Los productos con nombre ruso no se inmutan ante la guerra

La invasión de Rusia a Ucrania no ha desembocado en un boicot a productos rusos o con nombre ruso.

Una botella de vodka.
Una botella de vodka.
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Ruso es una palabra que acompaña a algunos de los platos que se comen a diario. La ensaladilla rusa o el filete ruso, por ejemplo. También tiene tradición rusa el vodka, una bebida alcohólica se produce –además de en Rusia- en Lituania, Ucrania o Polonia. ¿Se está debilitando el consumo de este tipo de productos a consecuencia de la guerra?

El restaurante Mesón Martín ya mostró hace unos días su apoyo a Ucrania con el cambio de nombre de su ensaladilla. En este establecimiento de La Bozada, que el año pasado cumplió 30 años, decidieron cambiar el nombre de su famosa ensaladilla rusa. Así, desde este domingo, "en nuestra carta encontrarás la Ensaladilla Kiev, en solidaridad por el pueblo ucraniano", anunciaron a través de las redes sociales.

El vodka, a pesar de su larga tradición rusa, casi no se produce en Rusia, como confirman algunos importadores de bebidas. En países como Estados Unidos o Canadá –de los más consumidores- se ha dejado de importar como consecuencia de la invasión. "En España se vende muy poco", valoran desde Bodegas El Pilar. "Apenas se consume, es uno de los destilados que menos gusta, no hay cultura", apoya Roberto Morales, de Más que gastronomía. En el caso de Morales, el vodka Beluga es el único que trae de Rusia y puede llegar a vender en torno a una docena de botellas de este producto. En cualquier caso, no han percibido un boicot contra este tipo de productos por parte de sus clientes. Tampoco se ha notado a pie de barra, en los locales de ocio nocturno. No obstante, Morales pone como ejemplo que el vodka Stolichnaya que ha cambiado su nombre a Stoli y ya no queda ninguna factoría de la empresa en territorio ruso, algo que ocurre desde 2021.

En cuanto a comidas se refiere, en Aragón también hay un dulce con apellido ruso. El Pastel Ruso es la creación "más conocida y demandada" de Ascaso, que elaboran desde 1974. Tras una investigación y viajes al sur de Francia, Vicente Ascaso decidió conseguir una receta original de este pastel. Otras fuentes cuentan que Eugenia de Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, también conocida como Eugenia de Montijo, viajó a la Exposición Universal de París de 1855 y asistió a un banquete en honor al zar de Rusia Alejandro II, donde se sirvió el postre, de ahí el nombre. El de Ascaso se caracteriza por no llevar conservantes ni harina –por lo que es apto para celíacos-, cuenta con la distinción de Calidad Alimentaria otorgada por el Gobierno de Aragón. La invasión rusa no se ha notado en sus ventas y solo han recibido algún mensaje a través de las redes sociales –en tono de broma- alabando al dulce oscense.

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