Casado a sus barones: "Me he podido equivocar, pero no he hecho nada malo"

El líder del PP logró imponer sus tiempos y mantenerse en el cargo un mes más tras una cumbre agónica de casi cinco horas.

Pablo Casado, leader of Popular Party (PP) is applauded during a session at the Parliament, in Madrid, Spain, Februray 23, 2022. REUTERS/Juan Medina SPAIN-POLITICS/OPPOSITION
Pablo Casado en el Congreso este miércoles
JUAN MEDINA

"Yo no he hecho nada malo", repetía Pablo Casado a quienes en los últimos días desde las filas populares le pedían que por el bien del partido diera un paso al lado. Quienes le conocen aseguran que el presidente del PP está entero aunque abatido por lo que está sucediendo. Reconoce que se ha podido equivocar en su liderazgo pero defiende que siempre ha actuado de buena fe. "Me he podido equivocar, pero no he hecho nada malo", reiteró este miércoles por la noche ante los líderes autonómicos del partido en una cumbre agónica.

Pasaban unos minutos de la una de la madrugada cuando en la calle Génova se afinaba la redacción de un comunicado que facilitaba la salida digna que Casado tanto anhelaba, y que finalmente logró imponer a sus barones. Tras más de cuatro horas y media de reunión, dos largas y agrias rondas de intervenciones y mucha tensión en el ambiente, el todavía presidente del PP esquivaba el "escarnio" de una dimisión y conseguía mantenerse en el cargo hasta el congreso extraordinario que entronizará, previsiblemente, a Alberto Núñez Feijóo el 2 y 3 de abril.

Casado se quedará en su despacho de la séptima planta un mes más, pero no tendrá ningún poder orgánico. La portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, será la coordinadora general del partido. Y el eurodiputado Esteban González Pons -muy cercano a Feijóo- será el presidente del comité organizador del congreso. A cambio, se comprometió a no postularse y a dejar las riendas en manos del dirigente gallego.

El temor a que Casado quisiera resistir al frente de la organización estaba en el aire después de que el ex secretario general Teodoro García Egea afirmase al poco de dimitir que existía un 7,5 sobre 10 de probabilidades de que apareciera otra candidatura al congreso extraordinario, una declaración que puso en alerta a las principales baronías del PP. Pero el todavía líder de los populares dio su "palabra" de que nadie jugaría sucio y que desde su equipo no se alentarían candidaturas para rivalizar con su ya ungido sucesor.

Casado neutralizó así la presión de los líderes regionales, que no querían concederle más plazo para marcharse, convencidos de que el partido corría el riesgo de quedar herido de muerte. No hubo fisuras entre los barones. Casado debía abandonar la presidencia, y debía hacerlo ya. Incluso esa misma noche para no alargar más la agonía y así se lo hicieron saber. "Mejor hoy que mañana", defendió uno de los dirigentes presentes en la cita.

Minutos antes de las nueve de la noche comenzó la maratoniana reunión. Previamente el máximo dirigente del PP y el presidente de la Xunta habían estado algo más de una hora y media juntos para negociar la rendición política del primero y, al mismo tiempo, tratar de llegar con una posición de unidad ante sus compañeros. Los barones entraron uno a uno en la sala preparada en la segunda planta. Sus respectivos equipos se quedaron fuera, en un despacho aledaño, y los móviles a un lado para evitar posibles filtraciones -aún así las hubo-.

Como ya hizo en la reunión del lunes con el comité de dirección, Casado pidió a cada uno de los asistentes que dieran su opinión. Después hablaría él. El primero en disparar fue José Antonio Monago, el último Feijóo. El presidente del PP en Extremadura es uno de los grandes beneficiados en toda esta crisis. Tenía los días contados ante el próximo congreso regional en el que sería relevado. Monago planteó que el líder del PP debería dejar su cargo esa misma noche o como máximo en la reunión de la junta directiva nacional del martes tras el abrupto enfrentamiento con Isabel Díaz Ayuso, la gran ausente de la jornada por no ser presidenta autonómica del partido.

"Nos lo pide la gente"

El mismo guion se repitió prácticamente en cada una de las intervenciones. Hasta los más 'casadistas' como el presidente aragonés Jorge Azcón o el valenciano Carlos Mazón defendieron la necesidad de agilizar los plazos para abrir cuanto antes una nueva etapa en el PP. "Pablo es lo que nos pide la gente", le llegó a decir uno de los barones.

No fue una reunión fácil. Durante cuatro horas Casado tuvo que escuchar como la mayoría de sus dirigentes le pedían la dimisión casi a bocajarro y encumbraban, además, a Feijóo ante sus ojos. Pero no todo fueron dardos envenenados, también hubo agradecimientos y gestos de cariño. "Si lo estoy pasando mal yo ¡cómo no lo vas a estar pasando mal tú!", le dijo otro de los dirigentes.

Después de escuchar unas cuantas intervenciones duras, Casado tomó la palabra. Dio su versión en la guerra con la presidenta de la Comunidad de Madrid, se sumó a la 'vía Feijóo' y reclamó para sí y para su familia una salida honrosa. Irse como llegó. "Entró en un congreso y con unas primarias y por tanto le corresponde salir en un congreso", defendió el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.

Los barones entendieron que no hacía falta hacer más sangre y le concedieron la salida ordenada que Casado tanto ansiaba. Se irá como sus predecesores, con honores.

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