Una histórica ola de calor paraliza Europa

Temperaturas de más de 40 grados causan incendios, deterioran infraestructuras y obligan a suspender comunicaciones ferroviarias y aéreas.

La tercera ola de calor del verano afecta a toda Europa
La tercera ola de calor del verano afecta a toda Europa
AGENCIAS

Que buena parte de la península ibérica se asfixie con el termómetro por encima de los 40 grados puede parecer propio de cualquier verano. Incluso las imágenes de los incendios forestales de estos días en Zamora o Portugal no son tan anómalas, como tampoco lo es la trágica pérdida de vidas humanas que pueden acompañarlos.

Sí lo es, en cambio, que ese escenario se desplace a regiones europeas comúnmente calificables de 'fresquitas', lluviosas o incluso lugares de refugio para quienes huyen del calor para sus vacaciones estivales. Sea Galicia o País Vasco, en el caso español, o la Bretaña, en el francés, así como Londres, el oeste de Alemania, Bélgica y los Países Bajos.

La 'canicule' gala ha puesto en alerta hasta 64 municipios mayoritariamente en el conjunto de costa atlántica, en cada uno de los cuales se han registrado máximas históricas, según advertían el martes los servicios meteorológicos galos. Entre ellos, en la ciudad de Nantes, con 40,3 grados. En 73 de los 101 departamentos franceses rige el segundo nivel de alerta; en 15 de la costa atlántica se está ya al máximo nivel.

En Londres se superó este martes, por primera vez desde que se tienen estos registros, la marca de los 40 grados. En el aeropuerto de Heathrow, al oeste de la capital, se registraron 40,2 grados hacia las 13.00 locales, informó la agencia meteorológica británica Met Office. El precedente récord era de 38,7, registrados el 25 de julio de 2019 en Cambridge. "Los servicios de bomberos están bajo inmensa presión", advirtió el alcalde de la capital británica, Sadiq Khan, a través de su cuenta en Twitter.

Este récord de temperatura es «un verdadero recordatorio de que el clima ha cambiado y seguirá cambiando», señaló Stephen Belcher, jefe de ciencia y tecnología de la Met Office. "Estos extremos serán cada vez más extremos", advirtió, asegurando que la única manera de estabilizar el calentamiento es lograr rápidamente la neutralidad de carbono.

Incendios en Londres

Hay múltiples incendios en la capital, viviendas amenazadas y una movilización de centenares de miembros del cuerpo de bomberos, preparados para actuar ante lo que se declaró como "incidencia grave". A unos treinta kilómetros al este de Londres, un espectacular fuego arrasaba el martes por la tarde el pueblo de Wennington, donde un centenar de bomberos intentaba controlar las llamas, que ya habían engullido grandes extensiones de vegetación y varios edificios y casas.

La situación es de emergencia, en un país y una capital poco acostumbrados a estas condiciones climáticas. Mientras en los países del sur europeo se ha cortado puntualmente el tráfico ferroviario solo en aquellos tramos expuestos a incendios forestales, en el Reino Unido ha quedado interrumpido en parte del país. Por toda la costa este inglesa no circularon el martes los trenes, mientras las autoridades británicas pedían a la población cambiar sus planes de viaje.

No es una medida que se adopte "a la ligera", explicaban fuentes de la red ferroviaria a la cadena BBC. Los técnicos de la compañía deben revisar la capacidad de resistencia bajo estas temperaturas de su infraestructura ferroviaria. Muchas vías y raíles se deformaron.

No solo quedaron afectados los planes de los viajeros en tren, sino que también fueron suspendidos o desviados vuelos con destino o llegada al aeropuerto londinense de Luton, por daños en su pista de aterrizaje al derretirse su capa de asfalto. Algo que también ocurrió en muchas carreteras.

Desde Alemania, la Deutsche Bahn -la compañía de ferrocarriles- ofrecía a los viajeros la posibilidad de canjear sin coste adicionales su billete ante los pronósticos que apuntaban también en el gran país centroeuropeo a máximas récord. El pico de temperaturas se esperaba desde el martes hasta por lo menos este jueves, empezando por el oeste para seguir luego en dirección al este.

Entre las regiones más afectadas por la llegada de la 'hitzewelle' (ola de calor, en alemán) estaba Renania del Norte-Westfalia. Es decir, el populoso 'land' del oeste que hace exactamente un año sufrió, junto con el vecino de Renania Palatinado, unas devastadoras inundaciones que se llevaron por delante pueblos, puentes, carreteras y 185 vidas humanas. Entonces, la catástrofe climática se plasmó en la furia de ríos desbordados; ahora, en el pronóstico de superar la máxima nacional absoluta, los 41,2 grados registrados en julio de 2019, en la ciudad renana de Duisburgo.

A la situación de emergencia en estas zonas teóricamente 'fresquitas' -aunque cada vez lo sean menos- del centro o norte europeo se unen los incendios desatados en los países más proclives a los incendios forestales del sur europeo. En la Toscana italiana se procedió a evacuar a ciudadanos de varias poblaciones, mientras que en ciudades como Florencia y Perugia se vivían jornadas asfixiantes.

Olivos destruidos en Creta

Miles de olivos ardieron en la isla de Creta, en un contexto de 1.850 hectáreas de bosque ardiendo. Grecia, país que año a año sufre el acoso de las llamas, era una especie de oasis en este contexto, a temperaturas calificables de suaves para el verano heleno -30 grados-. Hacia final de semana se espera un ascenso, aunque no dramático, de las temperaturas en territorio, mientras que para el norte de Europa no se prevé un alivio hasta entrada la próxima semana.

"La olas de calor se están haciendo más comunes a causa del cambio climático", afirmaba desde Ginebra el secretario general de la Organización Meteorológica de la ONU, Petteri Taalas. Para este organismo, se ha producido un efecto "dopaje" en la atmósfera, al serle inyectada por más gases de efecto invernadero de los que puede asumir. Incluso si llega a frenarse el cambio climático, las olas de calor extremo serán habituales hasta al menos 2060, advertía Taalas.

Coincidiendo con la llegada de la 'hitzewelle' a Alemania, su ministra de Asuntos Exteriores, la verde Annalena Baerbock, advertía contra cualquier decisión que implique aparcar la lucha climática, por imperativo de las otras crisis como, por ejemplo, la energética, precipitada por la guerra de Ucrania.

La lucha contra el cambio climático "no se puede postergar", afirmó, en una intervención ante el llamado Diálogo de Petersberg, que acoge a representantes de cuarenta países y considero preparatorio para la Conferencia del Clima -COP27- que se celebrará en Egipto.

Un informe elaborado por encargo del ministro de Economía y el Clima, el asimismo verde Robert Habeck, estimaba que la crisis climática ha provocado en la primera potencia europea daños por 80.000 millones de euros, causados por inundaciones o por calor extremo.

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