofrecer una imagen de unidad que ayudara a revertir la sensación de fin de ciclo que domina la escena tras las andaluzas de junio, pero el efecto balsámico de ese encuentro ha resultado ser mucho más efímero de lo que la dirección del partido podía haber imaginado. A menos de ocho meses de las autonómicas y municipales, muchos presidentes autonómicos se afanan en acentuar su propio perfil incluso a costa del choque el Gobierno.

El primero en romper filas, solo dos días bespués de la cita en la capital aragonesa, fue Emiliano García-Page con una entrevista en 'El Mundo' en la que afirmó que el PSOE sufrirá un castigo en las urnas si los electores entienden que Unidas Podemos, Esquerra y Bildu son sus aliados preferentes y en la que censuró la idea de Sánchez de cargar contra el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, por su supuesta «insolvencia». Pero aquel desmarque fue solo la punta del iceberg.

El presidente de Castilla-La Mancha no ha dejado de seguir subrayando sus diferencias con el jefe del Ejecutivo. En su entorno aseguran que la estrategia le está sirviendo para blindarse frente a los vaivenes de la política nacional, algo que en su caso es clave porque Castilla-La Mancha es una comunidad conservadora , en la que el PSOE está obligado a alcanzar la mayoría absoluta si no quiere ser desbancado por una alianza del PP y Vox. "La diferenciación ha quedado muy clara; es llamativo hasta qué punto se percibe en las encuestas", apunta un miembro de la dirección regional con cierto alivio.

Los socialistas valencianos también defienden a capa y espada su decisión de deflactar un 10% el IRPF para las rentas inferiores a 60.000 euros pese al monumental enfado de Sánchez y de la vicesecretaria general y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que hasta el último minuto trató de frenar al Gobierno de Ximo Puig con el argumento de que la medida rompía el discurso del Ejecutivo y alimentaba la estrategia del PP.

"Aquí hay muchos autónomos, muchos empresarios medianos y un cierto individualismo; si no lo quieren entender...", se lamentan fuentes cercanas al presidente valenciano. En el PSPV recuerdan además que en las autonómicas de 2019 el conjunto de la izquierda ganó en la Comunidad Valenciana gracias a que ellos absorbieron el voto de electores que en generales apostaron por PP o Cs. "Nos debemos a esta tierra", insisten.

Nuevo marco

Montero tampoco ha podido evitar que otros territorios se sumen, de una u otra manera, a la carrera de rebajas impositivas iniciada por el PP y eso incluye a dirigentes cercanos a Sánchez como la balear Francina Armengol. La propia ministra acabó reajustando el marco discursivo con una reforma fiscal trabajada casi 'ad hoc' y a machamartillo entre la última semana de septiembre y la primera de octubre que incluyó una bajada "quirúrgica" del IRPF para rentas entre los 18.000 y los 21.000 euros y un impuesto a las grandes fortunas que, en la práctica, armoniza el impuesto de Patrimonio, cedido a las autonomías y suprimido o reducido por varias comunidades del PP.

Pero su respuesta tampoco ha cosechado unanimidad. Contra ella se manifestó abiertamente el viernes el presidente aragonés,  Javier Lambán. Tras un encuentro en Sevilla con el popular Juanma Moreno, que ha visto neutralizada su bonificación al 100% de un tributo sobre el que tenía competencias. Lambán defendió que si se armonizan impuestos cedidos debería ser por acuerdo de las comunidades y no por imposición del Ejecutivo central. Un suma y sigue en la trayectoria de un barón que tambíen recela de la mano tendida del PSC a Esquerra en Cataluña o de los criterios aprobados la pasada semana por el Consejo de Ministros para determinar la sede de la futura Agencia Espacial.

En la dirección del PSOE reconocen que la carrera de voces discordantes desbarata el plan diseñado y lamentan que se pueda estar transmitiendo una imagen de "nerviosismo" que cale en toda la formación. Su tesis es que la marca del partido resiste pese a las dificultades del momento económico pero apuntan que el principal reto es movilizar a los suyos y vencer el desánimo.

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