gastronomía

Los platos preparados, sanos y rápidos, que causan furor en Zaragoza

De Tarros es una tienda a granel que lleva cinco años abierta y su muestrario de comida fácil de elaborar no ha dejado de crecer.

Lidia Vicente y su hermano Josué, en la zona de recetas preparadas de De Tarros de Zaragoza.
Lidia Vicente y su hermano Josué, en la zona de recetas preparadas de De Tarros de Zaragoza.
A. Toquero

Preparar una receta para cubrir las necesidades nutricionales de una comida o una cena, de forma sana y saludable y en apenas diez o doce minutos, no es una tarea fácil. Recurrir a la comida preparada y precocinada, a los alimentos ultraprocesados, o a los productos y elaboraciones de cuarta y quinta gama son las soluciones más habituales, pero generalmente no las más respetuosas con la salud, ni con el medio ambiente o la sostenibilidad de nuestro entorno.

En la tienda a granel De Tarros, en la calle de Torrenueva de Zaragoza, llevan tiempo ensayando y poniendo en práctica la idea de que prisas y alimentación saludable pueden ser dos conceptos compatibles. Su catálogo de productos es muy amplio: arroces, frutos secos, especias, sopas, legumbres, verduras, hierbas aromáticas, azúcares, sales, semillas… “Básicamente vendemos alimentos en seco, que tienen un periodo de conservación largo”, comenta Lidia Vicente, que lleva la tienda junto a su hermano Josué.

Colorida presentación de recetas de arroces y fideuás.
Colorida presentación de recetas de arroces y fideuás.
A. Toquero

El deshidratado es el proceso que se utiliza para la mayor parte de sus elaboraciones (sopas, risottos, fideuás, lentejas, quinoa, cous cous…). Es una técnica muy antigua para conservar alimentos de forma saludable. Consiste en eliminar prácticamente la totalidad del agua que tienen sin alterar sus nutrientes, vitaminas y minerales, y concentrando todo su sabor. Para regenerar los productos y recuperar sus propiedades, tan solo hay que volver a rehidratarlos.

Desde que De Tarros abrió hace cinco años, el muestrario de platos preparados deshidratados, “sanos y saludables”, insiste Lidia, no ha dejado de crecer. “Desde el principio tenemos algún arroz y, sobre todo, los risottos y fideuás, que son los que más demanda la clientela”.

El cous cous es una de las últimas incorporaciones.
El cous cous es una de las últimas incorporaciones.
A. Toquero

Lidia utiliza la expresión 'fondo de despensa' para referirse a la rapidez y la comodidad de estas elaboraciones. “Hay que tener en cuenta que su periodo de caducidad es de más de un año y es el recurso perfecto para el día que llegas a casa, no tienes nada hecho, y en 15 minutos has resuelto el problema”, sugiere.

En la mayoría de los casos, las instrucciones para regenerar estas recetas son parecidas. Rehogar el producto en seco con un poco de aceite y cocerlo durante el tiempo marcado en la etiqueta. No hace falta más. En general, rinden bastante. Para arroces y fideuás, con 90 gramos por persona es suficiente, y en el caso de la quinoa, aproximadamente 70.

La sencillez de estos platos adquiere su grado máximo en el caso del cous cous marroquí y mediterráneo, que no necesita cocción y tan solo hay que rehidratarlo.

Quinoa tricolor de shiitake y avellana.
Quinoa tricolor de shiitake y avellana.
A. Toquero

Junto a los platos más clásicos y demandados, el muestrario no ha dejado de crecer en los últimos años con elaboraciones más especiadas. El arroz con lentejas y boletus es uno de los que tiene más demanda, pero, por ejemplo, han irrumpido con fuerza las lenteja roja con coco ecológico, el basmati de jengibre y cúrcuma, o la sémola de verduras. “No es necesario añadir más ingredientes”, explica Lidia, que detalla, por ejemplo, lo que lleva la receta de lenteja roja: cebolla, tomate, coco, comino, cúrcuma, hojas de curry, gramos de mostaza, sal de Guérande y pimienta.

Hay varios proveedores que les facilitan los platos preparados más conocidos, pero la propietaria de DeTarros confiesa, bromeando, que “moriría antes de dar el nombre de la empresa que nos abastece algunos”. Su precio oscila entre 1,5 y 2,5 euros los 100 gramos. Teniendo en cuenta que con algo menos de esta cantidad se cubren buena parte de las necesidades nutricionales de la comida, “creo que está bastante ajustado; al menos es la sensación que nos transmite la clientela”, concluye.

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